Miedo

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Gustabo entro a la habitación del italiano, este al verlo se le quedó mirando sorprendido poniéndolo completamente nervioso, su corazón volvía a palpitar a mil y solo se le ocurrió hecharle la culpa al atún que comió hace un rato.

—Te teñiste el pelo -dijo Toni- te ves muy bien.

Un sonrojo invadió las mejillas de Gustabo y tocó su propio cabello, pensó que tintarse el pelo de naranja había sido la peor idea de su vida, sin embargo, escuchar aquello de Toni le había dado bastante seguridad. Se sentó a su lado tratando de ocultar su sonrisa.

—¿A qué debo tu visita?

—Aun que no lo creas, está vez no es por tu hermano.

—Menos mal, no recibía tantas quejas de él desde la secundaria -dijo impresionado-.

—Me informaron que empezaran con el proceso para que vuelvas a caminar.

Baja la cabeza asustado —¿Que pasará si no consigo la movilidad de mis piernas?

—No lo sé -le toma la mano en modo de apoyo- pero pase lo que pase estaré a tu lado.

Toni lo mira a los ojos dejando ver qué contenía sus ganas de derramar algunas lágrimas, pero el pelizanahoria se sentó en la camilla junto al contrario abrazándolo, quien correspondió con todas sus fuerzas, dejándole ver todo el miedo que sentía de quedar paralítico por siempre. Gustabo sólo atino a acariciarle el pelo para calmarlo, ahí fue justo cuando se rompió la estabilidad mental del ojicielo rompiendo en llanto.

Gustabo jamás pensó llegar a abrazar y consolar de ese modo a alguien que no fuera Horacio; y Toni jamás pensó llegar a romperse con alguien que no fuera con su hermano menor. Ambos estaban demostrando un lado muy débil, pero no les desagradaba mostrarlo con aquel con quién lo hacían, se sentían muy en paz.

—Gracias por apoyarme Gus, has estado a mi lado desde el principio y lo aprecio mucho.

Toni beso con ternura la mejilla del contrario poniéndolo como un tómate, no sabía cómo reaccionar a eso, por lo que el italiano sonrió al ver el estado de su amigo.

—S~saldre un momento, debo mandar un mensaje a Horacio

—Aqui espero, no puedo ir a ningún otro lado -sonrie con los ojitos cerrados tiernamente-.

García salió de la habitación y saco su celular de su bolsillo dispuesto a escribirle a H sobre lo que acababa de pasar, sin embargo, un señor mayor lo empujó y le tosio encima como si un pulmón fuera a escaparsele por la boca.

—¡Ah! ¡Paré! -el pelinaranja se cubrió con ambos brazos, cosa que no serviría de nada-.

Un enfermero se llevó al señor, una doctora tomo al chico del brazo y se lo llevó a rastras hasta una habitación, Gustabo se defendía diciendo que no era aún paciente del hospital, sin embargo, eso no detuvo a la mujer para sentarlo en una silla de la habitación aislada.

—Ese señor tenía una enfermedad, al toserte estuviste expuesto al virus, te haré una pruebas para asegurarme de que estás bien.

—Antes ¿Me permite mandar un mensaje a un amigo?

—Hazlo, pero que sea rápido, si te has contagiado debemos tomar medidas preventivas.

Mando un mensaje a Horacio lo más rápido que pudo informándole lo sucedido, para después comenzar con los estudios pertinentes. El de cresta llegó y pregunto por su otra mitad, solo le dijeron que seguían con los chequeos, así que para matar el tiempo fue a la habitación del italiano, quien parecía mirar sus piernas por encima de la sábana.

—¿Gustabo te lo dijo? -se sentó a su lado-.

—Si... me da miedo no poder caminar, se supone que tengo que ser fuerte, soy el hermano mayor, no puedo mostrar debilidad... y yo soy quien está en la camilla cuando debería estar junto a Carlo en federal, yo debería protejerlo, golpear junto a él a los gilipollas que se metan con él -aprieta las sábanas con sus manos- me da rabia todo esto.

Horacio bajo la mirada, Toni realmente estaba asustado porque debía imponer y ser alguien intocable frente a su hermano menor, Carlo sabía de sobra que el rubio estaba incapacitado, estaba débil, no estaba mostrando esa típica fachada de hermano mayor intocable y poderoso, todo lo contrario. Se puso a pensar en las veces que Gustabo se calló varios problemas que tenía, el hambre que ocultaba cuando vivían en las calles y a él le daba toda la comida. Se mordió el labio y revolvió su cabello impotente, Gustabo era un capullo.

—Toni, los hermanos mayores no son invencibles, son humanos ¿Realmente creés que Carlo te dejaría de querer solo porque podrías necesitar su ayuda para empujar tu silla de ruedas? Él te ama, siempre pregunta por tí, sin falta. Deja de pensar en él un momento y piensa en tí... sólo por una vez.

—No puedo, es mi hermanito.

—Entonces no pienses que no podrás caminar y protegerlo por ello, si no, piensa que podrás volver a caminar y estar a su lado para controlar que deje de ser tan imbécil con los demás reos.

Una risa escapa de sus labios —¿Tienes hermanos menores?

—No, soy el menor de dos, amo mucho a Gustabo, pero odio a mi hermana. Son como tú, solo les importa mi bienestar sin importar que tengan que hacer para conseguirlo -suspira- eso incluye tener que ocultarme cosas importantes -susurra- como el tema de mis padres.

—¿Que dijiste? No te entendí.

—No importa -sonrie- cosas mías. No tengas miedo de lo que se venga, si fallas, vuelve a intentarlo, pero recuerda que hay ocasiones en las que no se puede hacer nada, así es la vida.

—Lo tendré en cuenta ¿Dónde está Gustabo?

—Un viejo le tosió en la cara y le están haciendo pruebas para saber si se a contagiado.

—Ahora entiendo porque tardaba tanto el joputa, me dijo que saldría un momento para mandarte un mensaje.

—¿Enserio? Que raro, lo único que me mandó fue lo del viejo -revisa sus mensajes- ¿Sabes que quería decirme?

—No lo se, se puso nervioso después de que le bese la mejilla, igual y iba a decirte que algún alimento en supuesto mal estado le hizo daño -sonrie con una ceja alzada-.

Sonreí —Hay que tener cuidado con lo que uno se lleva a la boca.

//3RR0R// [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora