Terminaba de arreglarse, se aseguró de llevar la coleta alta bien ajustada, se revisó una vez más en el espejo antes de tomar su abrigo y buscar a su hermano menor.
Rindou lo esperaba en la sala con evidente aburrimiento, ambos salieron avisando al ama de llaves que volvían antes de las tres de la mañana, la mujer no muy convencida asiente sabiendo que contra esos dos no puede llevar la contraría, Rindou sabe como convencerla a base de ojitos de cachorro abandonado al igual que Ran que se une haciendo pucheros como cuando tenían tres y cinco años.
Pronto los dos se dirigen a la fiesta por organizada por Izana y Manjiro Sano, el par de hermanos habían aprovechado la ausencia de supervisión adulta para hacer una fiesta a la que invitaron a todos sus amigos con el fin de pasar la noche divertidamente entre tragos y amigos.
Al llegar el ambiente está en lo mejor de la noche, ambos ven a varios chicos y chicas lindas bailar, más de uno los mira embobados mientras caminan hasta llegar a donde Izana y su novio de toda la vida Kakuchou se encuentran, a lo lejos ven a Manjiro bailar junto a sus amigos siendo vigilado de cerca por Ken que no permite que nadie se le acerque a la luz de sus ojos que baila abrazado de Mitsuya Takashi y otros dos chicos que no conocen.
Los tragos comienzan a bailar uno a uno en sus manos, Rindou no tarda en desaparecer del campo visual de Ran con una chica, Izana hace una mueca de desagrado abrazando a Kakuchou que de inmediato entiende el mensaje dejando solo al mayor de los Haitani para acompañar a su novio a otro lugar.
Manjiro no tarda en ir por el al verlo solo, sonríe al ver a Ken morir de celos al ver a su precioso pececillo tan atento con el ojivioleta, Manjiro niega al ver a su novio dejando solo de nuevo al ojivioleta, Ran se mantiene tranquilo hasta que la sonrisa de alguien se cruza frente a él, el cabello naranja, la sonrisa brillante hacen que se atragante, sin duda el ser a unos metros de él es tan perfecto que le hace imposible pensar racionalmente.
Se acerca hasta apreciar el perfume con olor a durazno, escucha atento la cantarina risa del chico que le da la espalda, sin verlo completamente queda embelesado por el.
Veía a la chica bailar al ritmo de la música, acariciaba la cintura de la chica cada que esta se acercaba a el, comenzaba a aburrirse de aquello, justo cuando estaba por dejar a la chica una cabellera en particular llamo su atención, sus ojos y los de aquel desconocido conectaron ocasionando que ignoraran todo lo demás a su alrededor.