Lucy entró a la cocina justo detrás de Maurice. No había nadie, excepto ellos dos. Maurice abrió el refrigerador y se inclinó sobre las estanterías con un perfecto equilibrio.
—Maldito americano imbécil — Masculló entre dientes.
—¿Precisas ayuda? — Preguntó Lucy a sus espaldas y él se sobresaltó.
—Dios, Lucy — Se quejó al enderezarse — Siempre haces eso.
—¿Qué cosa?
—Entrar de ese modo, sin hacer ruido. Me asustaste.
Ella entrecerró los ojos con recelo al verlo tan lúcido.
—Fingías. No estás borracho.
—¿Qué tienes con ese tipo? — Maurice ignoró la acusación y tomó dos botellas de vino, cerrando la puerta del refrigerador con el pie — ¿Van en serio?
—Nos estamos conociendo — Respondió ella.
—Hay algo en él que no me gusta.
Una sonrisa irónica curvó los labios de Lucy.
—Disculpa, olvidé que tenía que pedirte permiso para salir con alguien.
Maurice se acercó.
—Significas mucho para mi, Lucy — Le dijo — Solo quiero cuidarte.
Ella lo miró con cautela, sin creer del todo en sus palabras.
—No mientas, solo detestas el hecho de que ya no sea tuya.
—Si, tienes razón — Admitió él, apoyando las botellas en la encimera de la cocina, aprovechando el movimiento para acercarse un poco más a ella — Detesto verte al lado de ese tipo.
A Lucy se le aceleró un poco el corazón de la rabia al oír esas palabras. Tantos meses sufriendo por su causa, y ahora podía verlo tal y como era.
Egoísta y sin el menor interés por los sentimientos ajenos.
—Perdí mucho tiempo a tu lado — Le dijo.
—¿Ah si? — Él se inclinó hacia ella y se enroscó un mechón de su pelo alrededor del dedo — ¿Y qué haces aquí entonces?
Lucy le apartó la mano con brusquedad.
—No lo sé — Masculló — Pero fue un error.
—¿Estás segura que no lo sabes? Yo creo que estás aquí porque me echas de menos. Has intentado olvidarme, utilizando a ese idiota que encontraste, pero no lo has conseguido. Porque todavía me quieres.
Lucy arrugó el seño y lo miró molesta.
—Así que ahora sabes...
No le dio tiempo a terminar la frase. Maurice tomó su rostro entre sus manos y le cubrió la boca con la suya. Lucy ahogó un jadeo, sorprendida por el inesperado beso, pero él no se apartó. La empujó contra la encimera de la cocina, mientras las caderas de ambos chocaban, y deslizó los dedos a lo largo de su mandíbula a medida que el beso se hacía más profundo.
Aquello era mejor de lo que Lucy recordaba. Y en el medio de la confusión que la invadía, fue consciente de que no le costaría nada dejarse llevar, volver a experimentar la cálida familiaridad de sus besos, de su cuerpo pegado al suyo, el fácil consuelo de su cercanía.
Pero ahí estaba el problema. Sería fácil para ella caer nuevamente en sus redes, en el hueco oscuro del que hacía poco había logrado salir... Y no era justo. Porque no quería que él recuperase el poder sobre ella.
Se apartaron rápidamente cuando uno de los camareros entró a la cocina. Maurice tomó su mano y la condujo al patio trasero, para alejarse de la gente y la música. Volvió a acercarse a ella, pero Lucy extendió la mano y lo detuvo.
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Lucy in Love || Timothée Chalamet
Romance🇨 🇴 🇲 🇵 🇱 🇪 🇹 🇦 ¿Cómo ayudar a sanar el corazón roto de alguien? Es justo lo que se pregunta la inestable, descontracturada y un tanto alocada Cloé, preocupada por su romántica e insegura amiga Lucy, quien aún no ha logrado superar a su ex...