Verdad y Mentira.

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Cuatro días después.

—Y vivieron felices para siempre, fin —dijo Marinette mientras veía el cielo iluminado por las estrellas a través de la trampilla de su habitación— ¿Te gustó el cuento?

Con cuidado bajó la mirada al chico que reposaba a su lado, sus ojos se conectaron y ella sonrió al verlo sonreír también.

—¿Qué?

—Es que me gusta mucho tu voz —dijo Chat Noir estirándose para besar su mejilla— Te extrañé mucho hoy.

—Pero si nos vimos anoche —Sonrió ella, pasando sus dedos por el cabello de su novio— ¿Tanta falta te hago?

—Mucha, mucha —dijo él, arrugando su nariz— ¿Cómo no extrañaré al amor de mi vida?

—¿Algún día te cansarás de coquetear?

—¿Contigo? Jamás.

—Oh —Se separó y alzó una ceja— ¿Así que coqueteas con más chicas?

Chat Noir se alarmó y se sentó casi de un salto.

—¡No, no! ¡Claro que no! —jadeó— E-Es solo que... yo me refería a que me encanta coquetear contigo, pero solo lo hago contigo, jamás lo haría con alguien más, yo te quiero a ti y solo a ti y nada... ¡y-yo no soy un infiel!

Marinette comenzó a carcajearse.

—¡Chat, tranquilo! ¡Solo estaba molestándote! —carcajeó. Se acercó a él y besó su mejilla— Yo sé que tú no coquetearías con nadie más, no al menos mientras estemos juntos.

Él sonrió y cerró sus ojos ante el tacto de ella.

—Y como siempre estaremos juntos, nunca más coquetearía con alguien que no seas tú.

Chat Noir besó la mano de Marinette y para intentar recrear el cómodo ambiente que habían tenido hacía un rato, juntó sus frentes y jugó con la punta de sus narices, rozándolas, soltando el sútil aire que erizaba sus pieles.

—Marinette.

La voz de su madre le hizo dar un brinco y por instinto apartó a Chat Noir de ella logrando que se pegara contra la pared.

—¡M-Mamá! —exclamó Marinette intentando acomodar su cabello— T-Te dije que tocaras antes de entrar.

—Disculpen, no quería interrumpir —Sonrió Sabine colocando una bandeja en donde habían varios bocadillos— Solo vine a dejar un poco de lo que sobró en la panadería para ti y tu novio el cuál parece que ya rompiste. ¿Todo bien, Chat Noir? —preguntó la mujer al ver al superhéroe acariciando su cabeza debido al golpe.

—Sí, señora Dupain Cheng, todo bien —dijo con una mueca.

—Sabine, Chat Noir, soy Sabine —le recordó— ¿Y bien? ¿Cómo va todo?

Desde que se atrevió a contarle a su madre su verdadera identidad, Marinette había logrado hablarle de cada aventura y momento que París no se enteró acerca de Ladybug y Chat Noir.

Le reveló la cita romántica que él una vez preparó en un tejado solo para ella, así como todo lo que admiraba de Chat Noir.

Lo más importante fue cuando hace cuatro días, después de que ella y Chat Noir pudieran admitir sus sentimientos y besarse bajo la luz de la luna, él la llevó a casa y Marinette corrió a contarle casi todo a su madre, exceptuando un poco los besitos y caricias dadas, claro.

Es cierto que ya tenía a Alya quién podía ayudarla, pero nada era como un consejo de su madre.

—Todo perfecto, Sabine —dijo Chat Noir, mientras miraba a Marinette acercar la bandeja de comida hacia ellos— Todo perfecto.

You with the "always" included [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora