ᴇʟ ᴄᴀsᴛɪʟʟᴏ ᴀᴍʙᴜʟᴀɴᴛᴇ

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Pasó una semana del día en el que cure las heridas de Chifuyu y aún pensaba en que me había pedido quedar con el. También habían empezado las vacaciones, ya era libre de la escuela. Ese día era el cuarto día de vacaciones y no había visto ni a Chifuyu ni a Baji desde que se acabó la escuela. Esa mañana me levanté y me alisté simplemente psra estar por casa, pasé el día con mi familia hasta llegar la tarde. Escuché el timbre de la puerta y me levanté del sofá para ver de quien se trataba.

Si, Chifuyu estaba frente a mi vestido con una sudadera blanca y unos joggers negros que combinaban con sus zapatillas de nike y la riñonera que llevaba colgada del hombro.

—Hola, Shoko.— dijo sonriente.

—¡Fuyu!

—Siento no haber avisado, ¿Estás libre esta tarde?— preguntó. Yo sonreí ampliamente y asentí.

—Espera.— cerré la puerta girándome para observar a mi madre que se encontraba sentada viendo televisión.

—¿Puedo salir?

—¿Con quien?

—Un amigo.

—Un amigo... No hay problema pero que sepas que no quiero nietos.— ya habíamos tenifo la charla sobre el sexo y lo importante que era la protección unos meses atrás pero me seguía poniendo incómoda hablar de eso con mi madre.

—¡Mamá!

—Ah si, vuelve antes de las doce, si te quedas a dormir avísame por mensaje y te querré aquí a las diez de la mañana

Subí de nuevo a la habitación para coger un poco de dinero y volví a bajar abriendo la puerta para salir junto a Chifuyu. Cuando cerré la puerta detrás de mi caminé hacia Chifuyu que estaba un poco más lejos de la entrada.

—¿Entonces vamos a tu casa?— pregunté cogiéndolo del brazo con una sonrisa plasmada en la cara.

—Si, ya tengo la película preparada.— sonrió el también.

Yo fruncí el ceño al ver que no iríamos en su moto y el lo notó.

—¿Que te pasa?— preguntó frunciendo el ceño también.

—¿Y la moto?— pregunté buscándola con la mirada. El sonrió divertido y habló.

—No te acostumbres, mi motocicleta no es un juguete.— dijo aún sonriendo con diversión.

—No te sorprendas cuando aprenda a conducirla y me compre una solo para mi, me rogarás que te lleve.— bromeé. El rió y seguimos caminando.

No tardamos demasiado en llegar ya que su casa estaba muy cerca de la mía. Al llegar entramos y dejé mi bolso, mis zapatos y el abrigo en la entrada, siguiendo a Chifuyu.

—Mis padres están en una cita así que estamos solos, siéntete como en casa.— habló sonriente. Lo seguí hasta su habitación. Veríamos la película en la televisión de su cuarto para no desordenar la sala.

Cuando entré en su habitación observé alrededor encontrándome su estantería de mangas, tenía algunos muy buenos. Mi mirada vagó por la habitación y pude ver los mangas que le presté en su mesita de noche. Sonreí al verlos ya que me vinieron recuerdos del día en el que lo conocí. Realmente estaba muy agradecida de haber coincidido con el en esa tienda, pues se había convertido en una persona que apreciaba en ese corto periodo de tiempo. Pude ver como Fuyu ponía un futon en frente del mueble del televisor y algunas mantas por si hacía frío ya que empezaba la época de invierno. Añadió unas almohadas y al sonar la alarma del microondas salió corriendo de la habitación.

Yo me acomodé sentándome en el futon que había preparado y apoyando mi espalda en el lado de la cama poniendo un cojín entre mi espalda y la cama para mejor comodidad. Al poco rato Chifuyu entró por la puerta con las manos llenas me levanté para ayudar y cogí las sodas que había traído para que pudiera cerrar la puerta cómodamente. Chfuyu apoyó los dos bowls de palomitas que trajo uno a cada lado del futon y yo puse las sodas en frente del futon .

—Ya está, voy a preparar el DVD, tu puedes elegir el lado del futon en el que quieres ponerte.— dijo sonriendo. Yo le hice caso y me senté en el lado izquierdo mientras me llevaba un par de palomitas a la boca, una mala costumbre, pues seguramente me las acabaría todas antes de que la peli comenzara.

—Ya está.— habló alejándose del televisor. Se acercó am futon y se puso en el lado derecho cogiendo el también unas cuantas palomitas.

—¿Que película has escogido?— pregunté viendo la pantalla en la que comenzaban a salir imágenes del Estudio Ghibli.

He elegido el castillo ambulante, un clásico.— me miró sonriente.

—Oh, yo he visto El Viaje de Chihiro y Mi vecino Totoro, es del mismo estudio. ¿Es igual de buena?— pregunté.

—Es mejor.— respondió volviendo su mirada hacia la pantalla donde la película daba comienzo.
*
*
Pasada la hora y media de peli me encontraba llorando y siendo consolada por Chifuyu a la vez.

—Esta bien, esta bien, si quieres puedo quitar la peli.— dijo rodeando mis hombros con su brazo y acercándome más a el tratando de consolarme.

—Pero se va a ir y yo mo quiero que se vaya.— dije entre sollozos mientras me sonaba los mocos con unos pañuelos que me dio Chifuyu.

—Si sigues llorando quitaré la peli.— habló cogiendo el mando. Yo le quité el mando de las manos y contesté.

—No, solo abrázame hasta que acabe, necesito consuelo.— recosté mi cabeza en su pecho mientras el mantenía su brazo alrededor de mi.
*
*
Llegó el final de la película y también el final de mi llanto. Aún me encontraba en los brazos de Chifuyu solo que más calmada.

— Fuyu.— dije alzando la cabeza para mirarlo desde donde me encontraba recostada sobre el.— ¡Gracias por enseñarme esta obra maestra!— me tiré sobre el abrazándolo fuertemente. La película me había encantado y como había acabado ya no tenía razón para llorar.

—Te dije que acabaría bien.— dijo rodeandome con sus brazos mientras yo seguía colgada de su cuello.

—¡Si!— exclamé cuando le solté y volví a mi lugar.— ¡Tenemos que volver a hacer esto! Pero la próxima vez en mi casa y yo elijo la peli, te voy a hacer llorar así que prepárate.— el asintió con una sonrisa divertida en su rostro.— Lo digo en serio.— amenacé.

—Te creo, te creo.— miró su reloj dándose cuenta de que eran las nueve. Yo, al darme cuenta de que aún era pronto pensé en algo

—Fuyu...

—¿Qué?— me miró con una ceja enarcada.

—¡Vamos por un batido!

—¡Que buena idea!

—¿En serio?

—¡Si!

—Pensé que te negarías.

—Yo nunca me niego a un batido.— nos levantamos y ordenamos el desastre que habíamos hecho en su habitación para luego salir de su casa y montarnos en su moto para ir a por un batido.

Me afirmé bien de su torso y avanzó haciendo que el viento chocara contra nuestros rostros. El ambiente estaba fresco pero no había problema porque cada uno llevaba su respectivo abrigo. El camino fue corto ya que decidimos ir a la cafetería más cercana posible. Me bajé de la motocicleta con ayuda de Chifuyu y nos adentramos en el local sentándonos uno frente al otro en la mesa de al lado de la ventana.

Pasamos un buen rato, yo bebiendo de mi batido de chocolate y Chifuyu del suyo de vainilla. Pasó una hora, eran las diez, así que decidimos que me llevaría a casa y nos despediríamos. Volvimos a la moto e hicimos el trayecto hacia mi casa.

—Nos vemos pronto, Shoko.— dijo mirándome aún subido en su moto.

—Está bien, nos vemos.— dije sonriente despidiéndome con la mano. El arrancó y cuando ya lo perdí de vista entré a mi casa encontrándome con la gente más cotilla que podía existir, mis hermanas y mi madre.

—¡Cuéntanoslo todo!— exclamó mi hermana nada más poner un pie en casa.

||readers; chifuyu matsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora