ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟺

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『ʜᴇ́ʀᴏᴇ』

Darme un buen golpe es lo que necesito. Pensó, ya harto de rodar en su cama, a pesar de haberse disculpado no se sentía del todo satisfecho. Debía ser más cuidadoso...

Miró hacia la puerta cuando la tocaron. Debía ser su madre, Himawari nunca tocaba. Se levantó perezosamente y caminó descalzo hasta abrir la puerta. Se apoyó en el marco de la puerta y arqueó una ceja. Era Himawari. La menor, tuvo que alzar la barbilla para mirarlo, lo escudilló con la mirada y luego sonrió.

—El desayuno está listo. — dijo con naturalidad. Giró sobre sus talones y caminó tranquilamente por el pasillo.

Boruto se quedó en su posición, dubitativo. Hacía mucho tiempo que no desayunaban los tres. Su madre y Himawari solían salir, incluso él. Le resultaba bastante extraño una acción tan primitiva y monótona. Cerró su puerta y bajó las escaleras, después de todo tenía hambre y no le caería la comida del techo mientras seguía pensando si irse o no. El delicioso aroma hizo rugir su estómago, jamás creyó que algo tan simple como la comida le diera un recuerdo de lo que antes fue. Encontró a Himawari poniendo los platos y a su madre cortando algún tipo de verdura que no alcanzó a divisar.

Jaló su silla y se sentó. Iba a ofrecerle ayuda a Hima, pero ya había terminado, incluso ella se sentó.

Al principio le era raro comer en silencio, bueno, él. Su hermana seguía hablando de cualquier cosa, muchos dijeron que cambió porque no era tan hablador, que, porque no discutía algún tema al hablar como los demás, Pero ¿Jamás pudieron entender que no hablaba porque en verdad tenía hambre? Se sentaba a comer, No hablar de cosas que lo distraerían y dejarían su comida fría.
Su madre seguía cocinando delicioso, además no había un tema relevante del que quisiera hablar.

— Hermano.

El tenedor se detuvo a unos centímetros de su boca y la miró. Esperando que continúe.

— ¿Qué?

— Volviste muy tarde anoche ¿en dónde estabas?

Que te importa, quiso contestar, ella también volvía tarde a veces y le enojaba que no negara que se veía con algún chico, aún no sabía quién, pero tampoco quería averiguarlo.

— En casa de Sarada.

Metió el tenedor a la boca y masticó el trozo de pollo, iba a tomar otra porción, pero volvió a hablar.

— ¿Sarada-neesan? ¿Qué hacían?

La miró de nuevo con un toque de fastidio, le pareció un tanto gracioso que igual su madre esté mirándole. Vaciló y contestó.

— Pasé por ahí y me invitaron a cenar. Supuse que vendrían hasta tarde así que... No perdía nada.

Se mordió la lengua cuando dijo lo último un tanto enfadado. ¿Era ridículo? Se sentía sólo.

Cuando su padre murió su hermana y madre quedaron devastadas. Él estaba en estado de shock aún, él las apoyó, les sonreía y les decía que todo estaría bien, incluso llegó a prepararles el desayuno y.... después de que lograron salir adelante él se hundió.

Toda la fortaleza que intentó crear se rompió.

Y nadie estuvo ahí para él.

Sabía que su madre iba con la tía Hanabi para distraerse, Himawari salía con sus amigas por el mismo motivo, mientras que, él, se quedaba sólo ahogándose.

¿Estaba siendo egoísta? Él sólo quería un poco te atención, entendía que ellas quisieran seguir con su vida, pero.... ¿por qué no lo incluían?

BORUTO THE LAST 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora