13.TODO

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—Evan ¿estás bien?

Emma pregunta detrás de la puerta de la habitación. Decido no contestar sintiendo ganas de pedirle que me deje tranquilo, pero todo esto no es su culpa.
—Si necesitas hablar con alguien...

—Estoy bien—me siento en la orilla de la cama.
Escucho un carraspeo haciéndome cerrar los ojos tomándome la cara entre las manos.
—Está bien, pasa.

La perilla de la habitación se gira enseguida. Veo de reojo la figura de la rubia contra la luz de la ventana por segunda vez en esta habitación. Cuando elevó la cabeza para verla tiene el ceño arrugado mientras me observa tajante sin entender.

—Así que ahora reparten golpes; por si lo quieres saber eso no te hace mas interesante con las chicas—intenta bromear mientras se sienta a mi lado—¿Todo salió bien con...

—No tengo ni la menor idea.

—Bueno, pero a lo que me contaste imagino que...—suspira cuando asiento—¿Quiso verte?

Una sonrisa ligera se me escapa, aunque no de triunfo. No puedo cantar victoria.

—Para mi suerte; pero para mi mala siento que en cualquier minuto lo voy a arruinar.

Voltea los ojos cansada.
—Evan no te anticipes—posa una mano en mi hombro—A como veo no creo que ya lo arruinaste lo suficiente, así que debes de dejar de hacerlo.

Asiento desanimado—Lo sé.

No tengo ganas de hablar. Al parecer Emma lo ve porque ya no pregunta nada más, me da un apretón en el hombro poniéndose de pie para irse. No la detengo cuando se despide y enseguida escuchó la voz de Peter sintiéndome más asfixiado.
Cuando entra trae las manos en la cadera apoyando el peso en un solo pie dispuesto a soltar una de sus famosas frases de falso compañerismo.

—¿Qué puta madre acaba de pasar allá abajo?
—niega—Y espero que tengas una respuesta coherente para que Brent no vuelva intentar subir y partirte la cara ahora a ti.

Levantó la mirada viendo a la pared.
—Brent dijo que Angie sabía que yo le había mentido, que sabía todo—siento el coraje en el cuerpo de solo recordarlo—Y hoy me di cuenta que Angie no tiene ni puta idea de nada.

—¿Estas diciendo que venimos aquí por nada?

Niego con la cabeza
—Venimos por Angie, pero por la razón equivocada.
—volteó para verle—Brent me hizo creer que ya sabía todo lo que se suponía que no debía saber; no tengo idea del porqué. Pero estoy casi seguro que quería alejarme de ella y por eso era que este viaje se le hacía una estupidez.

—Y ahora él está aquí—Peter suspira pesado—El timador salió timado ¿siquiera sabes el porque de que esté aquí?

Cuando pregunta mis ojos de ironía le encajan.
—Estoy casi seguro que viene a ver a Angie.

—¿Y....

—Y a arruinar todo.

Se parece quedar pensativo, entonces me apunta:
—Pero ¿estás seguro que ella no sabe nada? Mira hermano no me lo tomes a mal pero Angie es un rival fuerte, lo sabré yo—se mofa riendo—Me refiero a que es bueno que creas en ella pero, no lo suficiente.

Comienzo a perderme de entre tanta pregunta y voces en mi cabeza buscando que hacer.
—Se ve distinta, no siento que esté mintiendo.

—Bueno, si tú lo dices—se rasca la barbilla tomándose un segundo—Mira, las mujeres son como las velas.—dice haciéndome arrugar la nariz sin entender su metáfora, entonces me señala.
—Son calientes, huelen rico y son bonitas; pero si las descuidas un segundo, solo uno solo; te pueden quemar toda una casa completa.

La ley de los chicos rebeldes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora