13. El Primer Cumpleaños Sin Él

8 1 0
                                    

6 de diciembre de 2020

Hoy y mañana no trabajo; primero, porque es mi cumpleaños y la empresa permite que sus empleados estén con su familia en un día así y segundo, porque mañana tengo asignado mi día de descanso.

¿Por qué no me siento feliz por cumplir años? El año pasado estaba emocionado porque este día llegara y no solo tenía emoción por mi cumpleaños sino porque mi Leo vendría a celebrar conmigo.

Abro el diario de Leo. Busco la parte en la que vamos a conseguir al cachorrito (el cual se perdió días después de que mi novio murió) y me pongo nostálgico al leer la siguiente parte:

Hemos llegado al centro comercial. Quiero adivinar cuál será la siguiente sorpresa que me tiene preparada, aunque deduzco que me dará un cachorrito puesto que estamos fuera de la tienda de mascotas apreciándolos.

― ¿Cuál te gusta? ―pregunta e inmediatamente sé cuál es su intención.

―El cachorrito de Beagle, pero no creo que sea buena idea llevármelo. Mamá se enojará conmigo por llevar un perro sin su consentimiento ―miro al perrito. Él se encuentra emocionado.

―Míralo, le agradaste al cachorro.

―Hola, cachorrito ―digo y meto un dedo por las rendijas de la jaula y el perrito comienza a jugar con él.

―Es que tú no lo sabes, pero hablé con tu mami la semana pasada y aceptó dejarte tener un cachorrito con la condición de que cuides bien de él ―dice y me lanzo a abrazarlo porque no puedo creer lo que ha hecho por mí.

Y ni siquiera pude cumplir la promesa de cuidar a un noble cachorrito. Soy un asco de persona. Y no puedo dejar atrás los comentarios que hizo Vanessa sobre mi novio:

―Vine con mi novio. Él es Leonardo. Leo, ella es Vanessa; está en mi clase ―le respondo.

―Gusto en conocerte, Vanessa.

―Así que tú eres Leonardo... ―me examina de arriba abajo ―. Christian habla tanto de ti y pareciera que no se cansa de hacerlo.

―Al menos él tiene un buen tema de conversación ―le responde y arquea una ceja.

― ¡Menudo tema de conversación! Al principio creía que Christian estaba mintiendo y le repetía una y otra vez que ese tal Leonardito, que tanto lo hace suspirar ni siquiera existía.

― ¡Basta Vanessa! Tus comentarios no están ayudando en nada ―intervengo.

¡Oh, oh! Leo hace una mueca de disgusto.

Cuando Leo hace sus muecas es porque está pensando las cosas; puede que responda de mala manera o que se guarde su enojo, pero Leo es impredecible porque nunca se sabe cómo reaccionará.

Pude sentir el enojo de Leo y estaba casi seguro de que Leo le iba a responder a Vanessa y que ella le replicaría y que eso se iba a convertir en una guerra de palabras. A decir verdad, me habría gustado que mi chico destrozara a Vanessa con un comentario bastante directo, pero sin ser grosero; o como decimos aquí en México: darle una cachetada con guante blanco.

Lo que escribí más adelante creo que es lo más intenso que nos habría sucedido y lo que hasta la fecha me cuesta mucho asimilar y es que de no haber ido a ese bar nada de esto estuviera pasando. Si tan solo la chica no se hubiera cruzado en nuestra vida las cosas serían diferentes: Leo estuviera vivo y quién sabe qué sorpresas me hubiera traído hoy en mi cumpleaños. Ahorita estuviera recibiendo a mi novio y estoy seguro de que ya me habría reñido por no estar listo para irnos a escoger mi regalo y después de eso ya estuviéramos uno encima del otro en mi cama, disfrutando del placer de escucharlo gemir mientras me corro en su interior... ¡Wow! ¡Qué experiencia aquella estuviéramos viviendo ahora! Lástima que las cosas pintan de distinta manera: hoy no me apetece salir a ningún lado. Hoy me dan ganas de quedarme en casa, en pijama y ver muchas películas de Disney en lugar de salir a celebrar mi cumpleaños... es más no tengo nada que celebrar.

Amore Mío 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora