Tercer Día

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"eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma"

-Isabel Allende



La alarma me arrebato de mi paraíso, me apesadumbre, vi mi calendario, era miércoles, el miércoles había llegado como la primavera, arrasando con los acongojes del invierno, sin duda desde el lunes los días se volvieron primavera y las noches me arrojaban al invierno, buscando los brotes silvestres que jamás encontrare, deseando llegar a primavera para verlos.

Me prepare un café y le guarde en un termo viejo, camine a la estación de autobuses como cada día y me embarque en la completamente ridícula labor de abordar un autobús en hora pico, logre subir a uno que a pesar de la hora, aun no iba lleno en su totalidad, teniendo la fortuna de encontrar un sitio cercano a la puerta, lo tome y observe como se veía la ciudad, una ciudad diferente, dicen que New york es la ciudad que nunca duerme, con sus festividades, sus clubs, con todas esas actividades que se pueden realizar en cualquier hora del día.

En México, las ciudades son diferentes, yo diría que dormitan a ratos, no cuentan con tantas actividades, la ciudad que jamás descansa, ese, sin duda seria el título que ostentaría nuestro país, su gente jamás lo hace, los mexicanos no se dan el lujo de descansar, siempre están partiéndose la madre, chingándole de sol a sol, prostituyendo su trabajo por un sueldo mediocre que no alcanza ni para la canasta básica, sin duda México nunca descansa, dormita es verdad, dormita cuando sus políticos se hacen pendejos y le roban al pueblo en su cara y el pueblo dormido apaciguado a pan y circo les deja hacer y deshacer sin ninguna represaría, dormitan cuando dejan que les arranquen a sus hijos y los siembren muertos, a veces destazados, algunos sin razón aparente y las autoridades jamás hacen su labor, pero jamás descansa, pues a pesar de todas las inclemencias el pueblo siempre se levanta, se rompe el lomo, trabaja y busca mejoras, a veces desearía que esa energía que usa el pueblo, la utilizase para defenderse y recuerdo a los antepasados, sus luchas por la libertad, una libertad ficticia, disfrazada, el pueblo dormita pero no descansa y el día que el pueblo despierte completamente, ese día México renacerá.

Llegué al trabajo aun pensando en la riqueza de mi México querido, en la fortaleza de su gente, el guardia me saludo y le salude igual, hacia unos días que su hostilidad habitual no estaba presente, creo que la actitud reciproca era la culpable de nuestra mala relación, los compañeros se burlaban de mi nuevo amigo según decían, sonreí ante sus ocurrencias y me dedique a mis labores, el día no se me hizo tedioso como de costumbre, el trabajo atrapaba mi atención, a momentos como invitándome a observar con detenimiento mi labor, mi lugar en la sociedad, mostrándome algo que siempre estuvo oculto ante mis ojos, no lo pude descubrir, tal vez no era el momento.

El jefe supervisaba a ratos nuestro actuar, me lleve algunas felicitaciones por su parte por mi labor y concentración, él no sabía que mi concentración no era completa en el trabajo, el noto algo en mi al parecer, estaba enfrascado en la revisión de unos documentos cuando se acercó, me observo y dijo como quien reconoce algo que había perdido:

--- has vuelto a ser al que contrate, creí que había muerto, pero no, que equivocado estaba---- y como si hubiera hablado del clima se volteó y se alejó en dirección a su oficina dejándome pasmado.

La hora de la comida volvió a su encanto habitual, mientras comía disfrutaba de las charadas de mis compañeros, sus dobles sentidos eran regocijantes ante una pesada jornada, la agilidad estaba presenté y el que no contestaba al albur con uno propio se volvía el blanco fácil del día, la frescura mexicana nos envolvía, la festividad era parte nuestra y aun en los días más sombríos siempre la hacíamos presenté, los mexicanos teníamos la fama de burlarnos hasta de la misma muerte, con chascarrillos y bromas.

A través de tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora