3. Todo A Su Debido Tiempo

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9 de febrero de 2019

¿Quién no ha soñado con casarse y ser feliz con el amor de su vida? Yo sí y en más de una ocasión he viajado al día de mi boda. Aún no logro visualizar a la persona que compartirá su vida conmigo, sólo me he imaginado a mí, vestido de traje y escuchando que la marcha nupcial inunda la iglesia junto a las campanadas. Y uno. Dos. Uno. Dos. Me hace suspirar mi sueño.

Hoy se hará realidad el deseo de contraer matrimonio para Héctor y Andrés y estoy listo para ir y presenciar un hecho que marcará su vida. He invitado a Leo para que me acompañe.

La ceremonia se llevará a cabo al sur de la ciudad, pero antes de ello he pasado por Leo para que me ayude a escoger el regalo de bodas perfecto.

―Miren quién viene ahí, luciendo espectacular ―digo y provoco que Leo se sonroje.

― ¡Basta, Christian! ―responde y ríe.

―Modela tu outfit.

― ¿Es necesario hacerlo?

Asiento con la cabeza. Da diez pasos, se lleva una mano a la cadera y camina hacia mí, da una vuelta y se sonroja aún más.

―Ya es suficiente, Leo. Estás radiante ―le tomo la mano y da una vuelta más.

―Gracias. Tú igual, qué bien luces.

―Debemos darnos prisa. La ceremonia comienza en tres horas ―miro el reloj.

Estamos viendo en cada establecimiento cuál será el regalo ideal. Después de no conseguir uno, decidimos ir al supermercado más cercano y comprar el obsequio.

Mamá sólo me dio $1,000 y lo único que se me ocurrió comprar fue un portarretratos con espacio para 12 fotografías.

―Estoy seguro que les encantará ―confirmo.

―Aún sobran $450, podemos buscar algo más.

―Pero, ¿qué comprarle a alguien que lo tiene todo?

― ¿Qué tenías en mente obsequiarles? ―pregunta Leo.

―Había pensado en comprarles un juego de tazas, pero el regalo era muy sencillo.

―Era un buen regalo. Imagina que el día de tu boda te regalen un juego de tazas.

―Botaba ese regalo...

Leo se lleva las manos a la cintura y está un poco molesto.

―Yo quisiera de regalo un boleto de avión con destino a Londres.

― ¿Para ti solo? ¿Llevarías a tu futuro esposo?

―Si el esposo eres tú nos iríamos luna de miel ―susurro.

― ¿Qué?

―Dije que nos iríamos ambos de viaje ―respondo y me sonrojo.

Alza las cejas, da la vuelta y cambia de pasillo, observando a su alrededor.

― ¡Christian!

Cojo el portarretratos y atiendo al llamado de Leo.

― ¿Y si les llevamos un juego de batas de baño? Hay de varios colores.

―No, Leo. ¿qué tal y llevamos las batas de la talla equivocada?

―Tienes razón. Obsequiémosles el portarretratos ―concluye Leo.

― ¿Qué le llevaremos al pequeño?

Vamos a elegir un juguete. Entre nuestras opciones se encuentra un automóvil a control remoto, una pista de coches o un lanzador de agua.

Amore Mío 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora