3 de mayo de 2020
Este 2020 pinta para ser el peor año de mi vida. Si acaso enero se salva, pero a partir del mes siguiente todo se vino abajo. A mamá la despidieron injustamente de su empleo y a partir de ahí no pudimos continuar con los pagos de la renta de la casa. El propietario nos aguantó 4 meses y después nos echó de ahí. Mamá tuvo que vender su automóvil para poder pagar la mudanza y regresarnos al lugar de salida.
Con lo que mamá recibió por su auto prefirió usarlo para que pudiéramos sobrevivir un tiempo con algo de comida que pagarle 4 meses atrasados al propietario de la casa.
En fin... voy a contarte cómo fue el día de la mudanza.
La noche anterior pedimos pizza para cenar. Mamá y yo reímos y pasamos bien los últimos instantes en ese hogar que nos prestaron por casi 8 meses.
Después de eso nos fuimos a dormir para que a la mañana siguiente pudiéramos levantarnos temprano. Los señores de la mudanza llegaron a las 9 a.m., tocaron tres veces la bocina de la camioneta de carga, lo que provocó que me levantara con sobresalto.
― ¡Christian, ya están aquí! ―mamá grita desde la cocina.
Trato de cambiarme el pijama por algo más acorde para ayudar a subir las cosas al vehículo. Al bajar, mamá está contando billetes.
― ¿Qué haces, mamá?
―Estaba pensando en pedirle al señor que vive casi en la esquina que nos ayude a llevar las cosas a la ciudad en su vagoneta. En esta camioneta sólo cabrán los muebles, pero lo más pequeño y nuestra ropa no. No tardo.
Sólo miro a los señores de la mudanza trabajar. En eso el propietario de la casa hace su aparición.
―Tienen una hora para dejar la casa vacía, ¿entendido? —dice con su malhumorado tono de voz.
―Tendrá su casa limpia, señor Vázquez.
―Eso espero ―termina y sube a su automóvil.
Después de 15 minutos mamá regresa con el señor Méndez.
― ¡Démonos prisa, hijo! Vamos subiendo a la vagoneta las maletas con ropa y lo que pueda caber ahí.
―Mamá, el señor Vázquez vino a...
―Ya vi que ahí está dentro en su auto. Iré a devolverle las llaves.
Mientras tanto voy a mi habitación para ir por mi televisión y mi consola de videojuegos. El señor Méndez sube a ayudarme con mis maletas y al bajar a la sala mamá está con el dueño de la casa supervisando que todo esté en buen estado.
Al cabo de 45 minutos la casa ha quedado vacía. El señor Méndez inicia la marcha de su vagoneta y salimos con rumbo a la ciudad.
Es difícil dejar atrás casi un año de experiencias vividas aquí en Querétaro como cuando Leo y yo hicimos una de nuestras lindas fogatas bajo la luz de la luna y comimos malvaviscos asados. Hice muy pocos, pero muy buenos amigos y cada uno de ellos me dejó aprendizaje y una huella imborrable. Jamás me olvidaré de todo lo que pasé durante mi estancia en este bello lugar.
Abro una de las ventanas del vehículo. Me encanta sentir cómo sopla el aire en mi cara. Cierro los ojos para disfrutarlo. Me imagino que voy corriendo por un enorme campo, al fondo hay una laguna y hay un chico lanzando rocas al agua.
― ¡Hola! ―grito y levanto las manos para llamar su atención—. ¡Hey! ¡Por aquí!
Mis gritos no atraen a ese muchacho. Sigo corriendo, pero tropiezo y caigo bruscamente al césped. Al levantar la mirada tengo a Leo tendiéndome una mano.
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Amore Mío 2
Storie d'amore2020, 2021, 2022 | © | Derechos Reservados | México En esta segunda entrega de "Amore Mío" Christian te abrirá las puertas de su corazón para contarte parte de su vida, de sus nuevas experiencias y de cómo ha sido para él sobrellevar la pérdida del...