ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟼

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『ʟᴏ ǫᴜᴇ ɴᴜɴᴄᴀ ɴᴏᴛᴇ́』

Que equivocado se sentía, juzgó tantas veces a Shino-sensei y ahora, está allí, de pie frente a una bola de chiquillos que no sabían que era la disciplina. Reconocía que no tenía un buen comportamiento todo el tiempo en la academia, pero esos mocosos lo superaban. ¿En serio ellos serían los próximos salvadores? El "ninja" sobraba en esa academia.

Y eso que no era su aula, había llevado unos papeles que Denki le había encargado que le llevara a Namida, se preguntaba como ella, con una voz tan suave y cara angelical podría controlar esa manada de niños revoltosos. Se despidió de ella esperando que los de Denki no sean tan... como él en sus tiempos, solo tendría que cubrirlo por un mes y podría volver a su vida de vago, tampoco le apetecía levantarse tan temprano.

Se detuvo frente a la puerta que escuchó extrañamente silenciosa recordándole su niñez, suspiró y la abrió, al instante, levantó la mano maniobrando el cubo de pintura que iba a estropear su cabello. Escuchó ricitas que fueron reemplazadas de inmediato por jadeos. Boruto miró el cubo, agradecía tener reflejos o saber a la perfección que momento era mejor para esas travesuras.

—El color azul marino pega con Denki — comentó viendo la pintura —, que considerados.

Caminó hacia el escritorio notando ligeros cambios en los salones, antes no tenían tantos... colores pegados en la pared.

Las niñas se sentaron rectas mientras se pasaban las manos nerviosas por el cabello, unos niños tenían una "O" en la boca, mientras que otros intentaban asimilar lo que sus ojos veían. Boruto dejó el pomo en el escritorio y se apoyó en este mismo para mirarlos, nadie decía nada, todo estaba en silencio.

—Denki no podrá venir, si no lo saben tuvo un pequeño accidente y — rodó los ojos—, lamentablemente para mí, yo lo tendré que cubrir. —Silencio, a Boruto le comenzaba a molestar, no era algo que le gustara. — vale, tengo hambre como los demás aquí así que vayamos rápido ¿qué estaban haciendo con Denki la última vez?

Boruto estaba por amenazarlos con ponerles una nota malísima si no contestaban hasta que una niña levantó la mano con la mirada llena de determinación.

—La electricidad que puede correr a través de un shuriken. — dijo con seriedad.

—¿Uno nomás? En mis tiempos eran en diez — miró a un niño y caminó hacia él y le quitó su libro para hojearlo. Que tan bajo habían caído las editoriales ¿tenían que hacerlo más fácil cada año? Esos niños no iban a aprender nada, le sorprendía ya que Denki era un genio, pero creo que tenía que seguir reglas, pero vale, el era Uzumaki Boruto y seguirlas no estaba en sus planes, además, su sensei era el Hokage, ni que fuera a reñirlo. —¿Y qué edad tienen? ¿ocho?

—Tenemos doce. —respondió de manera altanera al que le había quitado el libro.

—Pues mejora tu letra — le dio un leve golpe con el libro en la cabeza.

Boruto se frotó los ojos, no tenía ganas de ponerse a leer con esos niños o de intentar domarlos. Esos niños estaban siendo educados como aldeanos comunes y corrientes que tenían que ver las cosas básicas y después decidir si iban a ser ninjas o no, los gennin cada vez eran menos.

—Levante la mano el que tiene pensado ser ninja. — dijo y miró como se miraban entre sí y murmuraban. — es una respuesta individual, contaré hasta tres, ¡tres! —podía calcular que habían alrededor de treinta mocosos, solo cinco levantaron la mano decididos, otros cinco estaban dudosos y uno que otro las bajó al ver que cierta persona no la levantó. — Tú — señaló a un chico que la había bajado —¿por qué te arrepentiste? ¿tienes dudas o qué?

BORUTO THE LAST 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora