Paloma

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—Entiendo... bien... lo estaremos esperando -termina la llamada guardando su celular- Toni -camina hasta su hermano- Gustabo vendrá a verte.

El mayor volteo a verle sorprendido, su corazón comenzó a latir fuertemente y su cara se iluminó como el carmín, una sonrisa se formó en sus labios que parecía no querer borrarse.

—Se nota que aún estás loco por él.

—Cállate Carlos.

El nombrado sonrió y cargo al contrario sentandolo en la silla de ruedas para después guiarlo hasta la sala.

—Horacio no me dijo la hora a la que vendría tú amor, pero no debe tardar tanto.

—¿Quieres callarte? -cubre su cara con ambas manos-.

—Esta bien... los dejaré solos, me encerrare en mi habitación y tú puedes volver a declararte ¿Que es lo peor que podría pasar?

—Por la experiencia de Horacio... cómo 10 rechazos.

—Muy gracioso, pero eso no te pasará a tí ¿Quien no podría amarte?

Se escuchó como tocaban la puerta, así que Carlo camino hasta la puerta abriéndola, ya no volvió a verlo en todo ese rato. Solo escucho voces y pasos, su corazón palpitaba a gran velocidad y por fin Gustabo apareció en su visual, sin embargo, al verlo no sentía lo mismo que hace un momento al saber que vendría, pero ahora que lo tenía delante... nada ¿Que sucedía?

—G~gustabo...

—Toni -sonrie- te extrañe tanto -lo toma de la mejilla-.

Se sonroja levemente —Yo también te extrañe, demaciado, creó... -toma aire- Si eres Gustabo ¿No?

—¿Quien sería si no? Que pregunta tan rara.

—Talvez... Pogo.

Lo mira a los ojos —Que listo ¿Como lo supiste?

—No lo se, simplemente mi corazón no late por tí -lo mira dudoso-.

—Es una lastima, porque yo también tengo sentimientos, por tí, para ser más exactos.

—¿Porque habría de sentir algo por tí? Eres un peligro.

—¿Vas a escuchar los cuentos baratos de los demás o quieres escuchar mi versión?

—Quiero a Gustabo, lo espere por mucho tiempo, tú no serás un impedimento ¡Quiero al verdadero Gustabo!

—Calma cariño, te devolvere a tú gran amor, pero eso no quita que trataré de conquistarte.

—Intentalo, no conseguirás nada de mí.

—Ya lo veremos -le toca la pierna y una mueca de confusión se hace en su rostro- solo espera un momento.

Se alejo unos pasos de él y saco su celular escribiendo algo en la app de notas, volvió a guardarlo regresando con el italiano, sin embargo, está vez si se trataba de Gustabo, el corazón de Toni volvió a latir fuerte. Era muy extraño como es que podía diferenciar a ambos siendo que casi nadie se daba cuenta porque Pogo llega a hablar igual que Gustabo cuando le conviene, justo como antes lo intento, pero no imaginaba que el rubio mayonesa lo identificaria con tanta facilidad.

—Gustab...

—¡Por favor perdóname! -lo interrumpe rápidamente sorprendiendolo- fui muy grosero contigo la última vez que te ví y me fuí por mucho tiempo sin poder decirte nada, estoy arrepentido.

—No tienes porqué pedirme perdón, fui algo imprudente con mi intento de declaración.

—Pero mentí, si sentía algo y lo sigo sintiendo cuando estoy contigo, ahora mismo siento algo, trate de engañarme diciendo que me enfermaba por comida pocha pero... yo... te quiero, más de lo que me gustaría. Me gustas... ¿Te gustó?

Sonríe —Si y mucho.

Gustabo se agachó para abrazarlo, ambos estaban tranquilamente en su burbuja de amor, por otro lado, Carlo los observaba sigilosamente tras una de las paredes, por lo cual no desperdicio el tiempo y tomo varias fotos de aquel suceso, Toni se lo agradecería después, estaba 100% seguro. Después de aquello decidió por fin darles privacidad saliendo de la casa para fumar un poco.

—Te traje esto -dijo Gustabo sacando algo de su suéter, le entrega una pequeña cajita- espero que te guste.

—No debiste haberte molestado -toma la caja y la abre revisando el contenido- enserio no debiste...

Los ojos de Toni parecían brillar más que las estrellas en un cielo nocturno libre de contaminación, se trataba de algo muy básico como un collar de un corazón con una paloma dentro, era sencillo, sin embargo, lo sencillo del regalo es lo que lo enamoro de aquel objeto. No tardó ni dos segundos para ponerlo en su cuello y abrocharlo.

—Talvez mereces algo más lujoso, pero cuando ví ese collar y vi la paloma pensé en tí, quizás no es una paloma incrustada de diamantes y joyas pero...

—Me encanta, el dinero nunca a sido un problema para mí, no soy de lujos muy extravagantes -envuelve el collar en uno de sus puños- es perfecto, lo adoro y eso es lo que importa ¿No lo creés?

—Claro. Te queda muy lindo, aún que, cualquier cosa te hace ver bien.

Sonríe feliz para después cambiarla a una arrogante —Así que una paloma ¿Y eso porque?

Se sonroja y desvía la mirada — Se que tú eres creyente, yo no lo soy, pero lo respeto por completo. Noe envío una paloma para buscar tierra después del gran diluvio y volvió con un olivo, la paloma de la paz le dicen -frota sus manos entre si nervioso aún sin verlo- considero que tú eres como una paloma de la paz, talvez sea raro decirlo ya que eres un narcotraficante, pero va más halla. En 1949 fue usada luego de la segunda guerra mundial para carteles del Congreso Mundial Por La Paz... tú te sacrificaste para salvar a los tuyos el día que te dispararon, tienes la voz para calmar incluso hasta al ser más gilipollas del mundo, evitas muchas peleas incluso sin hablar por tú belleza. Eso me lleva al corazón... realmente siento algo por tí, pero no es el único significado que le puse, en la mitología griega la diosa Afrodita era enserio reconocida por las palomas a su al rededor, era diosa del amor erótico... no sé si tú tengas esos gustos -se sonroja aún más- pero también se le conocía por ser diosa de la belleza y sensualidad, y eso no se puede negar que lo tienes. Todo está c~conectado. Aún que... talvez actualmente no tienes esa l~libertad.

Tenía la mirada gacha, sus ojos picaban, no quería llorar frente al italiano, sentía que sus palabras ahora resultaban ser exageradas y estúpidas, solo debió darle el collar y quedarse callado, pero ahora se sentía humillado, quería desaparecer y recostarse en su cama para abrazar a su oso de peluche.

—Nadie había sido tan atento conmigo -Gustabo miro al contrario al escucharlo decir aquello- aprecio que pienses eso de mí y... la verdad es que puede parecer que soy un preso, pero contigo me siento en paz y con libertad -le sonríe con los ojos cristalinos-.

—Toni... -sonrie y lo abraza con fuerza- te amo.

//3RR0R// [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora