09.- JUNTOS

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Margaret, la mujer que estaba recibiendo en su casa a los Pevensie, las Campbell y Caspian, preparaba la cena.

Los chicos estaban descansando, mientras las chicas ayudaban a poner los platos y las menores del grupo leían un cuento.

En una habitación, dormirían las 4 chicas y en otra los 3 chicos, ya que así se sentían un poco más en confianza.

—Muchas gracias Maggy, por recibirnos en su hogar— Amy agradeció cuando todos ya estaban sentados a punto de probar sus platos.

—Le agradecemos por lo que está haciendo por nosotros, significa mucho para mí— agregó Peter.

Todos asintieron y sonrieron demostrando que también estaban agradecidos.

—Para mí es un honor servirles a ustedes, mis reyes y reinas.— sonrió la agradable mujer.

Una vez todos listos para dormir, se dieron las buenas noches y se fueron a su respectiva habitación. Se habían puesto ya la pijama que Margaret les dió.

X

Había pasado aproximadamente una hora desde que las chicas se habían dormido, pero Amy era la excepción, ella por alguna extraña razón no podía conciliar el sueño. Intentaba cerrar los ojos y lo único que llegaba a su imaginación eran recuerdos, de momentos que ella desearía eliminar para siempre.

Se sentía rara... se sentía un poco mal, sentía que algo le hacía falta.
Cuidadosamente, se levantó de la cama y en silencio salió de la casa, donde había un frondoso árbol siendo iluminado por la tenue luz de Luna.

Se sentó en el suelo abrazando sus piernas y admiró aquel gran satélite natural en el cielo, junto a las centelleantes estrellas, tratando de distraerse, tratando de no llorar. Pero no lo logró.

Las lágrimas empezaron a caer por su piel, humedeciendo sus mejillas mientras descendían, conteniendo tantas emociones, tantos recuerdos, tanto dolor por el que había pasado a lo largo de su vida, pero también esa gran felicidad de haber encontrado gente a la cual llamarle familia, de encontrar un lugar donde realmente se sentía bien.

De pronto, escuchó pasos detrás de ella, al voltear soltó una pequeña sonrisa.

—¿Puedo sentarme?— Peter preguntó llegando a su lado.

Amy asintió contestando su pregunta, y le hizo un espacio para que se siente junto a ella.

—¿Tampoco podías dormir?— la rubia lo miró esperando una respuesta.

—No...— ambos quedaron en silencio por unos minutos. —Escucha, lo siento— se disculpó el Pevensie.

—¿Por qué?— contestó ella con curiosidad.

—Por todo.... Para empezar, por empujarte la primera vez cuando estaba peleando en la estación, por intentar hacer que sigas mis órdenes varias veces, por gritarte, por dejarte con los telmarinos... creo que eso fue lo peor que pude haber hecho, te alejé de tu hermana y te puse en manos peligrosas— Peter agachó la cabeza mirando sus manos.

—No tienes que pedirme perdón, sé que tenías mucha presión. Además, también lo siento, por llevarte la contraria muchas veces— contestó buscando su mirada.

Ambos se sonrieron.

—¿Por qué peleabas ese día en la estación?— preguntó ella.

—Es... complicado, supongo que desde siempre tuve algún tipo de presión siendo el mayor de mis hermanos. Siempre cuidarlos, protegerlos, o incluso ayudarlos en cosas que ni yo podía hacer cuando mis padres no estaban en casa... y después, venimos por primera vez a Narnia. Aquí encontré un lugar donde fui feliz pero en algún momento esa realidad acabaría. Cuando volvimos, supongo que encontré paz en la violencia....— el Pevensie se encogió de hombros y desvió la mirada con algo de nostalgia.

—Sé lo que se siente estar presionado todos los días de semana, las 24 horas... es un sentimiento horrible, pero ahora no estás solo, estoy contigo para lo que necesites— lo consoló dándole una cálida sonrisa

—Y tú? por qué no podías dormir— preguntó ahora él con curiosidad.

—Recuerdos...

—¿Quieres contarme?

Ella respiró hondo y comenzó a contarle un poco de lo que la atormentaba.

—Desde que era pequeña mi familia feliz desapareció, mis padres se separaron y sentí que mi vida se arruinó... él se fue con otra mujer y tuvieron a Ava, yo...— su voz se iba quebrando cada vez más— yo me quedé con mi m-mamá, sentía una gran presión de hacerla sentir orgullosa de mi y así evitar que me... lo siento ya no puedo— rompió en llanto.

Se sintió tan débil, tan rota al decir esas palabras, al recordar.

Peter la abrazó. Conteniéndola, aguardando a que ella se calme, cuidándola como si fuera una esfera de cristal que se estaba quebrando poco a poco.

—Estás despierto mientras todo el mundo duerme... tienes miedo de lo que pueda suceder... nadie te ve, nadie se da cuenta, y nadie te creería...— Peter susurró una vez que cesó el llanto de ella, mientras miraba sus hermosos ojos.

—Cada día intentas recoger todos los pedazos, todos los recuerdos de alguna manera nunca te dejan, nadie te ve, nadie se da cuenta y nadie te creería...— susurró Amy buscando tranquilidad en los ojos azulados que tenía junto a ella.

—Nadie sabe por lo que realmente has pasado— Peter bajó la mirada.

—Y nadie sabe realmente todo lo que dicen sobre ti— completó la Campbell.

—Nadie sabe cómo te está matando—

—¿Hay alguna manera de... olvidarlo todo? Solo desearía encontrar un lugar al cual llamarle hogar...

—Somos soldados, intentando encontrar nuestro camino de regreso a casa...— dijo Peter.

Ambos estaban cada vez más cerca, sus rostros a centímetros. Amy mirando los labios de Peter, y Peter mirando los de Amy. Temiendo que ese momento acabe. Temiendo que todo sea un simple sueño del que no quieren despertar. Sabían que llevaban tan solo semanas de conocerse, pero algo en el otro se sentía diferente a los demás.

Pero esta era la realidad, ambos sufriendo, rompiéndose por dentro... sin embargo, algo en la persona que tenían al lado los hacía sentir vivos. Como una luz en la oscuridad. Como aquel complemento para su felicidad. La Luna y el Sol. El Ying y el Yang. Frío y calor. Verano e invierno. Como el blanco y el negro, que al fusionarse, crean un grisáceo perfecto.

Y entonces, él la besó...

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𝐒𝐎𝐋𝐃𝐈𝐄𝐑 - peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora