9. No Es Como En Las Películas

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27 de noviembre de 2020

Al llegar a la Alameda, Alexander está sentado esperándome en una de las bancas. Está sosteniendo un frappé de Starbucks, el cual me da, y tiene una enorme sonrisa en su rostro.

-Creí que después de lo que te conté la semana pasada ya no querrías verme.

-Alexander, la única relación que puede haber entre tú y yo es amistosa. Te recuerdo que yo no quiero un noviazgo por ahora así que descuida, lo que me contaste nadie más lo sabrá.

Asiente con la cabeza.

-Y espera a que te cuente lo que quedó pendiente la vez pasada.

Me dejó con mucha curiosidad de saber qué demonios le sucedió antes de su última relación para ser el patán que es ahora.

-Supongo que ahora que ya sabes la clase de persona que soy no quieres ser mi novio.

¡Qué afán con lo mismo! No sé qué hacer para que entienda que no quiero tener un novio por ahora.

-Debo aceptar que no soy lo que tú estás buscando -añade.

-¡Deja de decir tonterías! ¿Cuántas veces debo recordarte que dejé bien claro que no estoy en busca de un novio? -le replicó. Comienzo a desesperarme.

-De acuerdo. De acuerdo. No te enojes conmigo. No volveré a decirlo.

Espero y lo cumpla. Si vuelve a decir eso una vez más le arrojó el frappé en la ropa y me largo.

-No entiendo cómo le haces para no necesitar un novio y sentirte feliz.

-No ha sido fácil. Después de la pérdida de mi novio, mi vida no tenía sentido. Sigo recibiendo ayuda profesional y aunque me ha ayudado muchísimo sigo cerrado a la posibilidad de volver a amar y ser amado. Mi psicóloga insiste en que vuelva a buscar el amor, pero a mí ya no me interesa, al menos por ahora. Lo único que busco son amigos.

-Ya veo, pero tu psicológica tiene razón, vuelve a amar.

Niego con la cabeza y frunzo el ceño.

-Tal vez en un futuro, por ahora quiero estar soltero y ser feliz conmigo mismo.

-Entiendo. Es tu decisión -responde y comienza con su relato-. A decir verdad, siempre soy yo el que ocasiona que las relaciones fracasen. Las cosas cambiaron desde el día 1 de mi noviazgo con Rodrigo. Me escribía mensajes súper románticos y, literalmente, me derretía cuando los leía. Al principio me trató como un rey, pero al conocerlo cambió mi perspectiva sobre él.

- ¿Cómo se portaba contigo?

-En un inicio le había platicado, o más bien advertido, que yo no provenía de una familia privilegiada y que si yo le obsequiaba algo tal vez no se igualaba a las cosas a las cuales él está acostumbrado. Rodrigo, aparentemente, no tenía algún inconveniente con eso ya que siempre decía que los regalos no eran tan importantes sino el amor que nos tuviéramos. El punto es que se me había ocurrido en comprarle un postre, para ser específico fue un pay de limón, y dárselo cuando llegara.

- ¿A todos los chicos con los que tienes cita les regalas algo? -le interrumpo y me encojo de hombros.

-No siempre es así. Sólo lo hago con aquellos chicos que considero especiales y hasta ahora solo a dos personas les he obsequiado algo; tú y Rodrigo, nada más.

-Gracias por considerarme especial para ti.

-No agradezcas. Créelo y ya, en serio. En este mundo las personas especiales son muy pocas; es como si dijera que hay 1 persona especial por 1 millón de individuos. Estaríamos hablando de que hay cerca de 7,950 personas con ese toque especial.

Amore Mío 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora