03|C'est gagné d'avance

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«𝙰 𝚐𝚒𝚛𝚕 𝚠𝚒𝚝𝚑 𝚔𝚊𝚕𝚎𝚒𝚍𝚘𝚜𝚌𝚘𝚙𝚎 𝚎𝚢𝚎𝚜»

Timothée anotó la dirección que la voz de la chica le indicaba a través del teléfono. Según Google Maps, se trataba de un museo de artes plásticas ubicado en las afueras de la ciudad.

Apenas había repasado las líneas que le había dado Cloé, pero cuando Lucy atendió su teléfono, no le costó mucho seguir el hilo de la conversación. Ella se lo estaba dejando demasiado fácil, de todos modos. Le respondió lo mismo que su amiga le había dicho que diría, así que sabía exactamente qué decir y qué tono utilizar. Ni tan desesperado ni tan mojigato, le había advertido Cloé.

«Te vi en el metro, en la estación de Lyon» Lucy se había quedado callada. «Corrí detrás de ti pero subiste al tren y no pude alcanzarte» Otro silencio. «¿Dónde puedo ir a buscarla?» Había preguntado ella. «¿Dónde trabajas? Puedo llevártela hasta allí» Por supuesto que Lucy no se lo dijo y lo citó en un lugar concurrido de la ciudad.

Timothée pensaba que se le haría fácil el engaño. De momento, prefería no pensar en las consecuencias del lío en el que se estaba metiendo. Tan solo debía enfocarse en su trabajo y en el dinero que obtendría si todo salía bien. Y al parecer, la chica se había creído el cuento del metro, primer paso para que se creyera todo lo demás.

C'est gagné d'avance (Una expresión francesa parecida a "Pan comido" en español).

Lo que sí no le resultaba para nada fácil era salir con esa pinta a la calle. Se sentía un completo imbécil disfrazado de James Dean. Una campera de cuero negra y una remera blanca, obsequio de Cloé, le quedaban por lo menos dos talles más grande. Le humillaba un poco no ser el tipo de hombre que llenase adecuadamente ese estilo de ropa. Agradecía al cielo que al menos Cloé le dejara usar su propio chándal gris y sus sneakers blancas en vez de pantalones de cuero y botas de piel. De todas formas, no logró convencerla de lo del gel en el cabello.

Llegó al Museé D'orsay pasadas las cinco de la tarde. No conocía aquella parte de la ciudad, pese a que había deambulado por la mayoría de los distritos. París era esa clase de lugar que alguien tarda años en conocer, y aún así, siempre parece haber otro callejón, otro conjunto de calles, otra puerta.

Esperó afuera en las amplias escalinatas del museo, con un cigarro encendido en una mano y la agenda de Lucy en la otra. La había encontrado apoyada en un asiento de la estación del metro, Cloé le indicó que dijera. Un número anotado al pie de la primera página le había llevado hasta el de Lucy. Bastante rebuscado, pero ingenioso. Timothée admiraba el intrincado cerebro de las mujeres para conseguir sus objetivos.

Dio la última calada a su cigarro y lo apagó presionándolo contra la pared. Luego lo guardó en el bolsillo de la chaqueta que, si Dios existía y era piadoso, jamás volvería a usar. Percatándose apenas, comenzó a caminar de un lado al otro del hall de entrada. El guardia ya lo miraba con recelo, pero Timothée jamás lo notó. Se sentía como en una audición, observado, nervioso y un tanto sofocado.

Como era costumbre en él, se concentraba en sus líneas, haciéndolas suyas. Se recordó que no debía improvisar si ello no era totalmente necesario y que, pasara lo que pasara aquel día, debía irse de allí con una cita para el viernes a la noche.

C'est gagné d'avance.

No conocía nada acerca de Lucy, excepto que estaba obsesionada con su ex. No obstante, podía llegar a hacerse una idea de la clase de chica que era por el solo hecho de que sus amigas tengan que pagarle a un extraño para que tuviese una cita con ella. Seguramente debía ser una loca con un carácter insufrible...

Lucy in Love || Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora