Revelación

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Pasaron varias semanas en las que Pogo ayudaba a Toni con sus ejercicios, sin perder oportunidad para decirle piropos y temas triviales, todo lo que hiciera falta para conocerse y hacer el rato más ameno, Horacio con la excusa de vigilarlos más de cerca se quedaba hablando con Carlo, y con hablar me refiero a comerse el morro.

—Entonces... eres como ese lado más infantil y salvaje de Gustabo -dijo Toni tratando de entender mientras se agarraba de los hombros del contrario tratando de mantenerse en pie-.

—Basicamente, no quita que Gustabo sea tan inmaduro como yo, pero si hay mucha diferencia en esa inmadurez que mostramos, puede que yo sobre exagere un poco, mientras que él es un poco más normal y calmado... dentro de los parámetros de la inmadurez, claro está.

—Si son muy distintos, pero a ambos los quiero por igual -le besa la mejilla-.

—¿P~por igual? -se muerde un poco el labio sonrojado- estoy a prueba ¿No?

—Sigues a prueba, aún así te quiero tanto como a él, mi tierno payaso.

—Que irónico, los hospitales para hacer sentir mejor a los pacientes suelen contratar a payasos o perros, significa que estoy haciendo un buen trabajo contigo.

—Eres más que un payaso, eres un buen amigo y enfermero.

—Ser doctor es mi sueño frustrado.

—Deberías estudiar medicina.

—No lo se, Gustabo sigue siendo un agente del FBI, se hace lo que él dice.

—Consideralo -lo abraza del cuello-.

—C~cuidado -lo toma fuerte de la cintura- pareces muy impaciente por volver a caminar.

—No es muy divertido estar sentado en una silla por mucho tiempo, a demás, me gustaría bailar contigo.

—Yo no se bailar... y Gustabo tampoco.

—Pero yo si, estaría encantado de enseñarles.

—No me restriegues tus privilegios de niño rico -se ríe desviando la mirada-.

—Pero te encanta cuando toco el violín.

—Me relaja, no tengo nada más que decir al respecto su señoría, soy inocente.

—Eres culpable de encantar mi corazón, eres lindo -posa la cabeza en su hombro aferrándose más a él- te amo -susurra levemente pero lo suficiente para ser escuchado-.

—¿L~lo dices enserio? -sonrie- y yo te amo más.

Esa noche se quedó a dormir junto al rubio, ya no podían separarse y eso a Horacio le agradaba mucho, nunca había visto a Pogo tan feliz y sabía que a Gustabo también le gustaría.

A la mañana siguiente despertó tallandose los ojos, vio el lugar en el que estaba y soltó una pequeña risa.

—¿Gustabo? -los ojos de Toni tenían un brillo especial- ¿Eres tú?

Asiente —Si -lo abraza- aquí estoy cari.

—Te extrañe, te amo tanto.

—Yo te amo x2 -se ríe- literalmente.

—Entonces... ¿No estás molesto con Pogo?

—No, he de admitir que fui muy duro con él, pero escuche todas sus pláticas y tuve bastante tiempo para pensar, él te ama tanto como yo y te a apoyado bastante con tus piernas, así que ya no tengo problemas con él, no más. Ahora ¿Que tal si nos quedamos acostados todo el día?

—Eres un vago, estuviste casi dos meses en el fondo de tú mente ¿Y ahora no quieres ni levantarte?

—No... -se cubre hasta la cabeza con la sábana-.

—Esta bien, solo por hoy -vuelve a cerrar lo ojos y sonríe al sentir como es abrazado por la espalda- los amo...

El tiempo pasó dónde fueron reforzando su noviazgo por ambas partes, todo estaba bien. Al cabo de un tiempo Horacio les permitió a los hermanos Gambino salir y quitarles los localizadores, por lo que las citas en exterior eran más recurrentes para ambas parejas. Con el paso del tiempo Toni lograba caminar con más normalidad y sin la necesidad de ayuda, se sentía muy feliz por ello al igual que Gustabo y Pogo, lo que no funcionó en tres años, juntos lo lograron en medio año.

—¿Entonces? -hablo Horacio de brazos cruzados y con una expresión sería-.

—Esta hecho -hablo Maia, su hermana- los Gambino están libres de cargos, sus cómplices están en buenas manos, los que no colaboraron están en perpetua y Heredia está a salvó en arresto domiciliario.

—No habrá problemas a futuro ¿Verdad?

—No -rueda los ojos- eso sí, si sus padres ponen un pie en la ciudad serán arrestados, en el peor o mejor de los casos los matarán en un chasquido.

—No hay problema -dijo Toni- nuestro padre es una rata, pero si pido que tengan cuidado con mi madre, por favor, ella no tiene culpa de nada.

—Lo tendré en cuenta Gambino, yo también tengo una madre inocente y se lo que sientes. Si eso es todo me voy, vámonos Ottis.

Maia y su asistente se fueron, Carlo y Horacio se fueron a otro lado dejándolos solos a ambos, se tomaron de las manos y caminaron tranquilamente hasta el pier, ahora tenían todo el tiempo del mundo, por lo que no tenían prisa, solo querían pasarlo bien juntos. Caminaron hasta sentarse en uno de los bancos viendo el atardecer.

—Toni... yo... lo siento mucho -habla Gustabo bajando la cabeza con arrepentimiento-.

—¿Eh? ¿Que sucede? -le acaricia el cabello-.

—Es mi culpa... -le salen un par de lágrimas-.

—¿De que hablas? No te entiendo, se un poco más claro -comenzaba a preocuparse-.

—Yo era quien debía hacer el bloqueo ese día -evita mirarlo a los ojos- hace casi cuatro años, es mi culpa que acabarás incapacitado.

—¿Q~que...? -los ojos de Toni se abrieron como platos de la impresión al recibir aquella notícia- ¿T~tu eres el que debía bloquear cuando fue el robo al banco? N~no bromees con algo así.

—No es broma, quise ocultartelo pero no puedo soportarlo más, yo... me quedé a tú lado porque sentía culpa de haber lastimado a una persona tan buena como tú, yo... lo lamento Toni.

Se levantó de la banca y se fue corriendo del lugar, Toni intento seguirlo, sin embargo, aún tenía algunos problemas para correr y una parte de él no quería ir tras de el pelinaranja, solo miro como se alejaba hasta perderlo de vista.

¿Que debía hacer?

//3RR0R// [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora