Capítulo IV - Feyrer

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Feyrer - Hermoso 

—¿Disfrutas tu apodyopsis?

—Apo... ¿Apo qué?—. Su respiración se cortó al ver que el castaño, a quien acosaba con la mirada segundos antes, se sentaba a su lado.

—Apodyopsis. Cuando desvistes mentalmente a una persona—. La sonrisa pícara que caracterizaba a Deimos se había hecho presente envolviendo a Harry en un ambiente mágico.

—Yo... L-Lo siento, no quise incomodarte, es solo que nunca te he visto por aquí—. Los nervios provocaron que las mejillas del rizado tomaran un tono rojizo.

—No soy de por aquí, solo estoy de visita—. El corazón de Deimos había empezado a latir con más fuerza al ver de tan cerca a aquel humano, un pequeño picazón se asomaba en la palma de su mano.

—Soy Harry.

—Louis.

—Mucho gusto—. Harry le dedicó una sonrisa dando paso a un pequeño hoyuelo que provocó que el dios se calentara en su interior y quizá un poco en su exterior. 

—¿Te sientes bien?—. Deimos se asustó al escuchar los gritos de las personas que nadaban en la piscina, pero se asustó más al ver que el rizado también soltó un grito de dolor y se paró de inmediato.

—¡Sal del agua Louis! Te vas a quemar ¿No lo sientes? No se que pasó, el agua está hirviendo ¡Louis sal!

Deimos observó como todos salieron apresuradamente del agua, no se percató que la había calentado en a penas segundos.

—Si si, yo, quizá fue una falla del sistema de calentamiento de las piscinas—. Debía empezar a controlarse si no quería sembrar el caos en aquel mundo.

—¡Dei- Louis!—. Danu se acercó al lugar al escuchar los gritos de las personas. —Necesito que hablemos.

—Harry, ella es Dan-

—Darcy, soy Darcy mucho gusto, si me disculpas me lo llevaré un momento.

Danu arrastró a Deimos hacia los baños que se encontraban cerca del lugar.

—¿Estás demente? ¡¿Quieres que nos descubran?!

—Lo siento no fue mi culpa, es que ese chico me está volviendo loco yo necesito... Necesito probarlo.

—No es un dulce Deimos no puedes "probarlo" además, acabas de quemar a algunas personas, Kirsi tuvo que aliviar un poco sus heridas para que no sintieran mucho dolor.

—Lo sé, me controlaré.

—Si deberías, ah y lamento mucho decírtelo pero no puedes "probar" al humano.

—¿Por qué no?

—No sabemos que pasará, debemos tener cuidado, un simple toque puede alterar nuestros dones, lo sabes—. Danu observó como aquel violeta se empezaba a formar en los ojos del dios. —Oh no, no me lances esa mirada.

—No me importaría morir en el intento si de probar sus labios se tratase.

—Aléjate de el antes de que todo empeore. 

—Tu aléjate de mi si no quieres empeorarlo. 

Deimos siempre fue alguien muy decidido y no dejaría que nadie se interpusiera entre lo que quería. Salió del lugar en busca del rizado y al no encontrarlo empezó a sentir como la ira se acumulaba en su pecho.

—¡Ya estarás feliz! Espantaste a mi humano—. Dijo dirigiéndose a Danu quien se alejó un poco al sentir el calor emanando de aquel dios. 

—¿Humano?

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