----Cincuenta Sombras de Tripalosky desde la perspectiva de Rusia----
Para emitir un juicio apegado a la realidad, es necesario estudiar las dos caras de la moneda. Los pensamientos y memorias oscuras del señor Koslov quedarán expuestas en las letra...
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— 17 años atrás —
Tomaba fuertemente de la mano a Ucrania, caminando por esos enormes pasillos, la casa, el ambiente, todo era nuevo para nosotros dos.
Algo muy sofisticado.
La señora URSS y su pareja, la señora Reich, eran muy simpáticas y amables con nosotros, reían entre ellas muy seguido, a cada que podían, eran una bella pareja.
Ambas muy bellas, caminaban una a cada lado de nosotros. Por su parte, la señorita Reich era agente de policía, su cabello era rubio cobrizo, ondulado y largo hasta la cadera, siempre lo traía recogido en una coleta alta, era muy graciosa, nos sacaba risitas de vez en cuando, en cambio la señorita URSS le encantaba lucir su escandaloso cabello pelirrojo lacio, lo lucía con elegancia, se preocupaba por cada detalle y era dulce como un durazno en almíbar.
Subimos las escaleras y ellas nos mostraban cada parte de la casa.
— Decidimos ponerlos juntos en un cuarto, cuando crezcan más cada uno tendrá el suyo — nos explicaba la señorita Nazi. Yo asentí, Ucrania veía todo con curiosidad.
— También hay un compañerito que queremos que conozcan. Es muy tranquilo — decía la señorita URSS encaminandonos a una enorme habitación.
Al entrar había tres camas, las paredes blancas, todo era iluminado por el gran ventanal con cortinas de color azul rey. Había de todo, toda cosa material que un niño podía desear. En la cama del fondo había otro chico, más o menos de mi edad. Era delgado, alto, pero no me rebasaba, su cabello y sus ojos negros resaltaba el color de su piel blanca. Se acomodo sus lentes cuadrados y se acercó a nosotros.
— De el les hablábamos — mencionó la doctora.
— Su nombre es Alemania. A el lo adoptamos hace un año, así que serán hermanitos — explicó la señorita Reich con entusiasmo y haciendo hands jazz con sus manos.
Asentí sonriendo nervioso, no sabía cómo hacer amistades o relacionarme con gente nueva, soy muy torpe con ello. Por suerte el chico solo se acercó a nosotros y saludo cordialmente.
— Halló, soy Alemania. ¿Quieren jugar? — nos invitó.
Me quedé callado en mi lugar, me gire a ver a las señoritas URSS y Reich pidiéndoles su aprobación, ellas asientieron sonriendo muy entusiasmadas.
— Los dejamos solos. Ahora volvemos — se tomaron de las manos y salieron del lugar.
— ¡Hola Alemania! — Ucrania me jalo con el — ¡Soy Ucrania, y el es mi hermano mayor! ¡Se llama Rusia! Yo tengo 6 y el 10 — se giro viéndome, no sabia como actuar — ¿verdad Rusia?
