El dios del vino, se encontraba en una fiesta que el mismo había organizado, todos los dioses estaban invitados y se divertían en dicha fiesta.
Atenea, no era una diosa, que le gustase ese tipo de eventos, pero realmente parecía divertirse junto con Heracles que bailaba junto a ella, también estaba Hebe con su madre platicando ahí cerca en el mini bar que estaba por ahí.
Dionisio estaba tomando vino y charlando con su mejor amigo, Hermes; sobre cómo Apolo lo había invitado a tomar vino, afuera del lugar con dos ninfas.
—Apolo me invitó a su "mini fiesta" con esas dos ninfas pero no sé si ir o no, ¿tú qué dices?— dijo Dionisio, algo ebrio a su amigo
Hermes negó —no lo sé, probablemente sea algo exclusivo para ti, ya sabes Apolo y yo hemos estado peleando mucho, se ha vuelto más egocéntrico que nunca— el no estaba invitado a eso.
A Hermes, le agradaba Apolo pero este se había vuelto más grosero con todos, incluso con sus amigos, el ego se le subió cuando se descubrió la gran cantidad de personas, querían con él.
De un momento a otro, Dionisio se levantó por irse a buscar al Dios del sol.
—nos vemos Hermes— dijo Dionisio a su amigo, que si supiera que sería última que lo vería en mucho tiempo...
—Espero disfruten de esta increíble bebida —Dijo dándole una copa a Pan y otro par de dioses más.
Hebe era la bar tender, se encontraba dándoles a todos un rico dote de vino, que Dionisio le había autorizado dar.
La chica se veía entretenida sirviéndole a cada uno, un poco del vino que no hace falta decir que estaba delicioso.
Era cansado y un arduo trabajo, pero disfrutaba de ayudar, más cuando era por sus amigos (Dionisio).
El hecho de que estuviese tan concentrada en su empleo de bar tender hacía que algunos le felicitaran por su esfuerzo e incluso se mantenía al tanto con otros dioses sobre unos temas.
Claro que también estaban los que trataban kilos y kilos de alcohol, estando demasiado ebrios para saber lo que pasaría frente a sus ojos.
Todos estaban lo suficientemente borrachos para no notar lo que pasaba afuera del lugar...
Apolo estaba con las dos ninfas, cuando derrepente Dionisio llega, sonriendo con unas botellas de vino especial que le dió Hebe.
Dionisio inicio la conversación.
—Hola, ¿Se están divirtiendo?
Las dos ninfas asintieron, Apolo le explicaba a Dionisio sobre de lo que hablaban.
Todos tomaban del vino rápidamente, se estaban poniendo muy ebrios. No se sabía si era la música o el efecto del vino, pero empezaron a tambalearse tratando de bailar tontamente. Un ruido se hace presente ahí cerca.
Alguien se estaba acercando y era la reina, Hera, que no se veía muy contenta con lo que pasaba.
La diosa se encontraba caminando fuera del lugar y se perdió, hasta ver a los cuatro "imbéciles".
—¿Que hacen par de bastarditos? —Preguntó Hera con un ceño fruncido dirigido hacia el par de dioses.
—N-nada m-mujer, t-tranquila, solo nos e-estamos divirtie- —Dijo Apolo, tratando de acercarse a la rubia, con una sonrisa estúpida e intentando poner su mano en su hombro.
—¡No me toques! —Dijo ella apartándose y se fue a otra parte—. ¡USTEDES SON UN PAR DE IMBÉCILES, ME DAN ASCO, NO SE PORQUE ZEUS LES ESTIMA TANTO, REALMENTE ME ASQUEAN, MALDITOS BASTARDOS! —Es lo último que dijo antes de marcharse de allí.
Los gritos eran fuertes, eso parecía haber hecho que se sintieran mal de un momento a otro, Dionisio se empezó a sentir mal y se sentó en el suelo, mientras Apolo puso sus manos en su cabeza, también mantenía una expresión de dolor en su cara.
El rubio inhalaba y exhalaba, al principio con tranquilidad, pero luego aumentaba la velocidad.
Las dos ninfas que también estaban pasando lo mismo, se empezaron a morir; el efecto era demasiado fuerte, ellas no pudieron resistir pero los dos dioses trataban de hacer algo para sentirse mejor.
—¡HAZ Q-QUE SE DETENGA-A, A-APOLO!— decía Dionisio, quien asustado apartó sus manos de su cara que parecía sangrar poquito de icor, mientras estamos a su cabeza en el suelo, una y otra vez
Apolo tomaba sus mechones de cabello, tratando de arrancarse los —¡N-NO PUEDO! NO PUEDO CONCENTRARME— lágrimas salían de sus ojos —¡M-MI CABEZA E-ESTALLARÁ, M-ME QUIERO M-MORIR, N-NO A-AGUANTO!—
Ambos dioses, se tambaleaban, la irritación que sentían era demasiado fuerte, tanto que si fueran humanos, se morirían de hemorragia cerebral, pero "afortunadamente" no era así.
Ninguno pudo caminar, ni hacer nada, solo desmayarse lentamente, hasta que alguien los encontrase...
ESTÁS LEYENDO
𝔼𝕟𝕧𝕖𝕟𝕖𝕟𝕒𝕕𝕠𝕤
Fanfiction━¡𝙰𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚏𝚞𝚎 𝙷𝚎𝚛𝚊 𝚕𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚒𝚣𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚖𝚊𝚕𝚍𝚊𝚍! ━𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐀𝐫𝐭𝐞𝐦𝐢𝐬𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐨𝐧𝐨 𝐬𝐞𝐜𝐨 𝐲 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐇𝐞𝐫𝐚. ━𝚈𝚊 𝚕𝚎𝚜 𝚍𝚒𝚓𝚎, 𝚒𝚍𝚒𝚘𝚝𝚊𝚜; ¡...