Capítulo XIV - Ayurnamat

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Ayurnamat - No merece la pena preocuparse por las cosas que no podemos cambiar 

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Louis había regresado con algo de néctar y ambrosía. Habitualmente, los dioses comían en el comedor central, un lugar diseñado específicamente para el alimento, la comida de los seres se consideraba sagrada, un solo bocado de aquello era capaz de curar cualquier enfermedad humana.

—Veo que ya se llevan bien—. Dijo el castaño al ingresar a su hogar y ver como Harry montaba a Belenus mientras este daba pequeñas saltos y vueltas.

—¿Me lo regalas?—. El rizado estaba encantado con el ave. Después de salir de su baño, Belenus le dedicó una pequeña melodía que lo ayudó a relajarse. 

—Ven a vivir conmigo.

El dios quería permanecer con Harry toda su vida, quería ser quien lo viera dormirse todas las noches y ser el primero en verlo despertar. No se conocían hace mucho pero el cariño que sentía hacia el humano era más grande que todos los dones que controlaba.

Harry se bajó de Belenus y corrió hacia los brazos de su dios.

—¡Si y mil veces si! —. Le dijo mientras dejaba cortos besos por todo su rostro.

Fueron interrumpidos por el sonido de la puerta siendo tocada. 

—Debe ser Atenea, le dije que te hiciera algo de ropa ¿Puedes abrir? Iré a dejar esto en la cocina—. Dijo Louis levantando la bolsa en donde llevaba los alimentos.

El humano asintió y se dirigió hacia la puerta, si Belenus no lo seguía hubiese ocurrido una catástrofe.

A penas abrió la puerta, Donn apareció. 

—¡Suéltame ave estúpida! —. El dios no pudo dar ni un solo paso dentro de la casa, Belenus lo había tomado con sus garras y lo llevó volando lejos del lugar, lo dejaría al otro lado del bosque, así, se demoraría al menos un día entero en regresar. 

—¿Por qué no entienden que no podrán tocar a mi humano?—. Louis había aparecido de inmediato al escuchar los gritos de Donn.

El castaño tomó de la cintura a Harry acercándolo lo más que pudo.

—El no debe estar aquí—. Dijo Enzo que se encontraba cerca de la entrada de la casa. 

—¿Por qué no? ¿Les duele que Louis tenga a alguien que lo ame y ustedes no? —. Harry decidió que era hora de enfrentarse al líder de los dioses. 

—Ni un paso más o mueres quemado—. Enzo se acercó rápidamente a Harry, no pudo llegar más lejos al sentir la mano ardiente de Deimos en su pecho.

—Necesitamos que veas algo—. Aisling también había ido.

—¡Déjenme tranquilo! ¿No tienen nada mejor que hacer?

—Esto te conviene a ti y a nosotros así que no lo hagas más difícil—. Pidió la diosa entregándole el Boek Heilig.

—¿Qué?—. Dijo Louis sin entender que era lo que querían de el.

—Quita el encantamiento de la página.

El dios notó como quedaban restos de lo que algún día fue una página del libro sagrado. 

—¿Y luego qué?—. Louis los veía con desagrado, estaban arruinando su momento con el humano.

—Decidimos si el se queda o no—. Dijo Enzo.

—Me da igual lo que diga, el se quedará conmigo—. El dios no iba a permitir que lo separaran de su chico.

—Si, nos da igual, me quedaré con el—. Repitió Harry.

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