Caída

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Horacio se había ido y Gustabo se había quedado solo en la caravana, ya era bastante noche y planeaba dormir, sin embargo, alguien tocó a su puerta, tomo el arma y abrió la puerta apuntando al que estuviera enfrente, grande fue su sorpresa al ver a uno de los hombres de Maia esperando esa reacción del chico, así que guardo el arma.

—Otis ¿Que sucede?

—Tienes una nueva misión de infiltración -le entrega unos papeles- mañana sale tu vuelo hacia Bagdad.

—¿¡Que!? -toma los papeles sorprendido y dándole una hojeada rápida para después mirar a Otros quien ya se está a llendo- espera, no puedo irme ¿Por cuánto tiempo será?

—El necesario, por si lo preguntas, no, no fue idea de Maia, viene de más arriba, no puedes negarte.

—Mierda...

Otis se fue y Gustabo miro los papeles ¿Bagdad, Irak? Una queja escapó de sus labios y se sentó en las escaleras de la puerta leyendo el informe. Aparentemente debía irse al día siguiente para una infiltración y extracción, la duración de la misión era de dos a cinco años aproximadamente, lo cual le preocupaba aún más.

Le dijo a Horacio sobre su misión ya que no tendrían tiempo para despedirse, el tiempo que tenía de sobra lo utilizo para hacer una maleta, debía llevar lo necesario para los años que estaría en Irak.

Al día siguiente Gustabo ya estaba en un aeropuerto privado, en unos minutos sería su vuelo, fue sorprendido por un Horacio que salto a sus brazos abrazándolo con todas sus fuerzas, a lo que correspondió de la misma manera.

—No ibas a irte sin despedirte ¿O si? -hablo Horacio con lágrimas en los ojos-.

—Preferiría dejarte una carta diciendo que me voy de viaje antes que despedirme de tí frente a frente -trata de no llorar-.

—¿Podremos comunicarnos?

—No lo creó, no puedo meterte en esto, debo infiltrarme y si nos escribimos podrían descubrirlo todo.

—Voy a estrañarte.

—Regresare bb.

Gustabo le beso la frente y subió al avión que lo llevaría a su destino, Horacio solo veía como el avión desaparecía en el cielo volviéndose más diminuto al alejarse. Con la tristeza en su corazón fue a federal para ver a Carlo Gambino, al ser el director le permitieron verlo en el patio, el italiano se extraño de ver tan apagado al de cresta y no sabía si debía preguntar al respecto.

—Toni se lo dijo.

—¿Enserio? -Carlo sonríe- ¿Y que paso?

—Gustabo se asustó, hablé con él para tranquilizarlo... pero...

—¿Pero? -su sonrisa se borra para ponerse preocupado-.

—Gustabo tuvo que irse a una misión que durará años, ya se fue -baja la cabeza-.

—¿A dejado tirado a mi hermano?

—Se podría decir que si... órdenes de muy arriba.

—¿Cómo está Toni?

—Aún no se lo he dicho, se lo diré en un rato cuando vaya a visitarlo. Yo... no estoy muy seguro de poder ayudarlo con sus sesiones de rehabilitación, no cuento con el tiempo suficiente y no tengo la confianza de que alguien más del FBI lo custodie.

—Ojala pudiera ayudarlo, sin embargo, por más que alguien esté con él... tendrá el corazón roto, no sé si este dispuesto a seguir con las sesiones, puede llegar a ser muy terco si se lo propone.

—Algo se podrá hacer.

—Dime que se despidió de él.

—No, ni siquiera se iba a despedir de mí, tuve que buscarlo para verlo, estará bastante tiempo fuera.

Se quedó un rato con él para sentirse mejor, un par de horas transcurrieron y el francés ya se encontraba en el hospital, ya sabiéndose el camino de memoria fue a la habitación del chico, al abrir la puerta la vio mirando la televisión.

—Toni... hola -se sienta a su lado-.

—Supuse que él no vendría -baja la mirada- hace una hora termine con la sección de hoy de mi fisioterapia.

—Parece que vas muy bien con eso.

—¿Está todo en orden? No te ves muy bien -lo mira con cierta preocupación-.

—Nunca te ocultaria la verdad, eso lo sabes, así que... -suspira- enviaron a Gustabo a una misión en Irak.

—¿Que...? -aprieta los labios- no me lo dijo...

—Surgio de última hora, parece que no podía negarse, lo siento mucho.

—No importa -mira hacia la ventana- no eres tú el que debe disculparse... y tampoco él.

—Dijo que te hablo mal y quería disculparse.

—No debí haberle dicho nada ¿Sabes lo que se siente que te declares y te digan tonterías de que no es mutuo pero si lo es?

Sonríe melancólico —Se exactamente como se siente, así que te entiendo y comparto tú dolor -lo abraza- pero se aprende a lidiar con ello, estando cerca de él... y también lejos. Con el tiempo no duele tanto.

—No quiero lidiar con ese sentimiento, lo que quiero es arrancarlo, no sentir el dolor que conlleva, porque se que durará demaciado y no quiero pensar en él... porque no estará a mi lado como prometió.

Horacio suspiro cansado, no podía meterse demaciado con las decisiones del contrario, eran adultos, Toni debe saber si las decisiones que toma son buenas o malas, pero tampoco es que pudiera decirle mucho. Volkov a pesar de que lo rechazo estuvieron bastante juntos en el CNI y reforzaron una amistad, sin embargo, eso no lo podían hacer Gustabo y Toni, actualmente estaban a varios kilómetros de distancia... igual que su amado Volkov.

—Viktor en verdad te ama -solto Toni de pronto-.

—¿Que? -lo mira sorprendido-

—Cuando se infiltró en nuestra mafia, por más duro que quisiera aparentar verse, admitió que había alguien que ocupaba su corazón, tú.

Sonríe un poco —¿Que debería hacer?

—Pues... a menos que esté en una misión, deberías contactarte con él.

—No... no quiero ser el que siempre de él primer paso.

—Hay ocasiones en las que si tú no lo das, el tiempo se consumirá.

El de cresta miro el celular en sus manos, debatiéndose si debía realizar aquella llamada que tantas veces trato de hacer pero que siempre terminaba por arrepentirse, tomo todo el aire del mundo y salió de la habitación con una sonrisa dispuesto a llamar al amor de su vida.

//3RR0R// [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora