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Desde aquel día algo había cambiado en la escuela. Los estudiantes volvían a mirarlo de lejos y, si se acercaban a hablarle, iban en pequeños grupos. Había sido un cambio raro, pero agradecía a la persona que estuviera detrás de eso. La atención poco a poco se había ido disolviendo y Jaemin volvía a sentirse refugiado en su pequeño pupitre. Aunque había algo que todavía no había regresado a la normalidad. Suspiró mientras dejaba caer su cabeza sobre sus antebrazos, reposando sobre la mesa. Como le era costumbre, su mirada se clavó en el pupitre de al lado. Ya casi iba terminando el mes y Renjun aún no le había hablado.

Le intrigaba saber qué era aquello que lo había llevado a tomar la decisión de separarse de él. En los recreos desaparecía, y en los cambios de hora parecía siempre tener alguna tarea que ocupaba su tiempo. Ya no hablaban, tampoco reían juntos. La atmósfera a su alrededor se había vuelto agria, amarga e incómoda. Si así se sentía el final de una amistad, Jaemin hubiera deseado que le hubieran avisado.

No negaría que el desconocimiento lo estaba matando. ¿Habría hecho algo? Na intentó viajar entre sus recuerdos, pero todo lo que veía era a Renjun mirando a Jeno, Renjun estando con Jeno, Renjun abrazado a Jeno, Renjun riendo con Jeno.

Se levantó de su silla incómodo. Solía llegar temprano, pero aquel día había ido a la escuela excesivamente pronto. Jeongin había tenido que levantarse una hora antes de lo habitual para poder alcanzar a llegar a un proyecto prelectivo que le habían colocado algunos días por la mañana. El pequeño se había disculpado tantas veces por despertarlo que casi le había dado pena verlo en esa situación. Era evidente que si uno de los dos se despertaba más temprano de lo habitual, los dos lo harían. Desde que dormían juntos, parecían haberse convertido en la misma persona. Se acostaban a la vez y se levantaban a la vez.

Salió de su aula y recorrió aquellos pasillos demasiado blancos, demasiado aburridos. Entre puertas se hallaban un montón de taquillas. No era obligatorio tener una, pero sí recomendable para aquellos estudiantes que tuvieran que llegar al instituto desde puntos más alejado. No era bueno todo aquel peso para la espalda, sobre todo cuando se trataba de una que seguía desarrollándose. Aunque a Jaemin nunca le gustó la idea de las taquillas; había sido testigo, demasiadas veces, de lo que pasaba cuando alguien utilizaba las taquillas para algo más que guardar sus materiales. Casi todas las bromas se efectuaban en ellas.

Subió las escaleras hasta la segunda planta. Su instituto no era demasiado grande, contando con unas escasas tres plantas no demasiado largas. Aunque en la última planta se encontraban todas las salas especializadas. El aula de dibujo, el de música, los diferentes laboratorios. Buscó entre las diferentes aulas la de Lucas. Quizás él o alguno de sus amigos estuviera por allí y pudiera tener algo de compañía. Ese día se sentía especialmente solo.

Sin embargo, el sonido de una voz conocida lo alarmó. Se escondió en el primer lugar que encontró factible. Ni siquiera sabía por qué se estaba escondiendo. Su intención no era espiar, y tampoco se encontraba haciendo nada malo o vergonzoso como para actuar de esa manera. Se reprendió por su comportamiento. Era normal que Renjun y él se encontrasen por la escuela, ambos asintían a la misma, eran compañeros de pupitre. No obstante, su cuerpo no reaccionó al escuchar su nombre salir de los labios de su mejor amigo. O bueno, al que consideraba su mejor amigo. No sabía en qué punto había acabado su amistad.

- Entonces, ¿quieres que te toque Jaemin en el siguiente mes? - preguntó otra voz casi con burla.

- Sabes que sí - respondió Renjun -. Es la persona con la que más quiero estar.

- ¿Sí sabes que lo estás ignorando? ¿Eres consciente de que puede que se sienta mal por ello?

- ¿Y qué querías que hiciera? ¿Me quedo a su lado viendo la perfecta pareja que hace con Lucas? Tú los has visto, ellos dos...

- ¿Estás celoso? - se burló el otro - Creía que te gustaba yo. ¡Auch!

Jaemin aguantó la respiración y cerró sus ojos. Repentinamente se sentía mareado por toda aquella información. ¿Renjun lo había estado ignorando por Lucas? ¿A Renjun le gustaba Lucas y nunca le dijo? Frotó sus sienes con fuerza. Quizás la falta de sueño le estaba empezando a afectar. Su cabeza se sentía pesada desde hace un rato, pero ahora sentía un agudo dolor a ambos lados de su frente, como si alguien estuviera apretando ahí.

- Sabes que eso fue hace años. ¡Y no fue gustar, gustar! - se quejó Renjun.

- Ya, ya - escuchaba como la otra persona se reía -. Solo creíste durante un buen tiempo que éramos pareja solo porque te di un beso.

- ¡Fue mi primer beso! Lo estaba reservando para alguien mejor que tú - lo acusó.

- No hay nadie mejor que Lee Jeno - bromeó el otro.

La conversación siguió pero Jaemin dejó de prestar atención. Apoyó su cabeza contra el metálico costal de una de las tantas taquillas. El frío parecía estar disminuyendo, aunque fuera un poco, el dolor.

Sabía que todo aquello donde su hermano lo había metido solo le iba a traer consecuencias negativas. Ahora se sentía demasiado dramático por todas las teorías que su mente estuvo haciendo todo ese tiempo. Siempre pensando qué era aquello que podría haber molestado a Renjun, siempre creyendo que sería a causa de Lee Jeno. Pero no, Renjun lo había ignorado porque no confiaba lo suficiente en él como para confesarle que le gustaba Lucas.

Por dios, ¿qué clase de amigo se creía Renjun que era? De haberlo sabido, no hubiera buscado tanto a Lucas. O hubiese al menos entendido el comportar de su amigo. Ahora ya no quería alejarse de Lucas. Lo había ayudado tanto durante aquel mes. Miró su muñeca, perfectamente vendada, una vez más, por Jeongin. El pequeño se había dado cuenta poco después de que Lucas y Yangyang hablasen con él.

Yangyang... Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar como el chico le había confesado que antes de ir a Corea, en su país natal había sufrido de acoso escolar. Le había contado a grandes rasgos su experiencia, todo el estigma contra los asiáticos que había recaído sobre sus hombros, todas las bromas acerca de que se veía igual a todos los asiáticos, sobre que cada asiático que veían por la calle podría ser su primo. Como le confesó que, en un principio, creyó que aquello estaba bien, reírse de ello era bueno. Se trataba de un chiste, una broma entre colegas. Pero le dolía, le dolía y para no expresarlo se dañaba más a sí mismo. Hasta que su madre lo encontró una vez, con la muñeca recién abierta y el cristal todavía manchado de sangre en su mano. Si ellos te hacen daño, ¿por qué te haces daño también a ti mismo?

Haber tenido una conversación tan abierta, tan libre de estigmas, tan comprensiva. Conocer la experiencia de otra persona, dar a conocer tu punto de vista con respecto a tu vida. Jaemin llevaba tanto tiempo callando, las cosas se le iban acumulando. Su ansiedad social junto con las inseguridades por la falta de confianza de su hermano hacia él, por el miedo que tenía acerca de todo lo que estaba pasando a su alrededor (y de lo que él cada vez tenía menos idea, como si fuera un mero espectador) y, por supuesto, Renjun. Que alguien estuviera ahí para escucharlo, para entenderlo sin ser juzgado.

- ¿Jaemin?

Jaemin se giró para encontrarse con uno de los amigos de Lucas, que lo miraba algo preocupado.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? - murmuró Jaemin - Lucas dijo que siempre llegáis a lo justo.

- ¿Temprano? - cuestionó el chico, ahora más preocupado que antes - Jaemin, quedan pocos minutos para que la campana suene. Lucas te está buscando por todas partes porque no te ha visto en tu aula.

- Pero si... - quiso negar Jaemin, pero de repente se dio cuenta del ruido que había a su alrededor. ¿En qué momento había llegado tanta gente? ¿Y cómo es que no se había dado cuenta? - Perdón, creo que me he quedado dormido sobre la taquilla - improvisó.

El chico afirmó no muy seguro de si debía creerle o no. Jaemin no se veía demasiado bien, pero la campana sonó dando inicio a la jornada lectiva. Jaemin se despidió y bajó despacio las escaleras. Su cuerpo se sentía algo pesado. Estaba deseando llegar ya a su casa y acostarse un rato. Recuperar esas horas de sueño que su cuerpo claramente exigía.

The couples game [NoMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora