08|L'amour fou

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«𝚁𝚎𝚕𝚒𝚐𝚒𝚘𝚗'𝚜 𝚒𝚗 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚕𝚒𝚙𝚜 𝚎𝚟𝚎𝚗 𝚒𝚏 𝚒𝚝'𝚜 𝚊 𝚏𝚊𝚕𝚜𝚎 𝚐𝚘𝚍»

Una vez más, Lucy llegó temprano.

Lo cual, pensó, era mejor que llegar tarde. Aunque no quería presentarse allí demasiado pronto porque eso era aún peor y resultaba todavía más raro y... debía dejar de darle vueltas al asunto.

Se alisó el vestido, se acomodó el cabello en el reflejo de una de las ventanillas de un coche aparcado y entró.

En el interior del abarrotado bar reinaba un ambiente animado; el local tenía el aspecto de una disco ochentosa, con la pista de baile en el centro, y las mesas a su alrededor. En algún momento de la noche, se suponía que aquello debía explotar; pero ahora mismo nadie estaba de pie, excepto por algunas personas aguardando por sus pedidos a un costado de la barra.

Timothée ya estaba allí esperándola. Al verla llegar, se detuvo a observar su vestido y, por un instante, solo uno, depositó su mirada en sus muslos descubiertos. Pero enseguida volvió a clavar los ojos en los de ella.

—Me alegro de que me llamaras — Dijo Lucy con una sonrisa.

Él vaciló, confundido por el extraño vértigo que lo embargaba.

—Yo también.

Pidieron la comida usando la carta del menú. Sus dedos se encontraron cuando ella señaló los tacos; y cuando la comida de entrada llegó, las manos de ambos volvieron a toparse al alcanzar los nachos. Debajo de la mesa, sus piernas se rozaban con las del otro, y cada vez, Timothée notaba como si una descargaba eléctrica lo recorriera.

Ambos compartían una atmósfera extraña. De intimidad y a la vez de vergüenza. Les costaba abrirse nuevamente uno al otro, dejarse fluir como en la primer cita, y los temas de conversación pasaban con demasiada rapidez, dejando huecos entre sí, hasta finalmente apagarse por completo. Pero Timothée sabía que así debía ser; tenía que desencantar a Lucy para no herir sus sentimientos.

—No conocía este lugar — Comentó ella tras una pausa incómoda.

Había sido Cloé la encargada de hacer las reservas y pagar la cena, por supuesto. Su sueldo de actor de cuarta categoría jamás le hubiese permitido pagar un sitio como aquel.

—¿Te gusta? — Le preguntó Timothée.

Lucy observó a su alrededor. Vio a la gente rezagada en sus mesas, los meseros corriendo de un lugar al otro, y la pista vacía.

—Me encanta — Contestó — Pero la gente es un poco lenta. ¿No crees?

El tono de su voz le advirtía que no se estaba refiriendo solo a la gente.

—Nadie se anima a romper el hielo — Observó él.

—Es un desperdicio — Repuso ella, pinchando otro bocado del taco con el tenedor.

Estaba tonteando con él, era obvio.

Timothée se aclaró la garganta, incómodo, y se llevó el vaso con cerveza a los labios cuando de repente alguien pasó por su lado, golpeando la silla. Enderezó el vaso justo a tiempo, pero la chica comenzó a disculparse.

Lucy in Love || Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora