Se mantenían en silencio, el único ruido era la música de fondo en el auto de Ran, Rindou sonrió al ver los curitas en su rostro y el de su hermano a manera de curación que Manjiro les había puesto con cariño, Ran se mantenía en silencio hasta que llegaron a su hogar, al entrar esperaban poder escapar de cualquiera que pudiera verlos y preguntar que había pasado, su plan falló cuando la esbelta y pequeña figura de su madre apareció, pronto los dos se vieron sentados en la sala mientras la mujer revisaba las heridas con delicadeza, la risa de su padre no tardó en hacerse escuchar, los hermanos negaron viendo mal a su padre quien tocaba los curitas de hello kitty en la mejilla de Rindou.
— Espero que los otros quedaran peor que ustedes dos niños— el hombre soltó un quejido cuando su amada mujer le pego un codazo en las costillas, miró a sus retoños esperando respuesta.
— Rin le rompió la nariz, se lo merecía antes de que lo regañen, lo mío es daño colateral— su madre negó al escucharlo, miró a Rindou quien se encogió de hombros antes de hablar.
— El tipo molestaba a Sou... y yo lo defendí— los señores Haitani se interesaron más en la conversación, era la primera vez que escuchában a su retoño menor hablar de algo que no fuera judo, motocicletas, ropa, videojuegos o música, Ran les sonrió asintiendo cuando lo miraron a él.
— Los pongo en contexto, ya que no estaban y ustedes viven del chisme y de las humillaciones que Rin y yo vivimos... conocimos a los chicos más hermosos en el mundo, Rindou hace su intento con el menor yo con el mayor, pero no me va bien ... Sigamos con Romeo que ya hablo con su amor—
Rindou miró a Ran antes de tomar las manos de su madre y sonreír.
— Acepto una cita— el resto de la tarde y hasta la cena el par de hermanos hablaron con sus padres, recibieron consejos por parte de su padre que fueron rectificados por su madre, satisfechos ambos planearon la cita de Rindou y Souya, terminaron por hacer un cronograma que consistía en ir a diferentes lugares para terminar en algún parque viendo las estrellas.
—Sin duda somos unos malditos románticos sin sentido Rin— el menor asintió terminado de guardar sus lentes y ponerse la pijama.
— Lo heredamos de papá— Ran asintió con la cabeza mientras terminaba de secar y cepillar su cabello.
— El nos gana, mira que pasar años detrás de mamá, lograr que le diera el si, dejarla irse a cumplir su sueño, cuidarme el solo a mi habla de que tan cursi, dedicado y romántico es el hombre— Rindou no dudo en reír, conocía bien a su padre y que tan cursi y romántico era si se trataba de hacer feliz a su madre.
— Bien descansa Rin, sueña con Sou y su vida en una casita con muchas flores y perritos— el menor sonrió asintiendo, Ran regreso a su habitación suspirando al sentir el olor a durazno del aromatizante.