Fuerza

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Gustabo veía como un enfermero movía las piernas del Gambino hacia delante y hacia atrás estando sentado, sin embargo, alguien solicito la ayuda del enfermero.

—¿Podrias seguir por mí? -pregunto el enfermero estando unos pasos fuera de la habitación-.

—Claro -vio como el tipo se iba. Camino hasta Toni y se agachó tomándole las piernas y haciendo los mismos ejercicios de antes-.

—No estoy seguro que esto funcione -admitio Toni-.

—No seas pesimista, tardará lo que tenga que tardar. Serán meses en que serás puesto a prueba y no puedes darte por vencido. Le pedí ayuda a algunos doctores, enfermeros y especialistas para que me dijeran lo que se tenía que hacer, eso para que me encargue yo personalmente.

Sonríe —¿Y eso a que se debe Gus? Parece más importante para tí que para mí.

—Yo... -se sonroja y sigue con los ejercicios- en estos momentos es cuando más necesitas del apoyo de alguien, y no estoy seguro de que los doctores puedan dártelo.

—¿Y porque tú? -recarga su codo en el brazo de la silla y posa la cabeza en la palma de su mano- ¿Horacio te lo pidió? -lo miro con ojitos llenos de ilusión-.

—No, fue mi idea, quería... quería estar contigo -lo mira a los ojos-.

—Dime porque, Horacio está sorprendido porque jamás actuaste así por nadie más que él, no está celoso, si no, intrigado, y la verdad... yo también.

—No le creas, ni siquiera me conoces -se le escapa una risita nerviosa- solo es exagerado.

—Puede ser... pero no soy ciego, ni sordo, has venido muchas veces a visitarme, te he visto lo sufriente para saber que tú cara se tiñe de rojo justo cuando me miras, que muerdes tus uñas cuenta te sientas a mi lado por los nervios ¿Seguirás diciendo que tus síntomas son por comida pocha?

—Toni -aleja sus manos aún permaneciendo incado- deja de pensar en cosas que no suceden, mi cara se pone roja porque hace mucha calor fuera del hospital, llegó cansado, mis uñas siempre las he mordido, así que deja de pensar en cosas estúpidas.

Desvía la mirada a un lado con una disimulada mueca de tristeza —¿Enserio vas a hacerlo?

—¿Que cosa?

—¿Si sabes que tienes ese bicho en la cabeza por todo lo que te guardas? Por eso es que Pogo te manipula más que a nadie.

—¿Quien te hablo de...? ¡Horacio! -aprieta los dientes y se levanta- me voy, vuelvo luego -camina a la salida-.

—¿Que más da? No puedo ir a ningún lado.

Escucho decir al rubio, solo cerró la puerta tras de si, pronto siente como si un gran peso se posará en sus hombros, se siente sofocado pese a que los pasillos están vacíos. Muerde sus labios nervioso y camina a la salida sin importarle el caer por el mareo que sentía, lo único que atino a hacer fue sacar de su suéter un bote de pastillas llevándose una de ellas a la boca y tragándosela, lidiar con Pogo ahora no era una opción.

—Soy gilipollas -restriega su mano en toda la cara- debí decirle...

Más tarde llego a su "casa", entro y cerró rápidamente para después caminar en círculos mordiendo sus uñas, no sabía lo que estaba pasando, pero no se sentía bien, sentía sus ojos acuosos, sentía un gran sofoque, tomo bocanadas de aire a la ves que se quitaba el suéter, eso no evito que lágrimas escaparan de sus ojos y sintiera que sus vías respiratorias se taponaban; sujeto su cabello estirandolo y cerrando los ojos con fuerza.

Todo se veía como cuando Pogo tomaba el control: oscuro y solitario, dónde por más que gritase ni una sola alma lo escucharía en el fondo de ese mar infinito, solo le quedaba ahogarse en lo más profundo del lugar.

—¡Gustabo!

Horacio, esa luz que iluminaba siempre su oscuro camino estaba frente a él, tomándolo de las mejillas, se le veía sumamente preocupado, ni siquiera lo había escuchado hablar, estaba preocupado aparentemente.

—Aqui estoy Gustabo ¿Me ves? -pregunto con una sonrisa nerviosa, vio al contrario asentir levemente- hay que contar juntos ¿Si? Uno Dos Tres...

—Cua~atro... C~cinco... S~se... Se...

—Con calma ¿Si? -lo abraza- recuerda que estoy contigo, no voy a abandonarte.

Varios minutos pasaron y ambos estaban sentados con las piernas estiradas en la cama, el ojimar ahora solo comía un pan que le había entregado el de cresta, estaban en silencio, uno tranquilo, dónde solo se escuchaban los mordisqueos del mayor.

—No debiste verme así -hablo por fin Gustabo sin dejar de comer-.

—No podrías ocultarlo por siempre, ya no soy un niño sensible al que no le puedes decir nada, somos adultos... me preocupa tu salud ¿Ya te había pasado?

—Un par de veces por Pogo, pero me tomé mis pastillas, enserio.

—Entonces... ¿Es recurrente?

—No en realidad, hoy... realmente me estaba asfixiando -suspira- lo he arruinado.

—¿A qué te refieres?

—Fui grosero con él, Toni piensa que siento algo por él.

—Pero es verdad -sonrie un poco- ¿Cómo es que no puedes saberlo?

—El amor no fue hecho para mí, de todos modos... Toni es un criminal -lleva sus piernas hasta su pecho y oculta su rostro en estás- ¿Que puedo hacer yo?

—Redimirlo -le acaricia el pelo- que no es el primer caso de un policía y un criminal enomarados.

—Después de lo que le dije no sé si quiera algo, lo deje solo.

—Creó que él lo entenderá, Toni no es impulsivo como su hermano, se piensa las cosas más, si lo hablas puedes resolverlo fácilmente.

—Joder... -suspira- iré mañana, ahora mismo estoy hecho un desastre.

—De acuerdo. Para tú suerte no solo te traje pan -se levanta y camina hasta la bolsa que dejó en el sillón- tengo sopa instantánea, kebap, sandwiches, se que no traje nada real food, pero... ¿Que te apetece?

—Todo...

—¿Todo? -lo mira sorprendido- así será...

Horacio suspiro y comenzó a preparar la sopa, no sin antes darle uno de los sandwiches. El hecho de que Gustabo quisiera comer todo sin ninguna restricción le preocupaba, nadie mejor que él sabe que la ansiedad te da dos opciones: hambre o falta de apetito; era más notorio cuando se trataba de alguien que cuidaba mucho su figura y no come nada más que comida sana 0% procesada.

Detestaba que Gustabo le guardara esos secretos, pero lo ayudaría, no le recriminaria nada, eso solo haría que se guarde más las cosas, ahora mismo debía tomar el papel del hermano fuerte, no lo dejaría a su suerte porque ya no quiere verlo sufriendo.

//3RR0R// [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora