𝐒 | ❝ déjame ir ,Peter, estaremos bien❞
susurró ella con un hilo de voz,
y soltó su mano.
Donde el amor de Amy y Peter era tan poderoso, que incluso la estrella más fuerte del universo podría ser vencida por ellos. Un impe...
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—Tranquila Amy, solo quédate despierta un poco más, ¿puedes hacer eso por mi?— pidió Peter tomando su mano.
Ella asintió.
—Señorita, ya casi llegamos, usted será atendida por los mejores médicos— le habló un paramédico a Amy tratando de tranquilizarla— quédese conmigo, no se duerma, por favor.
Estaban dentro de la ambulancia.
Un par de minutos atrás, habían llegado dos ambulancias, en una se llevaron al conductor del auto. En la otra se llevaron a Amy, y Peter permaneció a su lado.
La familia que los apoyó, llamó para avisar a los Campbell, a los Pevensie y a casa de Emily lo que acababa de suceder, así lo había pedido Peter.
El cuerpo del rubio temblaba, mientras Amy respiraba nerviosa y rápidamente. Ambos entrelazaron fuertemente sus manos. El camino se les hacía largo e interminable por cada minuto que pasaba.
Como conducir en una pesadilla de la que no podían escapar, repitiéndose una y otra vez.
Miles de pensamientos comenzaban a atormentar la mente del Pevensie.
No podía imaginar un mundo sin ella. Estaría perdido. Pero no pasaría. No debía pensar negativo. Probablemente nacería su bebé. Y los tres irían a casa...¿cierto?
Alegría, amor y caos en el mismo lugar, mismo momento, misma vida...
De pronto, sintieron que se detuvo la ambulancia, Peter vio cómo rápidamente sacaron a Amy en una camilla para adentrarla en el lugar.
Al llegar a la sala de emergencias, Amy comenzó a ser evaluada de inmediato. Fue apartada de Peter un momento. Ella seguía consciente, pero tal vez no lo suficiente.
Sentía dolor en todo el cuerpo, mientras aumentaban los minutos, tenía más dificultades para respirar, y al mismo tiempo, se sentía muy preocupada por saber que su bebé estuviera bien, pero de alguna manera, estaba tranquila...
Debían llevar a la Campbell a un quirófano. Así es como los doctores tenían pensado salvarla a ella y a su bebé.
—Disculpe— una doctora le habló a Peter— usted es el padre del bebé, cierto? Observé que llegó con la señorita en la ambulancia.
—Sí, soy yo. Amy está bien? Cómo está mi bebé?— preguntó el Pevensie preocupado.
—La señorita debe ser llevada a cirugía lo más pronto posible, le agradecería mucho si me apoya llenando sus datos y firmando una carta de consentimiento por si algo se complicara con ella o con el bebé .
