Capítulo 6. Tratar

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No mentiría que se sentía bien despertar entre los brazos de la menor, con su mejilla pegada a la altura de su corazón y seguir arrullándose con el sonido del latir. Pero cuando fue más consciente que se habían quedado dormidos en su departamento mientras veían una película y que prácticamente se encontraba dormitando encima de su cuerpo y con nada de espacio personal.

Retuvo la respiración y cerró los ojos cuando sintió un movimiento por parte de Leah debajo suyo, y notó como una mano propinaba leves caricias en su nuca, haciendo que volviera a arrullarse contra la piel ajena y soltando un suave gruñido por lo bajo.

—Suenas como un lindo gatito cuando gruñes.—El comentario lo hizo saltar de su lugar, y sin calcular que tan cerca de la orilla del sillón se encontraba, por querer levantarse a las prisas terminó cayendo sentado en el frío suelo en un estruendoso sonido que provocó que Leah se sentara rápidamente.—Oh mi dios, ¿Te encuentras bien?

—Yo, sí... Uh, es-estoy bien.—Se levantó rápidamente y mantuvo su distancia mientras su mirada se enfocaba en el piso. 

—¿Seguro? Realmente sonó como un golpe fuerte.—Leah se levantó y caminó hasta quedar delante suyo, posando su mano en su mejilla.—Ese fue un despertar demasiado malo.

Asintió sin atreverse a verla, y es que se encontraba tan abochornado y procesando los eventos del último instante que temía decir algo malo. Aún no se terminaba de acostumbrar a su cercanía con Leah, aún le costaba creer que realmente habían iniciado una relación más allá de solo amigos y que inclusive había noches que pasaban en el departamento del otro. 

Pero jamás había sucedido despertar de esa manera tan cerca, sintiendo la calidez de su cuerpo desprendiendo contra el suyo; y mas allá de eso, sentirse descansado. En rara ocasión amanecía relajado y sintiendo que había descansado lo suficiente como para iniciar su día, pero ahora era diferente. 

Por primera vez en mucho tiempo sintió que podía relajarse, pero eso le aterró.

—Tengo que ir al centro comercial a comprar algunas cosas, ¿Te gustaría acompañarme? Podríamos aprovechar e ir a desayunar, si quieres.—Extendió la invitación con una sonrisa y se alejó cuando pensó que pasó el límite establecido de cercanía.

Y es que no por nada Leah había pasado todo el tiempo observándolo y analizando su comportamiento; De primera vista Daniel parecía un tanto complicado de leer, pero cuando encajó todas las piezas del rompecabezas, fue entendiendo lo que le gustaba y lo que no. Y podría sonar difícil, pero realmente no era nada laborioso, en cambio, le gustaba poder sobrellevarlo.

—Claro.—Aceptó con un gesto de barbilla y vio como Leah se dirigía hacia el pasillo para tomar una ducha rápida. 

Había ocasiones, y una de esas pasaba en ese momento, en los que se sentía desorientado por la confianza depositada. Habían sido meses largos donde quería ignorar sus sentimientos, pero cuando aquella noche después de salir del bar se habían besado y fue cuestión de semanas para formalizar una relación. 

Pero, si de algo se encontraba seguro, es que no se arrepentía de aquello.

Salió de su trance de pensamientos cuando vio como perdió todo este tiempo pensando en los acontecimientos pasados mientras que Leah salía con el cabello húmedo y señalando detrás suyo. —¿Te apetece bañarte antes de irnos?

Asintió y casi corrió hasta el baño para refugiarse. Y mientras se desvestía y se percataba de la situación, entendió que saldrían por primera vez juntos, a plena luz del día como una pareja, y se reprendió porque no sabía como actuar.

¿Habían salido anteriormente? Sí, pero sus citas eran nocturnas, en la soledad de la luna y eran paseos cortos de un departamento a otro, ahora se sentía completamente diferente. 

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