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Su teléfono volvió a sonar. La melodía que alguna vez había amado, ahora parecía como el peor de los sonidos. Estaba seguro que de escuchar una vez más aquel sonido, acabaría tirando el móvil por la ventana. O quizás se tirase él, aunque no creía que fuera hacerse el suficiente daño como para no volver a escuchar el teléfono sonar. Suspiró mientras tanteaba el colchón en busca del aparato. Recordaba que la noche anterior se había pasado horas hablando con Lucas sobre todo lo que estaba pasando, era la única persona a la que le había podido compartir cada uno de sus secretos, inseguridades y sentimientos. El teléfono debería estar en algún lugar de la cama, desplazado por sus continuos movimientos mientras dormía.

Agradecía que esta última semana, Jeongin hubiese tenido que irse fuera de la ciudad. Con todo lo que estaba pasando, no conciliaba bien el sueño. Y cuando lo hacía, nunca estaba tranquilo. Cada vez se movía con mayor frecuencia, de un lado a otro dando vueltas por la cama. El día anterior se había encontrado incluso con las sábanas revueltas, a tal punto que no se sabía donde empezaba su cuerpo y donde terminaban estas.

Cuando lo atrapó y pudo sacarlo de entre las sábanas que lo tenían cautivo, este dejó de sonar, pero su pantalla iluminada lo recibía con un millón de mensajes y llamadas perdidas de demasiadas personas. Jaemin frunció el ceño, normalmente no recibía demasiados mensaje, pero su pantalla bloqueada le mostraba una sobrecarga de contenido de variadas aplicaciones y de usuarios que desconocía. Incluso había un par de números que lo habían marcado, y que ahora eran recogidos como parte de esas llamadas que no había alcanzado a contestar.

La pantalla cambió cuando una nueva llamada entró en su teléfono. Era uno de los números desconocidos que le había estado llamando durante esa mañana. Suspiró, tardando quizás demasiado tiempo en decidirse si contestar o no. Aunque finalmente decidió que no perdía nada por tomar la llamada, de hecho a lo mejor consiguiera hacerse una idea de quién era la persona que tanto lo estaba marcando y por qué.

Sabía que no debía ser nada demasiado importante, esas llamadas siempre iban directas al teléfono de su hermano. Y si tenía suerte, luego este se tomaba la molestia de comentársela.

- ¿Hola?

Hubo un silencio al otra lado de la línea. Alejó el teléfono para comprobar si le había dado tiempo a tomar la llamada. Efectivamente, estaba en esa pantalla con el temporizador marcando que la llamada se estaba llevando a cabo. Devolvió el teléfono a su oreja y repitió la misma acción que antes. Solo que esta vez si hubo una respuesta.

- Vaya, no creí que fueras a contestar.

- ¿En serio? - bufó Jaemin al reconocer la voz -. Si llego a saber que eres tú, no contesto.

- Me dueles, Jaemin. ¿Estabas dormido?

- Algo así - contestó mientras se acomodaba en su cama -. ¿Cómo has conseguido mi número de teléfono?

- Un mago nunca revela sus trucos, ¿no?

- No sé ni para qué te pregunto, está claro que te lo ha dado Renjun.

De nuevo, el silencio se instaló entre ellos. Era raro mantener una llamada telefónico con alguien a quien no soportabas y, de hecho, Jaemin no veía el momento de colgar, pero la curiosidad no podía con él. ¿Por qué Jeno se habría tomado las molestias de conseguir su número? Sabía que Renjun no solía hacer favores si estos no le beneficiaban, así que... ¿Por qué tomarse la molestia de estar en deuda con Renjun? Jaemin no quería recordar la última vez que le pidió un favor a Renjun... Ese chico podía ser todo un demonio caprichoso cuando quería.

- Da igual, ¿qué quieres? - preguntó.

- ¿Qué crees que quiero?

- ¿En serio vamos a hacer esto?

- Es lo más cercano a una pelea de pareja tonta que podemos tener, ¿no? ¿O estás dispuesto al cuelga tú, cuelgo yo?

- Estás a punto de experimentar el cuelgo yo sin que llegues a decir nada de relevancia...

Escuchó con claridad un suspiro al otro lado de la línea. Supuso que por fin recibiría la información que quería. Y aunque Jeno tardó algunos segundos en darla, al final dejó de hacerse de rogar. Había organizado una fiesta para ese mismo día en su casa y él, como su pareja, no podía faltar.

Aunque era lo que más deseaba. Escabullirse, dejar ese juego tonto para siempre. Pero no podía darse ese lujo, no cuando todas las esperanzas de su hermano y de su primo estaban puestas en que él fuese capaz de pasar la prueba, y agregarse a la lista de integrantes del grupo. Tener un lugar al que pertenecer, tener personas que pudieran apoyarte. Tanto Jaehyun como Sehun habían sido muy precisos a la hora de enumerar las numerosas ventajas que se asociaban con la pertenencia al grupo, sin dejar de lado claro la importancia de que los familiares de los fundadores ocupasen una plaza privilegiada.

Sehun había sido de los fundadores de aquel grupo. De hecho, Jaemin conocía a todos ellos, y todos esperaban que Jaemin, el pequeño Jaemin, aquel niñito que se cogía de la mano de Sehun cuando había demasiadas personas en la casa, fuera uno de los nuevos integrantes. La presión no lo dejaba abandonar, y ya había recibido una llamada de atención por parte de Taeyong. El chico lo había esperado a las puertas del instituto para decirle que estaban recibiendo quejas sobre la baja credibilidad de su relación con Jeno.

Pero no lo soportaba. Su primer instinto cuando ambos estaban en un mismo lugar era salir de él, abandonarlo...

Ojeó el resto de notificaciones que había recibido tras cortar la llamada. Jeno se había atrevido a subir una foto de ellos dos que no sabía ni cuándo había sido tomada ni quién podría haberlo hecho, pero sus redes sociales habían explotado tras esta. Muchas personas se habían aventurado a sus mensajes privados para preguntar si el título de la foto era real, si realmente eran pareja, o simplemente habían decidido aprovechar la ocasión para felicitarlo por su relación y por su belleza.

Nada más salir de la cama, tras ignorar de nueva cuenta todas las notificaciones pendientes, el timbre de la puerta sonó. El estridente sonido llenó cada hueco de la casa, acallando cualquier otro sonido que se escuchase por apenas unos segundos. Caminó con confusión hacia la puerta, dudaba que estuvieran esperando visita.

Cuando abrió la puerta, no pudo evitar ninguna de las emociones que surcó su rostro.

- Tenemos un problema.

Claro que lo tenían, y el primero era su presencia en aquella habitación. ¿Qué se suponía que hacía Hyunjin en su casa a esa hora cuando no estaban ni Jeongin ni su hermano? ¿Y qué hacía con Renjun cuando estos dos ni siquiera se deberían de conocer?

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No puedo dejar de escribir esta historia, no sé qué me pasa.

Y nunca agradecí oficialmente por los 3k, pero sí que estoy muy agradecida a todas esas personas que no dejan de leer mi historia y votar. Muchas gracias 💕

The couples game [NoMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora