𝐶𝑎𝑏𝑎𝑛̃𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑙𝑖𝑛𝑎 (𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒)

28🍃

Un año y nueve meses después...

Severus miró la carta en sus manos con incredulidad. Hacía bastante tiempo que no tenía noticias de Sam Parker, el agente inmobiliario de New Mills. Había aceptado el arrendamiento a toda prisa, simplemente porque no podía soportar la idea de que ninguna otra persona viviera en lo que él siempre consideraba la casa de Hermione. Sin embargo, había sido útil, porque significaba que seguía teniendo acceso al jardín. Sólo había entrado en la casa una vez, justo después de recoger las llaves. Había sido difícil y, para colmo, había encontrado su carta a Hermione apoyada en la repisa de la chimenea, sin abrir. La guardó. Y ahora esto.

"Estimado señor Snape,

De acuerdo con su contrato de arrendamiento en Casa de la Colina, le escribo para informarle de su aviso de un mes para desalojar la propiedad.

La propietaria y su familia van a regresar y desean utilizar la casa como su hogar permanente, y es poco probable que la comercialicemos para su alquiler en el futuro.

Sin embargo, tengo otras propiedades listas para su ocupación inmediata. No dude en ponerse en contacto conmigo.

Atentamente,

Sam Parker
Agente inmobiliario de Rowcliffe".

Severus miró fijamente el aire que tenía delante, su mente era un completo torbellino. Hubo dos cosas que le llamaron la atención de inmediato. En primer lugar, que tendría que dirigirse a Hermione para seguir teniendo acceso a su jardín. Algunas de las plantas que estaba cultivando eran esenciales para la supervivencia de Minerva. No estaban más cerca de descubrir su enfermedad o una cura, pero al menos sus pociones de reposición, reforzadas y mejoradas por su incansable experimentación con sus plantas, habían aumentado un poco su fuerza física. Severus la visitaba a diario, la mayoría de las veces al final de una larga jornada escolar. Daba un poco de gracias porque sólo dirigía el maldito lugar. Se habría quebrado antes si hubiera tenido que dar clases en el negocio.

La otra cosa en la que no podía dejar de pensar, ya que tenía la carta desde hacía una semana y no podía dejar de pensar en ella, era la referencia a la familia de los propietarios. La maldita bruja debía de haberse casado y embarazado en Estados Unidos, y ahora había vuelto para alardear de ello y jugar a las familias felices, justo en su maldita puerta.

A decir verdad, no estaba viviendo en Spinner's End. Apenas había puesto un pie en el lugar desde que había sustituido a Minerva, y en su lugar había tomado habitaciones en el ala de invitados cerca de la torre de Astronomía. Le gustaban bastante sus nuevas habitaciones, sobre todo porque tenía una ventana y no tenía que iluminar sus aposentos con la luz de las velas durante el día, a diferencia de las mazmorras. Incluso había podido montar un laboratorio completo en una de las habitaciones libres. Pero eso no era realmente lo importante.

La cuestión era que Hermione seguía ocupando la mayor parte de sus pensamientos despiertos, y muchos de los nocturnos. Su ira hacia ella se había disipado en el último año, porque la amaba, y sabía que siempre lo haría.

Entonces, ¿cómo podía acceder al jardín sin toparse con su nuevo hombre y hechizarlo hasta la próxima semana?

Hermione se detuvo a respirar profundamente antes de abrir la puerta del taxi. La casa de campo estaba casi igual, salvo por el seto, que había crecido mucho desde que Severus lo había cortado la última vez. Se dio cuenta de que el último inquilino probablemente no había tenido tiempo de hacer nada con él. Miró a Donovan, dormido en la sillita de bebé a su lado, y sonrió suavemente.

"Gracias, Mike" dijo en voz baja, abriendo la puerta y sacando a Donovan lentamente para no despertarlo.

Mike sonrió y asintió, bajando del asiento para abrir el maletero. Sacó las tres grandes maletas y se preguntó en silencio cómo se las había arreglado la joven en el tren con el bebé y todas sus pertenencias. También se preguntó cuándo habría llegado el bebé y dónde estaría el padre de la pobre criatura, pero no dijo nada.

Hermione había renunciado al tren en favor de aparecerse por etapas en la mayor parte de la distancia. Había agotado su magia, pero así podía reducir su equipaje y concentrarse en mantener al bebé tranquilo. Aterrizar en un arco aislado de la estación había sido ideal, y no le había sorprendido en absoluto encontrar a Mike todavía trabajando en su cabina.

Al empujar la puerta, Hermione suspiró al oír un familiar chirrido de bisagras oxidadas. Donovan empezó a retorcerse en su asiento, y ella se apresuró a subir el camino y abrir la puerta, entrando y colocándolo en el sofá. Al cabo de un momento, se acomodó, con el labio inferior empujando hacia fuera en un mohín mientras inhalaba y exhalaba. Hermione sacudió la cabeza. No podía creer que hubiera hecho tal milagro. Se volvió hacia la puerta cuando oyó a Mike resoplar por el camino.

"Deberías haberlas dejado, Mike, yo lo habría hecho", dijo, mirando fijamente mientras levantaba la tercera maleta junto a las otras.

"Está bien, señorita Mellor. No sé cómo se las arregló para empezar, con el pequeño y todo eso", hizo una pausa, obviamente esperando una explicación.

"Tuve algo de ayuda" dijo Hermione, desviando la mirada y alcanzando su bolso. "Aquí tienes". Ella sonrió mientras Mike miraba el dinero en su mano. Le había dado un poco más por su esfuerzo, y también para animarle a que se fuera cuanto antes.

No la decepcionó. Con un saludo alegre, volvió a bajar por el sendero, y Hermione esperó a que se perdiera de vista antes de sacar su varita y arreglar el seto cubierto de maleza.

Cuando volvió a entrar en la casa, Donovan estaba completamente despierto y miraba ansioso por la habitación. Su espeso pelo negro se estaba volviendo demasiado largo y se frotaba los puños con él, en un intento de quitárselo de los ojos.

"Estás despierto, hombrecito", le dijo Hermione. Desenganchándolo, lo levantó de su asiento y lo sentó cómodamente en su cadera. "Bienvenido a casa, Donovan" dijo, dándole un beso en su suave mejilla. Donovan soltó una risita y le cogió un puñado de rizos con suavidad. A Hermione siempre le sorprendía que él supiera no tirarle del pelo con demasiada fuerza, y le encantaba cogerlo, casi como un consolador. "Vamos a echar un vistazo, ¿de acuerdo? Así podremos decidir qué hacer primero".

Hermione subió las escaleras y recorrió el último piso de la casa. En la pequeña habitación con cajas, le dijo a Donovan que cuando fuera mayor dormiría aquí, con una estantería para todos sus libros de cuentos y una gran caja para todos sus juguetes. Como sólo tenía un año, sólo se rió y gorjeó un poco, pero ella se lo dijo de todos modos.

Cuando llegó a la puerta de su propia habitación, asomó la cabeza lentamente. Estaba exactamente como la había dejado, lo que la sorprendió mucho. La cama no se había movido, los libros que había dejado junto a la cama como bienvenida al nuevo inquilino estaban intactos, con una fina capa de polvo encima. Frunció el ceño, desconcertada, pero continuó con la visita y el reencuentro. Después de vivir en su espacioso apartamento durante más de un año, la casa le parecía mucho más pequeña de lo que recordaba, pero de una manera acogedora y hogareña. Empezaba a sentirse como en casa.

De vuelta a la planta baja, Hermione intentó abrir la puerta trasera con la voluminosa llave mientras hacía malabares con Donovan al mismo tiempo, pero finalmente lograron pasar y salir al jardín. La mesa de los pájaros seguía en pie, pero estaba tristemente libre de migas.

"Tendremos que empezar a alimentar a los pájaros, Donovan. Puedes ayudarme con eso, ¿verdad, cariño?", dijo ella, sonriendo mientras él intentaba agarrarle la nariz.

Dieron un paseo por el lateral de la casa y Hermione tomó aire antes de mirar las tres ordenadas parcelas que había cavado para Severus todos aquellos años. Esperaba que estuvieran llenas de maleza y descuidadas, y se quedó boquiabierta cuando vio todo lo contrario.

Cada parcela del jardín estaba libre de malas hierbas, exuberante de vegetación y ordenada hasta el punto de ser casi irreal. Hermione trató de entender lo que estaba viendo, pero en el fondo lo sabía.

Severus seguía utilizando el jardín de la Casa en la Colina.