Por mucho que no lo parezca, Mikey había tenido una infinidad de encuentros con diferentes tipos de personas. Alfas, Betas e incluso Omegas, muy pocas veces llegando a dejar que alguien sea quien domine por sobre él.
Odiaba cuando, a la mañana siguiente, despertando con dolor de espalda o en el trasero, las personas supusieran que eran algo ahora. No pasaba seguido, pero no tenía la fortuna de decir que ocurría rara vez. Era ocasional y siempre era un dolor de cabeza.
Se conocieron en un bar, ¿realmente esperaban que le pidiera estar en una relación o aceptara involucrarse en una?
Sin embargo, ahora comprendía un poco el por qué ocurrían ese tipo de cosas.
La atracción que había sentido hacia el pelinegro desde el primer momento que lo vio en la fila fue sorprendente. Incluso la rabia cuando alguien se adelantó, los celos y la posesividad que le recorrió fue algo que nunca vio venir de él, precisamente. Se atrevió a iniciar una conversación, dejando a propósito sus feromonas todo el tiempo, marcando territorio con cualquier otra persona que se atreviera a mirarlos.
No eran nada. Solo le estaba haciendo un favor, fue lo que usó de excusa cuando se preguntó por su comportamiento.
¿Esperaba terminar acostándose con el chico? A medias, realmente fue más una fantasía. ¿Esperó que su Omega y él estuvieran de acuerdo al momento de dejar que el chico fuera quien dominara esta vez? Nunca, porque en pocas ocasiones estaban de acuerdo y jamás en cuanto follar estaba en los escenarios. ¿Consideró la posibilidad de querer ver el rostro del chico cuando despertara y tener un momento doméstico?
Eso era lo peor, se sentía utilizado cuando vio que el chico no estaba. No había rastro de ropa o alguna nota que indicara que volvería. Nada. Como si realmente nunca hubiera estado ahí, en primer lugar.
La habitación todavía apestaba a sus feromonas combinadas, sexo y semen. Gruñó al momento de levantarse, observando como unas cuantas gotas del líquido blanquecino se deslizaban por sus piernas.
Deberá de tomarse la pastilla para evitar cualquier cosa. Buscó su teléfono, encontrándolo en el piso, cerca a la puerta. Agradecía que no se hubiera perdido en el bar, de otra manera, lo daría por perdido y tendría que comprar uno nuevo.
Abrió el contacto de Shinichiro, agradecido por notar que su última conexión fue hace cinco minutos. Significaba que recién habría terminado de revisar papeles y organizar el bar para esa noche.
Mikey: Deja las pastillas para la resaca y las anticonceptivas sobre la mesa. Estaré en casa en media hora.
Shinichiro: ¿Alguna vez dejarán de usarme tú e Izana para cuidarlo en sus resacas y líos de una noche?
Mikey: ¿De quién crees que aprendimos? :)
Mikey: Te va mal con las chicas, no con los chicos, hermanito.
Mikey: Viene de familia ;)
Se desconectó tan rápido como envió el mensaje y empezó a buscar su ropa. Ni siquiera él sabía dónde estaba. Sus recuerdos seguían perdidos desde que conoció al pelinegro hasta que terminó besándose con él, follando con ropa y luego de verdad.
Suspiró mirando su camisa. Algunos botones estaban rotos (muchos, de hecho), pero era mejor que nada. Abrió unas cuantas puertas hasta que encontró el baño, abriendo las llaves de la ducha y esperando que el agua tenga la temperatura que desea.
La puerta abriéndose estruendosamente hizo que saliera del baño, asomándose para ver quien era.
—¡No me jodas, Mikey!
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Nameless [Omegaverse | TakeMikey/MiTake]
FanfictionTakemichi no esperaba que una noche en un bar diera un giro a su vida. Ahora tiene a Mikey y una relación a la que no quiere ponerle nombre, además de una constante sensación de vacío. ¿Esto tendrá algo que ver con ser un Beta y enamorarse de un Ome...