Aquí, a tu lado

2.7K 198 48
                                    


El golpe frío de la lluvia azotó su cuerpo sin piedad; el ruido ensordecedor de aquellos vientos huracanados resonó en sus oídos como una potente y molesta melodía. Y el cielo, se quebró en un estallido de rayos que iluminaron esa oscura y tomentosa noche de invierno.

Avanzó, un paso tras otro en aquella carrera desenfrenada, esquivando las ramas de los árboles, saltando arbustos y rocas; internándose en la profundidad de ese espeso y complejo bosque, sin mirar atrás.

El incensante ulular del viento no lo perturbó.

Esto era nada.

Su objetivo estaba claro, su prioridad era una; encontrarla era todo lo que debía hacer, lo que necesitaba hacer.

Y corrió.

Ajustó a Kusanagi, su katana, en su cintura, frunció el ceño y maldijo en un susurro silencioso.

Se detuvo de golpe, impaciente, y ese par de ojos tan característicos recorrieron el oscuro bosque de un lado a otro con rapidez; y no la encontraba.

Debía enfocarse y encontrar algún rastro, lo que fuera, pero esa cortina de lluvia y viento no le ayudaba.

Cerró sus ojos e inhaló.

El aire húmedo y frío de aquel bosque inundó sus pulmones en un segundo que se volvía eterno y angustiante; silencioso, pesado y amargo.

Ella debía estar cerca, estaba seguro, pero el maldito viento no le traía su voz.

Retuvo el aire en su interior en un intento de enfocarse, mientras su cabello oscuro se pegaba a su piel, y su ropa se volvía pesada y helada con el agua; pero nada de eso importaba ahora, solo tenía que despejar su mente y enfocarse en aquello que debía encontrar.

Por ella, por él.

Exhaló; lento, pausado. Y ahí, cuando el pánico comenzaba a tomar control de él, como nunca le había sucedido, como nadie imaginaba que podía sucederle, una lejana y suave voz llegó hacia él, escondida en la violencia de esa noche: Hinata.

Sus párpados se abrieron en un explosivo segundo; aquel ojo rojo fulminante, tan característico de su clan, se mostró en todo su esplendor, y una ráfaga de viento, que tuvo la osadía de cruzarse en su camino, agitó su negro cabello revelando el violeta que adornaba su otro ojo. Esa terrible noche lo desafiaba como si fuera un enemigo y su mirada la enfrentó; porque no, él no iba a perder, no la iba a perder.

Sasuke Uchiha podía transformarse en el mismo infierno si lo quería.

Y continuó.

Una pisada tras otra, una respiración tras otra, en un ritmo que rápidamente se transformó en una carrera calculadamente desenfrenada por acortar las distancias. Su voz, junto al sonido de metal impactando entre si marcaban el destino, y lo que muy probablemente era un enfrentamiento.

Aceleró.

Vengador, siempre había sido una clara descripción de él; un camino que prefería pensar que había elegido aún cuando no tenía muchas opciones a su alrededor. Perdonar jamás había estado dentro de sus alternativas, olvidar se había vuelto imposible en su niñez, mucho menos comprender las circunstancias que marcaron su corazón. El odio fue la única forma de poder avanzar.

Dejar su vida atrás fue solo una decisión dentro de aquel único camino que podía seguir.

Nadie lo entendió.

Naruto lo siguió hasta el fin del mundo, Sakura lo lloró con todo su corazón, y él, aún cuando sabía que les rompía el corazón con cada acción que realizaba, no podía dar marcha atrás. Este era él, ese era su pasado; ese era el camino que Itachi había creado para él.

LejaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora