Capítulo 3

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. •. Chico Castaño. •.

Maldita sea, el tiempo después de la entrevista pasan como años en lugar de minutos

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Maldita sea, el tiempo después de la entrevista pasan como años en lugar de minutos. No se de que me quejo si esto es de todos los días, pero por lo menos no sentí la pesadez diaria durante la entrevista.

Despego mi vista un momento del computador y la pila de papeles a su lado. Suspiro quitándome los anteojos. Mi cabeza explotara, necesito un café.

Tomo el teléfono.

— Señor Koslov — mi secretaria atiende el teléfono — ¿Qué necesita?

— Un par de cafés americanos sin azúcar.

— ¿Algo mas?

— Es todo, mándalo con Vladimir —le digo.

— Muy bien. No tarda, buenas noches.

— Espero — es lo ultimo que digo y cuelgo.

Un solo café ya no me hace efecto, podría decir que es mi adicción "legal" favorita. Lo necesito y me gusta, en fin. Me levanto un momento para observar la preciosa vista detrás mío.

Vaya, es de noche.

Miro mi reloj de mano, marca las 9 en punto de la noche. Seguro la mayor parte de los empleados ya van de ida a sus hogares.

Salgo de mis pensamientos cuando tocan a la puerta — Adelante —

Se asoma Vladimir y me saluda con una ademan de cabeza — Buenas noches Señor — se acerca con una pequeña bandeja que contiene los dos tazas de café.

— Dejalos en el escritorio por favor —

— Como desee. —

En ese instante vuelven a tocar la puerta — Adelante — digo con un poco de fastidio sentándome y tomando una de las tazas entre mis manos.

— Disculpe señor — es mi secretaria — He dejado todo el papeleo listo en la nube, para que usted tenga mayor acceso. —

— Bien — le doy un sorbo a mi café — Puedes retirarte.

— Gracias — me dice y se va.

— ¿De nuevo se quedará hasta tarde? — me pregunta Vladimir expectante.

— Si — asiento acabándome el café y tomando la otra taza — Déjame las llaves del Mercedes Maybach. Tu puedes retirarte a descansar.

— Usted debería hacer lo mismo — pone las llaves enfrente de mí, asiento agradecido.

— No tengo mucho tiempo para ello. — termino la otra taza y me pongo erguido en el asiento mirando a computador.

— Le hará daño —

— ¿Qué cosa? — le miro de reojo —¿El café o no descansar?

— Ambas. A sus madres no les gustara los hábitos que lleva, sobre todo la doctora URRS — se cruza de brazos.

Detrás De Las Sombras ||RSMX|| 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora