Staring.

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Midas ya no era un adolescente, ya tenía 27 años y seguía viviendo la vida como un adolescente de 16 años y cada noche después de trabajar iba a una fiesta o cantina diferente, según él: "en busca de amigos", cuando la realidad era de que buscaba inconscientemente el amor, pero desafortunadamente no tenía suerte, pues no lo hallaba y el día de hoy no era diferente.

Salió de su trabajo y subió a su auto, iniciando a manejar sin un rumbo en específico mientras veía por la ventana en busca de fiestas u otras cantinas que pudiera visitar; hasta después de varios minutos en los que detuvo su mirada en un lugar al cual nunca había entrado, por lo que sin dudarlo, estacionó su auto y descendió de el, preparado para una noche de diversión, según lo que había pensado.

Entró y el calor del lugar lo envolvió al instante, gente bailando y bebiendo por todos los lugares mientras que una que otra pareja se besaba sin vergüenza alguna; como pudo se abrió espacio por en medio de todas esas personas hasta llegar a la barra donde "algo suave" sería su comienzo nocturno, pero antes volteó a sus lados para poder observar el lugar, notando como a unas cuantas sillas de donde él estaba sentado había una chica que bebía tranquilamente, la cual, al sentir su mirada sobre ella, giró su rostro a él, haciendo sus miradas coincidir y sonrió levemente al ver la expresión sorprendida del chico y es que, para ser sinceros, ella era la chica más hermosa que sus ojos habían visto en toda su vida, pese a que vestía casual a comparación de todas las mujeres del lugar que vestían ostentosamente con altos tacones, grandes escotes y cortos vestidos; a lo que él al notar su sonrisa, no pudo evitar sonreírle de la misma manera, dando inicio a una noche donde solo se dedicaba a verla aunque ella no lo viera.

Un par de horas pasaron y regresó a su casa cuando por fin la chica se marchó del lugar después de haber descansado y bailado sola; no podía creer que durante todas esas horas él no había tenido ojos para nadie, ni para nada que no fuera ella, cos...

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Un par de horas pasaron y regresó a su casa cuando por fin la chica se marchó del lugar después de haber descansado y bailado sola; no podía creer que durante todas esas horas él no había tenido ojos para nadie, ni para nada que no fuera ella, cosa que jamás le había pasado.

Y por lo mismo, tampoco había hecho lo que planeaba realizar esa noche, pero estaba seguro de que si regresaba no la volvería a ver y podría disfrutar aquel lugar como lo ameritaba; así que al día siguiente regresó ahí después de su trabajo y se sorprendió al verla nuevamente, haciéndolo cometer lo mismo que el día pasado; historia que se repitió con el pasar la semana, dando como resultado, noches llenas de miradas y sonrisas, en las cuales el chico iba al mismo lugar, a la misma silla, en la misma hora, de forma independiente el que trabajara o no, solo por el simple hecho de querer ver a aquella chica que había robado su atención e invadido sus pensamientos, donde uno se iba a los minutos de que el otro lo hacía como si de una competencia de quien duraba más tiempo viendo al otro se tratara, aunque eso significara que con el pasar de las noches su corazón latería con más intensidad al querer saber más allá de lo que sus ojos veían en esa misteriosa chica.

Ya era noche y se encontraba llegando a aquella cantina en dirección a "su" lugar, cuando pronto se detuvo al notar que ella no se encontraba donde siempre, haciéndolo sentir extrañamente asustado, por lo que comenzó a buscarla con la mirada hasta...

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Ya era noche y se encontraba llegando a aquella cantina en dirección a "su" lugar, cuando pronto se detuvo al notar que ella no se encontraba donde siempre, haciéndolo sentir extrañamente asustado, por lo que comenzó a buscarla con la mirada hasta dar con la misma, dándose cuenta de como ella caminaba hacia él hasta detenerse en frente cuando normalmente siempre había un espacio entre ellos, provocando que el corazón del joven se acelerara, donde por más que trataba de separar su vista de ella, no podía, y mucho menos cuando ella, al igual que él, lo miraba directo a los ojos.

Era obvio que necesitaba saber más de ella y al parecer, ese sentir era recíproco.

Por lo cual, dejando todo de lado, se armó de valor y sonrió antes de estirar su mano en su dirección...

-Buenas noches señorita, me presento... Mi nombre es Midas y me gustaría conocerla mejor, si me da la oportunidad de hacerlo, claro está...

-Hola Midas... —estiró su mano hacia él para estrecharla— Yo soy Marigold... Y al igual que tú, me gustaría saber de ti...

-Entonces, será un gusto conocerte... —sonrió— ¿Gustas un trago?... Yo invito...

-Que formal es usted... Acepto, gracias...

Ambos se dirigieron a la barra y tomaron asiento en los bancos de ahí antes de pedir sus respectivas bebidas y comenzar a charlar de cosas muy aleatorias, como gustos de colores, etcétera.

Hasta que los segundos se volvieron minutos y los minutos, horas donde ambos seguían escuchando con atención al otro, mirándose con detalle y admiración, justo como un niño mira a su súper héroe favorito, al menos hasta que ella mencionara lo siguiente...

-Eres una caja de sorpresas, Midas... Realmente me has impresionado esta noche... —bebió de su copa— Aunque tengo una duda... ¿Por qué no me has dejado de ver?... Nunca he conocido a algún chico que me haya visto para no acercarse a hablar conmigo...

-Vaya... Buena pregunta... ¿Por qué te veo?... —pensó unos momentos— La verdad no lo sé... Pero me tuviste desde el primer instante, no hablo solo por el hecho de que me tuviste mirándote como un tonto... Sino en el hecho de que te convertiste en mi amor a primera vista... ¿Cómo es posible que me esté pasando esto?... —soltó una pequeña risa— Es irónico... Yo solo venía a hacer amigos y ahora no sales de mi mente...

-Tú tampoco sales de mi mente... ¿Por qué crees que vine después de verte por primera vez?...

-No lo sé... ¿Por qué?...

-Porque tenía las esperanzas de volver a verte y eso pasó... Me capturaste, Midas, tienes unos ojos encantadores, en verdad... Ambos vinimos buscando amigos pero...

Se acercó sutilmente a él mientras el de cabello negro repetía de manera inconsciente lo mismo que ella hasta quedar con sus rostros realmente cerca que fue cuando la fémina acunó su rostro y acortó la distancia entre ellos para unir sus labios a los de él en un lento beso que duró unos segundos antes de que se separaran, quedando unidos por sus frentes...

-Creo que podríamos conseguir más que eso...

-¿Tienes compromisos?

-No ¿y tú?

-Tampoco...

-¿Quisieras salir con un compromiso esta noche?...

-Jamás había besado a una persona la misma noche que la conocí...

-Es algo nuevo también para mi

-Creo que hacer cosas nuevas me gusta... Y seremos lo que quieras si eso significa que seguiré viéndote y conociéndote.









¿Qué les digo?... Los amores a primera vista son intensos.

"Midnight Thoughs" // Conjunto de drabbles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora