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En una dimensión diferente, Uraraka Ochako ahora tendrá que adaptarse a este nuevo y raro mundo; donde su prioridad principal, será sobrevivir.
No es un mundo muy diferente al suyo, pero algo era seguro; esas cosas extrañas que se hacían l...
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La pequeña demonio que se encontraba dentro de la caja decidió salir al notar el silencio a su alrededor, cayendo de está al estar lejos del suelo.
Solo ignoro la reciente caída y se giro hacia cierta castaña que se encontraba profundamente dormida sobre su tan preciada caja, mirándola con curiosidad al no reconocerla.
Las extrañas marcas que aquella chica poseía en sus mejillas le resultaron bastante lindas, y sin poder evitarlo, puso sus pequeñas manos sobre ellas.
Ochako al sentir aquél tacto, abrió poco a poco sus ojos, encontrándose frente a frente con una bella oji rosa, la cual llevaba pedazo de bambú en su boca.
- ¡Waa! - Rápidamente se sentó bien en su lugar, aún teniendo la mirada confundida de la más baja - ¿Eres Nezuko, verdad? - Le preguntó ya una vez calmada.
- Mmh - Fue el único sonido que emitió, Volvió a acercarse a ella y tomo su mano, observando sus almohadillas..
- ¿Que sucede? - Pregunto una vez que Nezuko tomo su mano y la llevo a su cabeza - Oh ¡Entiendo! - Cumpliendo su deseo, coloco una de sus manos sobre su rostro y con la otra comenzó a hacerle pequeñas caricias en la cabeza, con cuidado de no activar su quirk. - ¿Asi está bien?
- ¡Mmhh!- Volvió a responder, cerrando sus ojos y aferrándose más a ella.
- Tal vez no puedas hablar por el bambú, pero te diré mí nombre, ¿Esta bien? - La nombrada volvió a mirarla, dando un asentamiento de cabeza - Soy Ochako, ¡De verdad quería conocerte! Tu hermano fue muy amable conmigo desde que nos conocimos. - Comenzó a contarle mientras Nezuko solo la miraba con atención.
Al escucharla hablar de su hermano, la abrazó con más fuerza, sintiéndose mucho más feliz al sentir cada tacto de su mano acariciando su cabeza.
- Hablando de Tanjiro, ¿Que le sucede? - Con delicadeza, se separó de Nezuko, la cual le dio espacio para que se levantará.
Al hacerlo, se acerco hacia el pelirojo. Posó sus manos suavemente en sus mejillas, las cuales se encontraban húmedas.
