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Un mes entero había pasado, Rindou y Souya eran inseparables, Nahoya ya se había acostumbrado a la presencia del novio de su hermano, tanto que a veces los tres se quedaban en casa de los gemelos a ver alguna película con un montón de dulces y comida.
Otra cosa a la que se había acostumbrado por mera diversión era ver al hermano mayor de su cuñado rogarle por citas, Ran cada viernes solía llegar con algún regalo para el acompañado de una petición para salir en una cita, Nahoya aparentaba pensarlo un poco antes de dar él no e irse a cualquier otro lugar. Ante esas negativas Souya no dudaba en disculparse, Ran alegaba que todo estaba bien a pesar de que su corazón se rompía de a poco.
Por eso la siguiente noche de viernes cuando lo invito a ir a una fiesta y Nahoya acepto se sintió afortunado, se esmeró en arreglarse, en elegir un obsequio bonito para el pelinaranja, en llegar a tiempo recibiendo una sonrisa que le aceleró el corazón.
Cuando el calor de la noche y el alcohol hicieron efecto paso un rápido beso con sabor a menta le fue dado, Ran en definitiva se había iluminado un poco más.
