Deméter estaba recorriendo el inframundo, estaba en navegando en el río Estigia, estaban en la barca de Caronte, viendo, ¿por dónde podría estar esa bruja?
—De casualidad, ¿no has visto a Hecate? Es que necesito hablar con ella— le pregunta Deméter a Caronte
Este hizo un signo de negación y se dispuso a seguir navegando. Hecate no estaba tan lejos, de hecho Deméter estaba a punto de encontrarla.
La diosa bruja se encontraba, viendo que todo estuviera en orden en el inframundo, ya que Hades, estaba muy aburrido para hacerlo.
La pelo azul, sonrió cuando la vio, respiró profundo y fue a donde ella. Cuando se detuvo la barca, se levantó al lado de su amiga.
—¡Hola Hecate, cuanto tiempo!—dijo Deméter, mientras saludaba a Hecate.
La diosa bruja se volteó y sonrió.
En un tono amable le dijo —hola Deméter, me alegra verte, Dime ¿qué pasa?—
—mira lo que pasa es...— La diosa de la agricultura le contó todo lo que sabía a Hecate, quien se mantenía seria ante el asunto.
—eres la única que puedes ayudarnos, desde que Asclepio falleció, solo pocos pueden dominar de manera muy efectiva, este tipo de temas y dime...—dijo la pelo azul —¿Nos ayudarás, Hecate?—
La diosa bruja no le tomo mucho tiempo pensar en una respuesta.
—claro que los ayudaré, ¡Vamos!—sonrió simpática
Ambas diosas, cruzaron el río, salieron de ahí gracias a un hechizo de Hecate y llegarían pronto al Olimpo.
...
[ Mientras tanto en El Olimpo ]
—joder, ¿Que ha pasado?— dice la azabache, sentada en un banquito.
Artemisa estaba depresiva, su hermano y su hermanastro (uno de los pocos que le caían bien) estaban graves y no había muchas opciones de ayuda.
Lentamente, sintió como alguien se sentó al lado de ella, era Hermes.
—¿Como te sientes al respecto, Artem?— preguntó el.
Ella levantó la cabeza, dejando ver su expresión triste en ella.
—¿Como quieres que me sienta al saber sobre esta situación?— estaba a punto de llorar
Hermes sonrió levemente —lo siento es solo... que son mis mejores amigos y también me duele está situación pero que te puedo decir, yo sé que saldrán de esta, es solo cuestión de tiempo y suerte— dijo él, tratando de ver el lado positivo del caso.
El cabello de lana, trato de animarla, diciéndole que todo estaría bien.
Artemisa sabía que lo hacía para que se sintiera mejor, que aunque no lo logrará, estaba agradecida de que lo intentase.
—si quieres te puedo contar la historia de cómo casi me arranco un dedo en una brom---— se vió interrumpido al escuchar a Hestia hablar.
—queridos sobrinos, siento interrumpirlos— dijo la dama anaranjada algo apenada —pero Zeus quiere que todos estemos en el salón principal, dice que es urgente—dijo Hestia seria.
Ambos dioses se miraron a los ojos, algo bueno no hablarían allí; rápidamente los tres se dirigieron al salón principal, a ver qué diría Zeus...
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