ᴇʟ ғɪɴᴀʟ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴇᴛᴀᴘᴀ

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—¿Por eso me dejaste?

— No.

Mi mirada permaneció sobre Chifuyu en todo momento y el, al escuchar mi respuesta, abrió los ojos al instante, dirigiendo su mirada hacia mi. Se sentó correctamente y me observó para después de unos instantes volver a hablar.

— ¿He hecho algo malo? — preguntó instantáneamente.

Eso siempre me sorprendería de Chifuyu, era el primero en culparse a sí mismo si algo sucedía conmigo y no me gustaba nada, era como si no viera cosas malas en mi y eso... no era bueno para el, me sentía muy mal dejando que se culpara a sí mismo en todo momento, ESTÁBAMOS EN ESA SITUACIÓN POR MI CULPA.

— Fuyu... tu no tienes la culpa en nada, la única que lo ha hecho todo mal aquí he sido yo— desvié mi vista de el y miré al suelo como si fuera la cosa más interesante del planeta tierra.— No te escuché en el momento en el que debí hacerlo, incluso creí antes a un ex que me dejó para poder vivir la vida loca en Australia y cuando volviese a aquí volver conmigo e interrumpir mi vida como si nada... Fuyu, lo siento, siempre te tienes que disculpar tú por cosas por las que no te tienes que disculpar, yo... no se que más decirte simplemente... lo siento muchísimo.

Finalmente, levanté la mirada del suelo y volví a encontrarme con esos ojos celestes que me hacían perder la cordura en momentos inadecuados. Sus labios rosados se encontraban entre abiertos, supngo que por la impresión de lo que le acababa de decir, su pelo levemente desordenado por haberse pasado la mano por él repetidamente sin haberse dado cuenta y sus ojos mirándome con atención a cada palabra que decía con el reflejo de la luna en ellos.

Podría haberme quedado embobada mirándolo por siempre, pues las vistas no estaban nada mal, pero el susodicho interrumpió mis pensamientos.

— Shoko, no tienes porqué disculparte, estabas bajo la influencia de ese idiota.

Fruncí el ceño. ¿Porqué seguía defendiéndome?

— Deja de echarle todas las culpas a él, yo también he sido la mala de la historia.--- musité mirándolo con el ceño fruncido aún.

— A ti te lo perdono, a él no.— dios, quería estrangularle pero a su misma vez me daban ganas de besarlo hasta que desapareciese de la faz de la tierra, ¿porqué tenía que ser tan mono?

Le puse una mano en la nuca y nos pusimos cara a cara, uno en frente del otro.

—Chifuyu, te ciega el amor.

— Lo sé.

—¿Sabes que no está bien?

— Lo sé.

— Dios, eres imposible.— lo solté y me levante del banco en el que nos encontrábamos sentados si seguía mirándolo rompería en llanto de nuevo.— Te quiero lo que no está escrito.--- hablé de espaldas a él.

— Yo más... Shoko...¿Eso significa que vamos a volver?— formuló mirándome, pues sentía su mirada sobre mi nuca. Me encogí de hombros ante su pregunta.

—Te quiero demasiado, por eso, no puedo responderte, te he hecho daño y sé que no lo ves. Te quiero muchísimo y no creo que eso cambie pronto, por eso, porque te quiero, no quiero que volvamos ahora..— con eso finalizé mi discurso, lágrimas habían comenzado a brotar de mis ojos. Sentí como Chifuyu también se levantaba del banco.

Se posicionó en frente de mi y con una lágrima cayendole del ojo, posicionó sus manos en mis mejillas para después bajarlas a mis hombros.

—¿Puedo besarte por última vez en un tiempo?— cuestionó con una mueca de tristeza en el rosto.

Claro que quería, claro que tenía ganas de darle un beso y olvidarme de todo lo que había pasado, pero no podía, porque si le daba un último beso, rompería a llorar y el sabor de sus labios mezclados con mis lágrimas no saldrían de mi cabeza durante un buen tiempo.

Así que a pesar de las ganas que tenía, de lo que quería en el fondo de mi corazon, negué con la cabeza, dando paso al sonido de una notificación de mi télefono.

— Te quiero.— dije entre lágrimas antes de salir corriendo de nuevo y dirigirme hacia la plaza sabiendo que allí me esperaba Mika con los brazos abiertos para darme un abrazo de esos que te reconfortan en momentos díficiles.

Esa conversación marcó el final de una etapa, el final del capitulo de una historia y el momento en el que se rompió mi corazon en mil pedazos, me deshicé del vinculo que me unía a una de las personas que más amaba y que más rápido había entrado en mi corazón.

Ese era el fin de la historia de dos lectores, una historia que había comenzado muy bien y que acabó no tan bien, con lágrimas derramadas de por medio me despedí de él, del que en su momento fue el amor de mi vida.

La moraleja de esta historia es que el amor no lo puede todo, las cosas siempre llegan a su fin, y por mucho que tengamos las esperanzas de que ese no es el final, de que aún podemos continuar una historia que ha llegado a su fin natural, no podemos, la esperanza no lo es todo. Hacía falta mucho más que el amor que le tenía a Chifuyu para arreglar lo que ya no tenía futuro.

El tiempo sanaría la herida que había dejado en mi corazon, solo hacía falta esperar...

||readers; chifuyu matsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora