La rueda del "fortamor".

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Lo que antes era un lugar oscuro y frío, se convirtió en un completo mundo encerrado lleno de luces y aparente diversión.

—¿Hay alguien aquí? —preguntó Chat Noir alzando la voz.— ¿Holaaa?

—¿Crees que van a contestarte? —preguntó Marinette, alzando una ceja.

—¿Quién sabe? Puede que sea mi cita —le guiñó un ojo con una sonrisa de lado.

La azabache se cruzó de brazos haciendo una mueca. Realmente no entendía porqué de repente las luces se habían encendido, y la feria comenzaba a funcionar con normalidad. La única diferencia es que antes estaba lleno de personas y ahora solo eran ella y Chat Noir.

Y su cita, seguramente.

—Pues será mejor que vaya buscando mi camino...—susurró Marinette dándose la vuelta— Suerte en tu cita, evita hacer bromas innecesarias.

El héroe la observó alejarse. Ese podía ser el momento en que se destransformaba e intentaba contactar a Kagami, no quería ser mal educado y dejarla plantada, pero pese a que revisó su móvil, una y otra vez no había mensaje de ella.

Su mirada volvió a la espalda de la azabache, quien golpeaba con sus dedos su teléfono, intentando pegarlo a su oído y resoplaba frustrada.

Chat Noir tragó saliva y caminando hacia ella, habló.

—¿Sabes? Mientras tú esperas a tu chico y yo a mi chica, podíamos intentar disfrutar un poco del parque, ¿Qué dices?

—¿Hablas en serio? —inquirió soltando una risa— ¿Qué diría tu chica si llega a verte conmigo jugando a las maquinitas?

—Bueno, que...—se acercó un poco— mi compañía es tan fantástica que una fan no ha podido evitar querer pasar tiempo conmigo.

—¿Ahora son tu fan?

—O la chica que tiene un amor platónico en mí —le restó importancia— Como tú quieras.

Con las mejillas ardiendo, rodó los ojos.

—Solo unos minutos, en lo que mi botón de oro, aparece.

Chat Noir soltó lo más parecido a un grito y se movió emocionado, antes de tomar su mano y obligarla a correr junto a él dentro del parque.

Desde lejos, Luka y Kagami miraban la escena tan curiosa.

—Siento que esto será un error.

—Confía en mi —Luka le guiñó un ojo— Sé lo que se traen esos dos.

Pero lo que la japonesa notó fue que él no tenía ni un solo gramo de duda en su ser, cómo si de verdad conociera cada una de las intenciones, secretos o sueños que aquellos enamorados poseían.

Y eso le hacía dudar.

Sabía de lleno —gracias a unas pláticas con Marinette— que el guitarrista si solía ser bueno con las palabras pese a que dijera que no era así, y que de alguna extraña forma lograba ver el alma de las personas.

Por un segundo, tuvo la ilusión que quizás pudo ver la de ella.

Negó con la cabeza intentando concentrarse. Lo importante ahora era hacer tiempo en lo que Adrien llegaba, pese a la extraña sensación de que eso no ocurriría.

—¡Hola, chicos! ¡Pasen, pasen! ¡No sean tímidos!

De una forma sorprendente pero espeluznante, un hombre sacó la mitad de su cuerpo de uno de los puestos.

El héroe y la azabache se detuvieron en su andar, mirándose unos segundos antes de caminar precavidos hacia el hombre.

—¿Gustan participar y ganar uno de estos increíbles premios?

You with the "always" included [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora