Capítulo 1. Inicio

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Paciencia, paciencia, paciencia. 

Se tenía que repetir una y otra vez mientras pasaban por las tiendas de ropa y cargaba con todas las bolsas que su novia lo hacía tomar mientras se probaba todo aquel conjunto que le llamara la atención. Habían pasado horas desde entonces y solo quería encontrar un lugar para descansar y tomarse un respiro de todo lo abrumado que se sentía.

—¿Qué te parece este? ¿O este? No, mejor este sin duda alguna.—Comentó con voz chillona y agarró los tres conjuntos de vestidos que vio al entrar a la tienda.

—Bebé, tengo que llegar a donde mi padre porque quiere verme, ¿Qué te parece posponerlo y...?

—¿Perdón? ¿Estás diciendo que tu padre es más importante que yo?—Lo miró con el semblante indignado y pudo intuir que un berrinche se avecinaba. 

—No dije eso, solo que mi padre requiere de mi presencia y tengo que irme justo ahora. Pero podemos regresar en otra ocasión y comprar todo lo que quieras.

—Como sea, no quiero nada de esto de todas formas, eres el peor novio de la historia.—Dejó la ropa en su lugar y salió molesta de la tienda mientras atraía miradas curiosas en su dirección. 

Daniel se sorprendió de sus palabras, ¿El peor novio? No, eso no podría permitirse serlo, él estaba para complacer a su bella novia y escuchar todo lo que necesitara, siempre había sido de esa forma.

—¡Amor! No, no digas eso, volvamos y compremos aquellos vestidos que habías agarrado.—Se precipitó hasta quedar frente suyo y sonrió apenado con las personas que pasaban y golpeaban las abultadas bolsas de ropa.

—Vete, claramente tu padre es más importante que yo, no te necesito.—Desvió la mirada con gesto aburrido y sacó su celular.—De todas formas iré a tomar un café con Brandon, puedes irte ya que él me recogerá.

—¿Quién es Brandon?—Recapituló el nombre de su lista de amigos y no recordaba nadie que se llamara de esa forma.

—No lo conoces, lo conocí hace unas semanas por mis amigas. Ya está a punto de llegar, nos vemos.—Sonrió por algo que vio en el celular y se despidió ajena con un simple gesto de mano, restándole importancia. 

—Pero tus cosas...—Murmuró bajando el volumen mientras veía como se alejaba a la salida del centro comercial. 

Había en ese tipo de ocasiones que dudaba de su relación, pero la forma en que había entrado en su corazón y cegado por los sentimientos despejaba sus dudas y creía que todo aquello era solo lo que uno debe de enfrentar en una relación.

Pero cuando inexperto era. Se negaba a ver todas aquellas señales y alarmas que sonaban cada que ese tipo de eventos sucedían, aferrándose a la ilusión de ser correspondido.

Salió hacía su vehículo y como pudo acomodó todas las bolsas en el asiento trasero, en una oportunidad iría a dejarlas en su departamento, el cual compartía con ella. Emprendió su camino hasta aquel restaurante que tanto disfrutaba comer con sus padres y después de dar el nombre de la reservación lo encaminaron a una de las mesas a un lado de los ventanales, viendo como su padre bebía de un vaso puesto frente a él. 

—Pensaba que no vendrías.—Sonrió ante la presencia de su hijo.

—Estaba en el centro comercial con Megan, quería comprar unas cosas y la acompañé.—Tomó asiento frente suyo y se dispuso a ordenar algo para comer.

—Megan... Sabes que tu madre no está conforme con esa relación.—Mencionó una vez que la mesera se retiró con el pedido y lo miró fijamente

—Papá, ya hablamos de esto.—Se encogió de hombros, detestaba tener que hablar sobre su relación con sus padres cada que se encontraban.

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