∆El chico de los ojos lindos∆

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Me encuentro de nuevo en mi salón de clases, de nuevo fingiendo leer, no me mal entiendan, adoro leer, pero mi lectura se ve interrumpida cada que él entra al aula.

Llevo un par de meses en mi último año aquí, y solo digo ¿Por qué demonios no pude conocerlo antes?... Solo tengo este año para poder acercarme a él, pero tengo un pequeño obstáculo que me lo impide, soy muy introvertido.

Las amigas que logré hacer este año fueron por que ellas empezaron a hablarme; y como todos los días pienso "hoy si me atreveré a hablarle" pero en cuanto lo veo entrar me quedo congelado, se sienta a un lado mío y solo cruzamos palabras un par de veces, aún así... La primera vez que vi sus ojos, no sé cómo explicarlo, me he puesto a pensarlo, pero no entiendo, son de un color un tanto común, café obscuro, su forma también es simple, un poco rasgados y de pestañas caídas... Y aún así me tienen como tonto pensando en ellos y lo lindos que son.

Por fin llego la única amiga que tenía en ese curso...

- Hola, Dan - me saludo Aitné, una chica de pelo negro por debajo de los hombros, con lunares y pecas en la cara y una pequeña cicatriz en la barbilla - ¿Que libro lees ahora? - me preguntó jugando con mi cabello rizado mientras yo cerraba el libro para dárselo - Uy, se ve interesante -

- Apenas lo empecé a leer - y era cierto, aunque solo pude leer el primer párrafo por culpa de mi distractor constante -

- Hola, Raiden - saludo al chico de al lado -

- Hola Aitné - le respondió e iniciaron un aplatica, a veces envidio eso, que pueda hablar con quién quiera sin que se avergüence o le de pena, me perdí de la conversación pensando en que no iba a poder hablarle en lo que siguiera del año -

Al cabo de un rato llego la profesora y las clases comenzaron, para mí suerte eso distrajo un poco mi mente de la imagen de Raiden. Pero para tortura mía en cada cambio de hora me encontré de nuevo con pensamientos en torno a él. Me había empezado a gustar un chico luego de tres meses de conocerlo, si a eso podemos llamar conocer a alguien, dado que jamás había intercambiado con él más que un "buenos días" o un "¿Que página dijo?", para colmo no sabía si a él le gustaban los chicos, o si tenía novia, o novio... De tanto dar vueltas me desespere, tomé mi libro y con una enorme fuerza de voluntad empecé a leer, obligando a mi mente a dejar de pensar en Raiden.

Por fin llegó el descanso... Podía alejarme de él y estar con mi amiga un rato tranquilo sin pensar en nada más que en conversaciones triviales que tendría con ella.

Orange: Tiempo Para AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora