EL PASADO INFERNAL

2 0 0
                                    

*ADVERTENCIA CONTENIDO SENSIBLE*

la habitación blanca se convirtió en un gran bosque, Sebastian miraba a todos lados confundido en espera de una respuesta.

-adiós me tengo que ir- la voz de un infante llamo su atención volteando rápidamente al lugar donde provenía aquella voz, al mirar no lo podía creer, era el mismo, pero mas pequeño como de unos 12 años.

su pequeña versión caminaba en dirección hacia el, pero como era de esperarse el menor paso como si nada a través de el y siguió su camino mientras tarareaba una dulce melodía, El pelinegro quedo impactado por unos segundos para después seguir a su pequeña versión.

El niño entro a una cabaña donde lo recibió una linda mujer de rasgos parecidos a los de el, tenían un hermoso cabello largo color negro, su piel era pálida y sus ojos resaltaban un hermoso color escarlata. -mi dulce niño ¿Dónde te metiste?- la mujer lo abrazo y tomo su mano para que tomara asiento, -estaba con mi amigo- la madre sonrió. -es aquel niño que parece un ángel- Sebastian asintió con un ligero sonrojo. -Recuerda mantener a ese niño lejos de aquí, no queremos que tu padre le haga daño ¿oh si?- el nene negó con su cabeza mostrando una expresión triste. -tu madre no dirá nada, te lo prometo- acaricio la mejilla del pelinegro mientras miraba con lagrimas en los ojos a Sebastian. -Me asegurare de que tu padre no le haga daño a el ni a ti-

Después pasaron 2 años y las cosas en el pueblo estaban empeorando, los niños desaparecían de sus hogares y nunca mas se les volvía a saber de ellos, todos en el pueblo creían que se trataba de brujas que usaban a sus hijos de sacrificio para entregar su alma al mismísimo diablo, Pero la verdad era aun mas devastadora y se trataba de un depredador.

el depredador vivía en la misma casa de la madre del pequeño Sebastian, se trataba de su propio padre por el cual le tenia miedo. Su padre era una blasfemia repulsiva, era un maldito asesino y abusador, ese monstruo era el responsable de que los niños desaparecieran y lo peor de todo era de que el no era visto como sospechoso, ya que todos lo veían como un héroe en el pueblo.

Sebastian aun recuerda a la ultima victima de su padre, era un niño de tan solo 10 años y era el hijo del panadero del pueblo. Aun recuerda como el niño le pedía a gritos que lo salvaran mientras este estaba siendo llevado al sótano y después de unas horas su padre salía cubierto de sangre llevando entre sus brazos el cuerpo sin vida de aquel niño, pudo ver esa desagradable sonrisa en el rostro de su padre y también un niño molido a golpes con su ropa desgarrada. Sebastian no pudo mirar mas aquella vez y salió corriendo del lugar en dirección al bosque.

Sin dejar de correr tropezó con algo y callo al piso. -¿estas bien?- el pelinegro miro con rapidez a la persona que le hablaba. -eres tu- Sebastian se paro con rapidez y abrazo al chico de aspecto angelical. -ya han pasado 2 años...creí que no te volvería a ver- El chico solamente sonrió -yo también te extrañe Sebastián, perdón si me fui por un tiempo- 

Ambos se sentaron en el piso recargados en un árbol, -estoy algo cansado ¿puedo acostarme en tus piernas Sebastián?- el pelinegro asintió mirando esos grandes ojos azules, el chico sonrió acomodándose en las piernas de Sebastian. El pelinegro llevo su mano a la cabellera dorada de su amigo. -¿Sebastian tu aun me amas?- el chico lo volteo a ver mientras Sebastian mostraba una ligera sonrisa sin dejar de acariciar aquella cabellera. -Si aun te amo, pero no podemos estar juntos...mi padre es alguien peligroso y no quiero que te haga daño- rápidamente el rubio se levanto y se sentó en las piernas del pelinegro para robarle un beso el cual fue correspondido. -Estoy muy agradecido por saber que aun me amas- El chico choco su frente con la del pelinegro. -Bueno ya me tengo que ir Sebastian, procurare verte muy pronto- el pelinegro lo abrazo para después dejarlo ir.

llegar a su casa le resultaba aterrador, ya que su padre estaría ahí bebiendo alcohol y tornando una conducta violenta hacia su madre.

Finalmente llego ahí, pero su padre no estaba y la mirada de su madre era algo preocupante, al parecer habían encontrado los cuerpos sin vida de aquellos niños a unos kilómetros de su hogar y varios campesinos se llevaron a su padre para que viera la situación. Sebastian en ese momento deseaba que su padre fuera castigado por lo que hizo, pero no fue así cuando vio a su padre afuera de la casa acompañado de los campesinos del pueblo mientras todos llevaban antorchas y tridentes. -cariño quédate aquí- dijo su madre mientras salía de la casa en busca de alguna explicación. El pequeño Sebastian no hizo caso y salió corriendo tras de ella, pero en un cerrar de ojos su madre estaba en el piso siendo golpeada por una multitud. -¿Como pudiste hacer eso? se supone que eres mi esposa...¿Cómo pudiste matar a aquellos niños?- esas palabras salieron de la boca de su padre quien miraba como la gente golpeaba a su madre.

ESTOY A SUS PIES PROFESORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora