Solo fui un estúpido reto.

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Pov Poche

Preste atención en dirección hacía donde estaba viendo Calle y sentí algo horrible en el estómago al ver a Juanpa junto con sus amigos y para colmo también a Barbie.

—¡Caray!, Ya vieron quien llegó es Bárbara López, iré a pedirle un autógrafo—Juli dijo emocionada, pero Calle la detuvo.

—Créeme Juliana, no querrás tener una foto con una víbora—Calle le dijo a Juli, quien se encogió de hombros y alzó sus manos en redención.

Cuando llegaron ellos el ambiente cambio de ser uno alegre a uno tenso, muy tenso.

—Dani…¡Estás hermosa!—Barbará le dijo a Calle viéndola de arriba hacia abajo mientras se mordía el labio inferior—Es una lástima que te falte una verdadera mujer a tu lado—ella me miró con desdén, sentí mi sangre arder al escuchar a Bárbara.

Calle sujetó mi mano con fuerza, pude ver que se había molestado por lo que dijo Bárbara, yo elegí ignorarla para no darle importancia.

—Barbará, ¿No te cansas de decir tanta estupidez?—Calle le dijo en un tono serio y molesto—No te voy a permitir que le faltes el respeto a mi novia—No pude evitar sonreír al escucharla defenderme—Ella es la única mujer que quiero y necesito a mi lado, no sé quién te invito a la fiesta, pero déjame decirte que eres más que mal recibida, estás estorbando aquí.

—Tú novia…ya veremos por cuánto tiempo más, Danielita—Ella vio a Calle, luego a mi y se alejó de nosotros.

—¡Que intensa!—Laura dijo después de que Bárbara se fuera.

—Solo hay que ignorarlos y continuar la fiesta como si ellos no estuvieran aquí—Juana nos dijo entregandonos a todos una lata de cerveza.

—Juana tiene razón, no hay que hacerles caso—Abi le dio la razón a Juana.

Calle se acercó a mí y me dio un beso esquimal mientras acariciaba mis brazos de arriba hacia abajo.

—Esta es nuestra noche, mi amor, cuando se acabe la fiesta tú y yo tendremos nuestro propio after party—Ella tomo mi labio inferior para empezar un beso desesperado y posesivo.

—Calle y Poche siempre comen delante de los pobres y me hacen sentir mal sola que carretera vieja—Escuchamos decir a Laura y ambas reímos.

Bailamos un par de canciones más con Calle. Disfrutaba tanto pasar tiempo con ella, una tensión sexual se empezaba a formar entre nosotras. Sentir sus labios rozar mi cuello y sus manos vagar de mis caderas hacía mi espada baja y viceversa me volvían loca.

—Chiquita mía, acompáñame a mi habitación, tengo algo que darte—Calle me habló en el oído, yo asentí con mi cabeza, ella tomo mi mano y me guío en silencio hasta su habitación.

Ella cerro la puerta con pasador, me sonrió y camino hasta su mesita de noche para sacar algo de uno de los cajones.

—Tengo algo especialmente para ti—Ella me dijo mostrándome una cajita negra de terciopelo.

—¿Me vas a pedir matrimonio?—Le dije bromeando y haciéndola sonreír.

—No…aún no, pero esto tiene el mismo significado—saco de la cajita un par de cadenitas de oro fino que portaban una letra, una de ellas era la P y la otra la C del mismo material con pequeños diamantes incrustados, digno de Daniela Calle.

—¿Qué harás?—Le pregunté con curiosidad.

Ella se colocó detrás de mí, colocó mi cabello a un lado de mi hombro y empezó a colocarme la cadenita.

La Eterna SolteronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora