ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟷𝟸

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12

『sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ᴀ ғʟᴏᴛᴇ』


Hoy, justamente hoy tenía que subir su madre para avisar. Nunca lo hacía, siempre era Hima y aunque el resultado iba a ser vergonzoso de todos modos, hubiese preferido mil veces que ella abriera la puerta y no su madre.

Ahora no podía mirarla a la cara, mucho menos a Sarada.

La observó de soslayo, ella estaba quieta, inmóvil, mejor dicho, en ese rincón de la cama con la mirada fija en el suelo. Le causaba un poco de gracia recordar como balbuceo intentando dar una explicación, pero toda la gracia se convertía en pena al recordar que era ¡su madre! La que los había encontrado.

«Mamá me va a matar».

—Lo siento —dijeron al unísono.

Ambos se miraron al escucharse e imitaron la misma mueca de incomodidad.

—Yo... —Sarada comenzó, vacilando—, pensé que estarías aquí, eso me dijo tu mamá.

—Tuve que ir a otro lugar antes, lo siento por todo —Boruto se tocó el cuello sin saber como continuar, algo apenado, le devolvió la mirada—. Aún lamento lo de tu libro.

Sarada entrecerró los ojos y apartó la mirada, indignada—. No entiendo porque no quieres que lo lea.

—¿El Icha Icha? —ella asintió—, es que es de romance, no te va gustar. ¡Demasiado cursi!

—¿De romance? ¿El legendario libro escrito por Jiraya es de romance? —no le creyó ni un poco—. Mientes.

—De verdad, es muy aburrido dattebasa —se rio para intentar convencerla, pero no funcionó.

—Si es aburrido, entonces ¿por qué lo leíste? —le preguntó con seriedad, intentando buscar la mentira en sus orbes.

—Yo... —piensa, piensa Boruto, de ninguna manera lo puede leer—. Es que... me gusta... el romance.

—¿A ti? —Sarada lo miró incrédula—, si ni siquiera toleras las películas de romance, por favor.

—Las personas cambian, Himawari me pegó el gusto.

—Entonces me podría gustar también.

—No —Boruto negó repetidas veces—, no lo hará. Ni un poco.

—¿Por qué insistes tanto? —se acercó a él, intentando buscar el motivo en sus ojos nerviosos.

—Tenemos que bajar ya —retrocedió sin querer. Se sentía bastante nervioso.

Sarada suspiró, no se daría por vencida, pero por el momento sí. Incluso pensó en dar alguna excusa para zafarse de esta situación, pero sentía que sería un poco grosera para Hinata.

—Me siento bastante apenada —confesó caminado detrás de él.

Bajando las escaleras encontraría a la madre de Boruto, para ella era peor porque Hinata si conocía sus sentimientos. Aun podía recordar cada expresión de su rostro sorprendido.

—A mí me retará a penas cruces la puerta —se quejó y se detuvo.

—Pero tu madre es muy dulce, la mía si da miedo.

Boruto volteó para mirarla, él tampoco quería bajar.

—Es porque no la has visto enojada dattebasa...

BORUTO THE LAST 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora