La noche del jueves, Jaemin llegó tarde a su casa. Solía llegar temprano para poder ver a su hermano mayor antes de que este se fuera a su trabajo de noche. Sin embargo, ese día se había quedado atascado en la biblioteca. La profesora de biología había hablado acerca de un manual y él había decidido buscarlo. No había sido su mejor idea, desde luego. Además, de nuevo había tenido esa incómoda sensación de que alguien estaba siguiendo todos y cada uno de sus pasos, pero cada vez que miraba, la biblioteca estaba prácticamente sola y quienes estaban, mantenían su cabeza hundida en algún libro.
Necesitaba que llegase ya el viernes para poder pasar página. Se suponía que para cuando fuera a aquel lugar, todo terminaría, ¿no? Suspiró al encontrar la nota de su hermano, deseándole una buena noche y que le recordaba que había dejado algo de comida para él en el frigorífico. Hizo una mueca extraña. Pese a que llevaban años viviendo juntos, ni Jaemin ni Sehun, su hermano, eran demasiado buenos en la cocina. Echaba de menos aquellos momentos en los que su hermano todavía salía con su anterior pareja. Cocinaba tan bien que Jaemin siempre volvía a la casa con gran apetito. Ahora, había aprendido a comer tan rápido que no le daba tiempo a saborear la comida.
Estaba dejando su mochila en su pequeña habitación, el timbre de la puerta sonó varias veces. Miró su teléfono confundido. ¿Quién lo podría estar visitando a las ocho de la tarde? Casi de forma exclusiva, todas sus visitas se basaban en Renjun invadiendo su casa los fines de semana porque estaba cansado de su familia. Jaemin lo envidiaba y lo entendía a la vez. La familia de Renjun era bastante grande, pero con demasiadas normas. El ambiente era asfixiante, sus padres eran tan estrictos que Jaemin no podía imaginarse cómo su amigo conseguía escaparse casi todos os fines de semana. Pero era una familia, y él había tenido que aprender lo importante que era a la fuerza.
Ser uno de los bastardos de una celebridad era difícil. Sobre todo, cuando su madre había desaparecido de un día para otro, sin decir nada y dejándolo todo atrás, incluidos sus hijos. Sehun y él eran la clara representación de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Su madre, la señora Na no había dejado de creer que el gran señor Oh la quería y dejaría su impecable vida por ella. Su madre era demasiado idealista, posiblemente porque era igual de buena, incapaz de ver la maldad en el resto del mundo.
Jaemin había sido como ella, hasta que la vida lo golpeó tantas veces que descubrió que la maldad era la norma general. Lo difícil era encontrar lo bueno, lo que mereciera la pena.
Cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver a uno de los hijos de su padre, uno de los reconocido. No parecía demasiado feliz al estar allí, pero detrás de él se encontraba un chico de ojos afilados con una gran sonrisa.
- ¿Hyunjin? - preguntó sorprendido.
- No hubiera venido de no ser necesario - gruñó mientras se adentraba en la casa, empujando a Jaemin.
- ¡Oye! No te he dejado entrar.
- ¿Está Sehun? - preguntó, ignorando las palabras de Na deliberadamente- ¡Ay!
El desconocido había golpeado en el brazo a Hyunjin antes de girarse hacia él. No sabía qué hacía un chico así al lado del grandioso Oh Hyunjin. Hyunjin vestía impecable, como siempre. Su pelo negro, algo largo, se mantenía perfectamente peinado. El desconocido, por el contrario, parecía que había sido retado a vestirse con las prendas que menos combinasen de su armario y su pelo rojizo desordenado en todas las direcciones posibles.
- Perdón por aparecernos así - se excusó el chico -. Me llamo Yang Jeongin y...
- Solo necesito que lo escondas aquí - interrumpió Hyunjin -. No creo que lo encuentren si está aquí.
- ¿Perdona? - preguntó.
- Quieren hacerlo desaparecer porque es mi pareja - se quejó Hyunjin -. Nuestro padre es el mejor cabrón de todos, deberías saberlo bien después de lo que hizo.
Jaemin lo miró sin entender. Sabía que su padre no era una buena persona y sí que había hecho muchísimas cosas altamente cuestionables a lo largo de su vida, ¿pero hacer desaparecer a la gente? Supuso que Hyunjin seguía siendo el mismo niño dramático de siempre.
- ¿No está Sehun? - insistió - Con él hubiera sido más fácil.
- Se puede quedar - habló Jaemin, aunque no creía que la situación fuera para tanto -. Pero quiero que me expliquen todo.
- Es demasiado complicado - bramó Hyunjin.
- Vale. Tú, largo de mi casa, ahora - ordenó Jaemin mientras señalaba la puerta -. Jeongin y yo tendremos todo el tiempo del mundo para hablar acerca de la situación.
Los chicos se despidieron entre susurros, abrazos y besos. Jaemin nunca creyó que su medio hermano pudiera verse de esa manera con alguien, como si tuviera sentimientos. Hyunjin siempre había parecido el robot de su padre, calcado a su imagen y semejanza. Durante un tiempo, antes de conocerlo, Jaemin había deseado estar en su lugar. Ser Hyunjin siempre le había parecido alucinante, envidiable. Hasta que lo conoció. Si el precio de vivir la vida de Hyunjin era ser así, entonces prefería su vida.
Jaemin estaba deseando quedarse a solas con Jeongin para que este le explicase de verdad lo que estaba pasando, y que tan grave era el problema.
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The couples game [NoMin]
Fanfiction[Vamos, juguemos al juego de las parejas... ...y la última pareja de este mes será entonces, ¡Jaemin y Jeno!] PROXIMAMENTE. Actualizaciones cortas. Mención de muchos ships (sobre todo NCT y SKZ). Pareja principal: Jaemin y Jeno.