𝐶𝑎𝑏𝑎𝑛̃𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑙𝑖𝑛𝑎 (𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒)

43🍃

Leer primero el capítulo 42

Por un breve momento, el silencio en el laboratorio de Severus fue ensordecedor. Barnabus Speight miraba fijamente a Severus y parpadeaba furiosamente detrás de sus gafas, y Alicia permanecía inmóvil pero sin establecer contacto visual con ninguno de los dos.

La única persona que realmente pensaba con claridad era Severus.

"Me disculpo, Barnabus, señorita Maines, pero tengo que irme inmediatamente" dijo apresuradamente.

En un remolino de color negro, corrió hacia el laboratorio y entró en su habitación. Corriendo hacia su escritorio, abrió un cajón y cogió algo, y luego se apresuró hacia el Floo, donde gritó: "Casa de la Colina".

Llegó y vio a Lexie sentada en el sofá con Hermione, consolándola mientras lloraba sobre su hombro. La joven jadeó al ver aparecer a Severus.

"Señorita Flint. Me pregunto si le importaría llevar a Donovan a dar un paseo mientras yo hablo con su madre". Habló con una voz tranquila que contradecía las emociones que se agitaban en su interior. Había sido un maldito tonto al no darse cuenta de lo que estaba pasando y ahora tenía que hacérselo ver a Hermione también.

"Por supuesto, profesor" tartamudeó ella. Se separó de Hermione con una mirada interrogativa, y Severus sintió un alivio cuando Hermione lo miró con los ojos húmedos y luego asintió a Lexie.

"Estaré bien. No te apresures a volver, Lexie" dijo en voz baja, frotándose ligeramente la cara con el dorso de la mano.

Lexie cogió a Donovan y se lo llevó arriba para que se pusiera la ropa de exterior, mientras Severus organizaba todo lo que ella necesitaría y montaba su cochecito junto a la puerta principal. Hermione se sentó aturdida y observó dócilmente todo lo que ocurría a su alrededor. Al cabo de unos instantes, su hijo y la chica contratada se habían ido, dejándoles en silencio.

"Siempre hacemos un desastre", dijo Hermione con tristeza.

"Creo que esta vez hemos tenido ayuda" dijo Severus, sentándose lentamente a su lado.

Hermione se apartó el pelo de la cara y se volvió para mirarle.

"Me refiero a tu supuesta amiga Alicia" dijo en voz baja.

"No la metas en esto, Severus. Ha sido muy buena amiga mía, no tiene nada que ver con ella", afirmó Hermione.

Severus miró a Hermione y sus ojos se suavizaron. Extendió la mano y la tomó entre las suyas, apretando suavemente. "Confío en la pequeña Gryffindor" dijo. "Pero pusiste tu confianza en la persona equivocada, Hermione. Supongo que no te habrá dicho que se me insinuó, ¿verdad?"

Hermione retiró la mano y se puso de pie con las manos en las caderas. "Será mejor que me digas qué ha pasado, Severus Snape, o que me ayudes..." Sacó su varita del bolsillo y la hizo girar entre sus dedos.

"No pasó nada. Pero sé cuando una bruja está haciendo una jugada. La señorita Maines dejó muy claro que no es sólo la amistad lo que le interesa" dijo Severus.

Hermione se sentó abatida a su lado, tratando de dar sentido a lo que decía. Alicia no le haría eso. Ellas eran amigas. Eso no es lo que hacen los amigos. Sus ojos se dirigieron a él.

"Muéstrame", dijo con firmeza.

"Por supuesto", aceptó él. ¿Qué mejor manera de que Hermione viera lo que pasó con Alicia?

Se colocó delante de ella y sus ojos se cruzaron mientras susurraba: "Legeremens".

Los recuerdos pasaron tan rápido que a Hermione le costó darle sentido a todo. Severus estaba tan desesperado por que ella viera la verdad, pero ésta salía en forma de revoltijo. Suspiró y se apartó, rompiendo el contacto visual.