ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟿

2.8K 214 156
                                    


『ғʀᴀ́ɢɪʟ』

Sarada mantuvo la mirada centrada en el movimiento de sus manos, parecía tan fácil y natural hacer un tejido que, de un momento a otro, su mente la regresó años atrás, recordando aspectos de su vida que no parecían importarle a una edad tan inmadura.

Pero ahora, esos recuerdos eran tan nostálgicos que deseaba cerrar los ojos y quedarse ahí y disfrutarlos una vez más. Los entrenamientos con su padre fueron pocos, pero cada uno le dejó muchas enseñanzas y, hablando de ello, fue imposible que no pensara en él.

Ese chico extrovertido que parecía no importarle nada cuando todo ese tiempo fue lo contrario. Boruto siempre pensaba en los demás y mucho.

Las peleas que tanto le irritaban ahora las extrañaba, bueno, incluso antes, cuando todo cambió para siempre. Cuando Boruto tuvo que cambiar.

Recordó que en ese momento intentó no darle importancia, pero siendo honesta, siempre se preocupó por él, pero nunca creyó que de esta manera.

Tonta. Se repitió en sus adentros, ese sentimiento siempre estuvo ahí, pero no era el momento para darle importancia, era tan insignificante como esas discusiones tontas, pero ¿ahora? «No puedo dejarlo pasar más»

—¿Sarada?

Ella pestañeó, volviendo en sí, miró avergonzada a Hinata. No la estaba escuchando.

—Esto... —observó el estambre enredado en las agujas. Sus manos eran un desastre—, es algo complicado.

—Normalmente para ti no —Hinata le sonrió, Sarada siempre había destacado en la mayoría de cosas que se decidía a hacer—. ¿Sucede algo?

—No...—intentó convencerse a sí misma, pero fue inútil—. Bueno, en realidad sí.

Lo más difícil de enamorarse, es la aceptación. Llega un punto donde ni tú misma te lo crees y lo niegas rotundamente, hasta que el dolor aparece y te preguntas muchas veces, ¿por qué? ¿por qué de todas las personas del mundo tiene que ser él? Y, sin darte cuenta, su presencia controla con facilidad tus emociones y sentimientos.

Enamorarse te hace tan vulnerable.

Y sí, justo así se sentía ahora. Como si la hubiesen desarmado y todos sus años de entrenamiento desaparecieran con una sola palabra, con una sola imagen en su mente.

—Boruto...

Hinata la observó con ternura al ver esa mirada, ella la conocía perfectamente. La veía cada mañana al mirarse a sí misma en el espejo durante tantos años.

—Es ridículo, lo sé —Sarada desvió la mirada avergonzada.

—Yo creo que es algo que se veía venir.

—¿Cómo? ¿por qué? —la pena la invadió aún más al verla reír. No era con burla, por supuesto que no, pero era demasiado vergonzoso.

—Siempre hubo algo diferente entre ustedes. De hecho, tu madre y Naruto-kun, fueron amigos cercanos desde pequeños como Boruto y tú —se tocó el pecho con nostalgia al recordar los momentos graciosos de la academia, cuando todos creyeron que, después de tantas guerras por fin habría paz. Y aunque no fue así, lo bello de esos momentos nunca se perdió—, pero, ustedes, es algo diferente. Eres de las pocas personas que Boruto aún conserva relevante en su vida a pesar de que pasaron años sin verse.

—Eso no es verdad, bueno, yo creo que Boruto quiere a varias personas solo que... los tiempos ya no son los mismos que antes —intervino. Su corazón tenia miedo de tener esperanza que terminara en una lamentable decepción.

BORUTO THE LAST 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora