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Un momento suave entre Mikey y Takemichi y un poco de MiTake con algo de angustia... No me maten :)
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Después de hablar con Ken-chin y decirle la verdad a Emma, le envió un mensaje a Shinichiro, explicándole que ese día no quería ir al bar. Hicieron un trato y Mikey se iría a las 12 del trabajo, porque algunos habían pedido día libre. Estaban escasos de seguridad e Izana se ofreció (por algún extraño motivo) a tomar su lugar por ese día.

No había podido almorzar con Takemichi por la conversación con su hermana y esperaba no despertarlo al momento de llegar. Se había hecho costumbre pasar el rato en su apartamento y, realmente, no quería hablar con nadie por lo que restaba de la noche.

Al estar frente a la puerta, suspiró. Intentó no hacer ruido al entrar, lanzando su abrigo al sofá y quitándose los zapatos, caminando descalzo por el piso hasta la habitación del Beta. Ahí olvidó el sigilo y entró, provocando un escándalo, cerrando los ojos con fuerza al percatarse de ello.

—¡Mhm! —Takemichi se levantó de golpe, mirando en su dirección.

Todo estaba oscuro salvo la ventana, iluminada por el brillo de la Luna y Mikey tragó saliva inconscientemente. Estaba nervioso. Si Takemichi lo echaba (cosa que dudaba) se sentiría mal y le costaba admitirlo.

—¿Mikey-kun? —preguntó con voz adormilada el Beta y el Omega asintió débilmente. Parece que notó su gesto a pesar de la oscuridad de la habitación—. ¿Qué haces aquí? Es... medianoche, ¿no?

—¿Puedo quedarme? —estaba evitando la pregunta. Takemichi lo notó y le sonrió, acercándose a la pared para abrirle un espacio en la cama, levantando las mantas, invitándolo a entrar.

No tuvo que repetirlo dos veces.

Mikey se apresuró a ir, acostándose de lado, mirando al pelinegro. El otro hacía lo mismo, pero el Omega estaba seguro de que no tenía una vista tan privilegiada como la suya.

La luz de la luna hacía contraste con el cabello negro de Takemichi, pero de una manera hermosa. Los ojos azules del chico brillaban al igual que su sonrisa, su rostro con expresión tranquila y el calor corporal, acompañado del suave olor del Beta, hicieron que el corazón de Mikey se alterara.

Algo comenzó a moverse en su estómago, ¿tenía hambre?

—¿Quieres contarme que pasó? —la voz del chico seguía cansada y el rubio se sintió mal por eso—. Puedes no decirme, si gustas... No es tu obligación, después de todo.

Mikey pudo sentir algo de dolor en su tono y eso le provocó una presión en el pecho. Como si sintiera lo mismo. No le gusta y se apresuró a pensar la manera de cambiarlo.

—Le dije a Emma que había perdido la memoria y que durante los últimos 3 años, todos le hemos estado mintiendo —confesó, riendo secamente—. No sé por qué creí que lo tomaría de buena manera.

—No te odia, Mikey.

—Lo sé —replicó, suspirando. Por dentro, estaba algo agradecido por el comentario de Takemichi, porque le confirmó lo que él ya sabía, dándole tranquilidad—. Pero yo lo hago. Odio verla así. Y usualmente golpearía a la persona que le hizo sentirse de esa forma, pero esta vez, fui yo mismo. ¿Qué se supone que haga?

Luego de eso comenzó a divagar. No sabía ni siquiera lo que estaba diciendo. Lo único de lo que fue consciente fue que, en cierto punto, Takemichi también se hartó de escucharlo, a juzgar por lo que hizo después.

El Beta levantó su mano y hundió sus dedos en la nuca del Omega, tirando de él y besándolo. De esta manera, calló cualquier palabrería que estuviera diciendo y Mikey, en el buen sentido de la palabra, se derritió por el gesto.

Nameless [Omegaverse | TakeMikey/MiTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora