----Cincuenta Sombras de Tripalosky desde la perspectiva de Rusia----
Para emitir un juicio apegado a la realidad, es necesario estudiar las dos caras de la moneda. Los pensamientos y memorias oscuras del señor Koslov quedarán expuestas en las letra...
Cuando vi a Japón apuntarme, y a México llegar... algo me decía que ya era hora de irme.
Ese presentimiento, ese aire de paz, ya era inevitable.
Primer disparo.
Segundo disparo.
Claro que me dolió, pero dejé de sentirlo. De repente solo me costaba respirar, pero nada más.
— Vas a estar bien, emergencias no tarda en llegar, solo aguanta un poco más... vas a estar bien mi amor... —
Wau... dijo "Mi amor".
Que lindo.
— Es la primera vez... que me dices... mi amor...
Me siento muy feliz, aunque muy cansado.
Cada vez se me hace más difícil respirar.
Oh no... sus ojos... sus ojos...
Sus ojos se cristalizan.
No, no quiero que lloré, el no tiene que llorar, no...
Hermano... Rusky, hermanito...
¿Biel?
Creo que tengo mucho sueño, y hay cosas que tengo que decirle a Mex.
— Nunca te he dicho... el porque te digo... bonito... o lindo... —
— Ay Rusia...— suspira
— No te avergüences — quito su mano de su rostro — Te lo digo... porque eres lo más bonito que me ha pasado en toda mi vida llena de sombras, y eres el sentimiento más lindo que jamás había sentido...
¡Rusky! ¡Rusky! ¿Dónde estás?
Los parpados me pesan dios mío.
— México... mírame a los ojos... — le pido, no tengo mucho tiempo.
Obedece.
— Las almas gemelas no siempre terminan juntas... pero eso no quiere decir que no existan los finales felices... y en este momento... tú me haces muy feliz al estar a mi lado.
— Vas a estar bien...— besa mi frente — Vas a estar bien... vamos a estar juntos. ¿Vale?
— Eres mi sol...—
¿Rusky? ¿En donde estas hermano?
La voz de México se escucha mas lejos, y la vocecita de Bielo mas cerca, ya casi me encuentra.
Me tengo que despedir.
— El sol ilumina a la luna todas las noches... tú me iluminas cada que estás conmigo, a mi lado... con tus ocurrencias... con tu genuinidad... con tu simpatía...
— Te amo mucho, Rusia...— murmura.
¡TE ENCONTRE HERMANO! VAMOS, SIGUEME.
— Yo te amo más mi pequeño pedazo de sol. — digo con dificultad.
Me besa, le acaricio la mejilla...
Me siento feliz.
— Rusia... ¿Ya te despediste?
— Creo que si... ya lo he hecho.
Cierro los ojos un momento.
Los abro de nuevo.
Lloro de emoción al ver a Bielorrusia.
Sigue siendo tan pequeña como lo imaginaba.
— ¡HERMANO! RUSKY — levanta los brazos para que la cargue.
— Pequeña Bielo — la cargo y le doy un beso en la frente.
— Dame vueltas, dame vueltas Rusia. —
— Lo que mi bebé diga. — río.
Me giro con ella entre brazos, los dos reímos.
El cielo es azul con nubes blancas. El aire es fresco por la brisa de los pinos.
¿Es primavera?
Cuando dejo de girar me doy cuenta de que estamos rodeados de tulipanes.
— ¿Es lindo, no? — dice Bielo poniendo su cabecita en mi pecho.
— Muy bonito Biel.
— Mira — señala un camino con su índice — Por ahí, por los tulipanes amarillos, ahí.
— ¿Ese es el camino?
— Si, si, si. — asiente inquieta. — Vamos.
— Lo que usted diga. —
Comienzo a caminar por donde me ha indicado.
Pero algo me hace detenerme.
— ¿Qué pasa? — me pregunta Biel.
— México... — murmuro — Lo dejé solo.
— No Rusia, no lo dejaste solo... Después vendremos por él, yo te acompañaré. Te tiene que dejar ir...
— Pero va a llorar...
— Así tiene que ser... Va a encontrar su final feliz, te lo aseguro.
— Está bien... vámonos
Adiós México.
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