Luisa

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Es... Complicado.

Después de morir sigues en la tierra por un año, casi como si de una mala broma se tratara estás obligado a ver como el resto llora sin consuelo... Pero es mas preocupante escuchar una risa en medio de la tormenta, supongo que no hay mucho de lo que preocuparse...

—¿Luisa? —el hombre sonrió al ver a su sobrina escondida en un rincón de su habitación— ¿Que haces aquí? Tu mamá está vuelta loca buscándote por todos lados, los invitados ya llegaron.

Cuando Bruno se acercó la niña se escondió entre sus ropas.

—No quiero salir...

—¿Por qué? Hoy es tu gran día ¡Debes disfrutar!

—Y... ¿Y si a la gente no le gusta mi don? —ante esa pregunta el hombre suspiró.

—Luisa, mi querida niña, eres ¡Perfecta! —exclamó con una sonrisa— eres fuerte, eres valiente, entusiasta y tienes el buen corazón de tu mamá... No importa cual sea tu don, la gente va a amarte.

Sola en el corredor... Y el cerrojo no abrió...

—¿Luisa...? —el hombre se acercó a la silueta de su sobrina quien parecía mirar aquel río.

—Tío...

—¿Que haces aquí? ¿No deberías estar dormida?

—No tengo sueño... No estoy cansada —su voz era monótona.

Bruno no sabía que decir para consolarla, durante los ultimas semanas había encontrado las palabras para consolar a su familia, pero esta vez sentía que no había palabras suficientes para calmar la culpa interna que sentía su pequeña sobrina.

—Tío... Se que tienes las mejores intenciones, pero no quiero que digas nada —Luisa suspiró— no lo necesito, ve con Isabella o con dolores, ellas necesitan mas apoyo ahora.

—... Mi querida niña... Tu también mereces llorar.

¿Lo merecía?

No, o al menos eso sentía después de ver como todos pasaban por alto su dolor solo para consolar a aquellos que se miraban destrozados. Incluso sus padres comenzaron a olvidarse de ella al notar como Isabella comenzaba a alejarse de la familia.

Y si sus propios padres ignoraban su dolor, entonces lo mejor era que ella también lo ignorara, así con el tiempo olvidaría a su hermana. Pero... Ella también quería llorar, nunca se lo había permitido y ahora que estaba desesperada por desahogarse no sabía como hacerlo.

—No se llorar —murmuró viendo a su tío— jamás pude... Y... —¿Que podía decir? No sabía como expresarse y no quería pedir ayuda, pero su tío Bruno estaba allí, él encontraría las palabras para ayudarla con su dolor ¿Verdad?— siento que me ahogo... No se que hacer... Tío, quiero a mi hermana devuelta.

Bruno aguantó las lagrimas, Luisa se miraba desesperada y confundida, pero sus ojos estaban secos. La impotencia de ver como su mas querida sobrina se comenzaba a autodestruir por ideas sin sentido lo estaba carcomiendo.

—Yo... No se que hacer —susurró— pero se que no puedo llorar, eso no la devolverá... Yo debo ser fuerte para consolar a la familia.

—Luisa tu... Eres fuerte, podrás con esto —¿Eso era todo? ¿Esas eran las únicas palabras que iba a decir?— el dolor se irá y tu... Tu vas a estar bien.

Allí Luisa lo entendió... Ella no merecía llorar.

—Mija... Deja que te ayudemos, se que eres fuerte y podrás superarlo, pero debes tener voluntad.

No quería ser fuerte, quería sentirse pequeña y desprotegida por primera vez deseaba ser ella a quien protegieran, quería un consuelo y alguien a quien aferrarse, pero no lo merecía... Su don le había sido dado para que ella fuera un pilar y no una carga. 

Eso ya se lo habían dejado muy claro.

—Bruno se levantó sin saber que mas podía hacer —¿No hay nada que pueda decir...? —la Madrigal lo pensó un poco.

—Antes de irte... ¿Pensaste en el daño que me iba a causar ver tu habitación vacía? 

Todo lo que tenía que decir era si, ella lo creería aun si era una mentira evidente, pero necesitaba escucharlo, necesitaba pensar que su tío había pensado en el dolor que le causaría a ella.

—Yo... —Bruno suspiró.

Ni siquiera  era capaz de mentirle y aún así ella estaba dispuesta a creerle... ¿Que tan patético era eso?

—¿Viste la muerte de Mirabel? —no hubo respuesta— entonces dime, ¡¿Que mas puedes hacer por mi?! 

—Luisa....

—¡¿Eso es todo?! ¡¿Repetirás mi nombre hasta el cansancio esperando a que algo cambie?!

—Yo... No se que decir...

—........ Ja... Jaja.... JAJAJAJAJAJAJAJA —una risa incontrolable mezclada con algunas lagrimas comenzaron a surgir—sabes... Yo enserio te estuve esperando por años... Quería que Mirabel conociera algo mas de ti además de esos estúpidos rumores... Jajajajaja Dios, que estúpida soy.

La mirada de la joven comenzó a empañarse con lagrimas que nunca salieron del todo.

—Antes rogaba por que volvieras y ahora ruego por volver a ver a mi hermana, ¡Dime! ¿Quién será el siguiente? Vamos tío, dame una pista... Usa tus runas y dime cual será mi siguiente ruego.

—... Espero que recapacites pronto... Necesitas entender el dolor de los demás —sin poder hacer algo más el hombre suspiró y tomó su rumbo de regreso a casa sin mirar atrás.

Esta es la familia Madrigal... Hogar de mi gente en Madrigal...

Ahora estaba sola de nuevo, nuevamente tirada en ese río, pero algo era diferente. El silencio que antes solo era acallado por el sonido de la corriente ahora era opacado por unas carcajadas que no paraban.

El aire comenzaba a faltar, pero el ataque de risa no cesaba. Cada vez mas recuerdos de Mirabel llegaban a su mente y eso la hacia carcajearse sin remordimientos. De repente su cuerpo comenzaba a sentirse ligero o tal vez era la falta de aire lo que la hacía sentirse así.

La risa de Luisa perduró durante toda la noche haciendo eco en el pueblo y la finca, pero al amanecer todo cesó y el pueblo volvió a despertar con un grito de pánico.

Esto era irónico... 



...

... Me pregunto que habrá pasado, pero ni modo toca quedarse con la duda.

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